La PGR ha encendido las luces de alerta.
Debido al aumento en los ataques perpetrados por el narcotráfico contra mandos de todos los niveles, la dependencia ha reforzado la seguridad de sus funcionarios e instalaciones.
El año pasado adiestró a 475 elementos de la Agencia Federal de Investigación (AFI) en protección a funcionarios para que garanticen el resguardo del Procurador, subprocuradores y titulares de las unidades de investigación de la Subsecretaría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO).
Esos efectivos también están comisionados para brindar seguridad a jueces, magistrados, testigos y víctimas de delitos que requieran de vigilancia especial por haber sido amenazados.
Los agentes adiestrados representan el 8.7 por ciento de los elementos con que cuenta la AFI, integrada por 5 mil 446.
Además de la capacitación del personal, entre septiembre de 2007 y agosto de 2008, la dependencia renovó su flota de autos blindados, al adquirir 90 vehículos con alto nivel de blindaje, entre ellos uno para el procurador Eduardo Medina-Mora.
Además, las instalaciones centrales de la PGR siguen un protocolo de seguridad estricto: los visitantes deben identificarse y sólo ingresan si tienen cita o si su acceso es autorizado por un funcionario, e incluso son fotografiados y sus huellas dactilares registradas.
En el edificio de la SIEDO se sigue el mismo procedimiento, pero además está prohibido ingresar con teléfonos celulares y radios de intercomunicación.
