Autoridades preparan la instalación de puestos para vendedores ambulantes frente al Museo Arocena, situación que ha creado polémica.
Creadores e intelectuales de la región piden que dejen libre ese espacio.
Creadores artísticos e intelectuales de la región consideran negativa la decisión del Municipio de ubicar puestos de vendedores ambulantes sobre el paseo peatonal de la Cepeda entre Juárez e Hidalgo, frente al Museo Arocena. Lejos de estar en desacuerdo con la necesidad de resolver la problemática del comercio informal, los creadores laguneros consideran que las autoridades se quedaron cortas al buscar una solución adecuada a este fenómeno, ubicándolos frente a uno de los patrimonios culturales y arquitectónicos de La Laguna.
Jaime Muñoz Vargas, escritor, editor y coordinador regional de literatura en el Instituto Coahuilense de Cultura opina: “La remodelación del Centro Histórico no sólo debe incluir el rubro del ambulantaje, sino un esfuerzo por incrementar el atractivo cultural de la zona. Así pues, poco se gana con la creación de espacios culturales si al cabo de un tiempo se ven rodeados de comercios fijos o volantes. El corredor de la Cepeda (entre Juárez e Hidalgo) debe quedar despejado, pues el Museo Arocena es ya, sin duda, uno de los puntos más importantes en el menú artístico de la región.
“El alcalde debe intervenir para evitar intrusiones comerciales a medio camino y que el corredor sea estrictamente eso: un corredor en el que las familias puedan transitar sin complicación y con la panorámica del Museo completamente abierta”.
El escritor Saúl Rosales, coordinador de literatura del Teatro Isauro Martínez, catedrático de la Universidad Autónoma de Coahuila y el único lagunero integrante de la Academia Mexicana de la Lengua comenta: “Esas calles del Centro nunca debieron haber sido cerradas, yo creo que esas calles deben ser de libre tránsito, lo que comentan de que favorece al comercio y esas cosas, lo que hace es obstruir el tránsito. Yo estoy de acuerdo con la postura del Museo Arocena, la solución debió haber existido desde antes, nunca haber cerrado esa calle. Porque también cuando estaba cerrada se convirtió en estacionamiento de unos cuantos, 6 u 8 vehículos.
“El problema de los vendedores que trabajan en el Centro no se puede solucionar así por encimita, tendrían que buscar el Municipio y el Estado, instalaciones donde se ubicaran todos de común acuerdo, para eso están los gobernantes para buscar e idear soluciones”.
El fagotista Joel de Santiago, músico fundador de la Camerata de Coahuila, integrante del ensamble Tempo Dificile y director artístico de la Banda Juvenil Salvador Jalife, coincide con la mayoría de los creadores que ven como negativa la decisión del Municipio.
“Yo creo que debe haber otra solución, no sólo que pongan a los vendedores ahí y más si queremos tener un Centro a donde la gente regrese otra vez, debe buscarse otra solución para acomodar a los informales en algún lugar, para nada están embelleciendo la ciudad o dándole una salida mucho mejor a ese tipo de fenómenos.
“Yo creo que se debe respetar las fachadas, el valor arquitectónico. Yo no digo que este mal que los vendedores tengan un lugar, pero ¿Por qué tiene que ser enfrente de un Museo? No me parece correcto ni buena solución, definitivamente deben buscar otras alternativas, no buscar soluciones a la ligera”.
Gerardo Beuchot, arquitecto y pintor, considerado uno de los principales exponentes de la plástica lagunera, por el significado de su obra como muralista, dice al respecto: “Simplemente eso es estorboso, lo mejor es tener un área libre, un área vestibular, cuando las visitas de los niños, por ejemplo se requiere un área especial para el ingreso. De la misma manera por cuestión de vista, por cuestión estética, que es una cosa elemental.
“Aunque pusieran los puestos o módulos muy completos, son cosas que de entrada son feas, le van a dar en la torre a la estética visual de la fachada del museo y el edificio Arocena; por otro lado creo que lejos del comercio informal debieron traer a esa calle librerías, tiendas de música, unas palapitas con café, algo más ad hoc con el Museo Arocena, no vendedores de piratería y esas cosas que lo que hacen es alejar al público”.
