La empleada de Chrysler Cindy Spisak (i) recibe un abrazo de Douglas Yandura luego de cumplir su último turno tras ser despedida de la empresa hoy, 12 de diciembre de 2008, en la planta Axle de Detroit, Michigan, EU.
Planea Bush utilizar dinero del rescate hipotecario para automotrices.
El plan de rescate de 14 mil millones de dólares para la industria automotriz se encuentra en respiración artificial tras su fracaso en el Senado la noche del jueves debido a la oposición de legisladores republicanos.
Entre tanto, el presidente George W. Bush, el presidente electo Barack Obama y líderes del Congreso intensifican este viernes gestiones para la aprobación de fondos de emergencia para evitar el colapso de las empresas Chrysler y General Motors.
La empresa Ford indicó que este año no necesita fondos de emergencia para sobrevivir.
Revirtiendo la posición que mantuvo hasta ahora, la Casa Blanca considera recurrir a parte de los 700 mil millones de dólares del Programa de Alivio de Activos en Dificultades (TARP) aprobado por el Congreso para el rescate de entidades financieras.
El gobierno se opuso durante las negociaciones al uso del TARP para el rescate automotriz, y logró que los demócratas del Congreso aceptaran el uso de fondos ya aprobados el año pasado para programas de eficiencia energética de los vehículos.
Tras el fracaso del plan en el Senado -pese a su aprobación bipartidista la noche del miércoles en la Cámara de Representantes-, la vocera de la Casa Blanca, Dana Perino, dijo este viernes que el gobierno considera ahora otras opciones, incluyendo el TARP.
El viraje del gobierno puso de manifiesto los temores a los efectos que tendría el colapso de la industria automotriz, considerada como la columna vertebral de la economía, especialmente en lo relacionado a recortes de empleos en la época navideña y en medio de una recesión.
Los directivos de General Motors, Ford y Chrysler pidieron inicialmente 25 mil millones de dólares, pero en audiencias posteriores ante el Congreso subieron la cantidad a 34 mil millones.
La cifra del plan finalmente aprobado por los representantes pero rechazado por los senadores fue 14 mil millones de dólares.
El plan preveía la designación de un ‘zar automotriz’ que supervisaría los planes hacia una reestructuración fundamental o, de lo contrario, una bancarrota ordenada a los fabricantes de vehículos.
Los presidentes Richard Wagoner de General Motors, Alan Mulally de Ford, y Robert Nardelli de Chrysler, con el apoyo del Sindicato de Trabajadores de la Industria Automotriz (UAW), advirtieron que el rescate evitaría el despido de más de tres millones de trabajadores.
“Si se permite que fracase la industria, los costos serían catastróficos: tres millones de despidos el primer año, reducción de ingresos de Estados Unidos por 150 mil millones de dólares y pérdida de ingresos fiscales por 156 mil millones de dólares”, alertó Wagoner en las audiencias.
Sólo en octubre pasado las ventas anualizadas de vehículos fueron de 10.8 millones de unidades, comparado con el nivel normal de entre 16 a 18 millones.
Las firmas automotrices coinciden en que los problemas de la industria derivan de la escasez del crédito a los consumidores y la actual crisis crediticia, aunque sus críticos también las culpan por su lentitud en fabricar autos más pequeños y eficientes.
La oposición al plan por parte del líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, y varios de sus colegas dificultó que los demócratas lograran una ‘supermayoría’ de 60 votos, de un total de 100, para vencer cualquier obstruccionismo.
McConnell respaldaba una enmienda de su colega republicano Bob Corker que proponía una reducción de la deuda de las empresas automotrices y un equiparamiento de los costos laborales a los de firmas como Nissan, Toyota y Honda.
Considerando diversos beneficios, los trabajadores de las tres grandes firmas automotrices estadunidenses ganan más de 70 dólares la hora, mientras que los empleados de las plantas de compañías extranjeras en Estados Unidos ganan alrededor de 45 dólares por hora.
El presidente de la UAW, Ron Gettelfinger, señaló que su gremio temía que Corker les estuviera ‘tendiendo una trampa’ al pedir concesiones que no se buscaron durante las negociaciones con el resto de participantes.
El dirigente sindical urgió al Departamento del Tesoro y a la Casa Blanca a que otorguen el financiamiento a fin de ‘evitar el inminente colapso de los fabricantes de vehículos y consecuencias devastadoras’.
El presidente electo Obama dijo esperar que ‘el gobierno (de Bush) y el Congreso encuentren todavía la manera de dar a la industria la asistencia temporal que necesita mientras exige la reestructuración que es absolutamente requerida’.
Descubren megafraude en Wall Street
Uno de los mayores escándalos en Wall Street quedó al descubierto después que arrestaron al ex jefe de la empresa Nasdaq, Bernard L.Madoff, por participar en un fraude con un fondo de inversión que puede alcanzar los 50 mil millones de dólares.
Maddoff, ex presidente fundador del Nasdaq Stock Market, fue detenido la noche del jueves después que su propio hijo denunció ante autoridades federales que su padre llevaba lo que calificó como ‘enorme fraude piramidal’.
Bajo este esquema, sólo los primeros inversionistas obtendrían dividendos de sus inversiones, dejando al resto con pérdidas, que de acuerdo con la fiscalía federal en Nueva York podría alcanzar los 50 mil millones de dólares.
Maddof, de 70 años de edad y considerado uno de los más influyentes actores de Wall Street, podría enfrentar hasta 20 años de cárcel de ser hallado culpable, y una multa de hasta cinco millones de dólares.
En adición al Nasdaq, el indicador bursátil donde cotizan las empresas del sector tecnológico, Madoff fundó en 1960 Bernard L.
Madoff Investment Securities LLC, aunque el fraude habría sido cometido a través de un fondo de inversiones que operaba por separado.
En adición a los cargos criminales, la Comisión de Valores (SEC) presentó cargos civiles contra Madoff en relación con el mismo esquema fraudulento.
