De mirada cautivadora y sensualidad salvaje, la joven luchadora India Sioux es un flechazo de belleza sobre el ring, que ha iluminado las arenas de lucha libre en México.
La encantadora presencia de la joven luchadora en el ring despierta muchas pasiones.
De mirada cautivadora y sensualidad salvaje, la joven luchadora India Sioux es un flechazo de belleza sobre el ring, que ha iluminado las arenas de lucha libre en México.
Su sola presencia en el entarimado despierta pasiones, y su lucha ágil y sensual enamora aun al más rudo.
Cierto que la India Sioux tiene sólo cuatro años como luchadora, pero prácticamente nació en las entrañas de las arenas: “Lo traía en la sangre, toda mi familia se ha dedicado a esto y no me veía en ningún otro lado”.
En entrevista, la gladiadora reconoce que al principio el apoyo en casa no fue total: “Fue un poco difícil. Mi papá no estaba de acuerdo, porque él conoce el ambiente y sabe que no es fácil, y quería evitarme todo el sufrimiento que significa estar en la lucha, pero creo que cuando algo te gusta lo consigues tarde o temprano”.
Aprender a luchar fue el primer reto: “Al principio sí me veían raro, porque es común que lleguen mujeres a entrenar y no aguantan, así que se van; pero me gané el respeto de mis compañeros”.
La Sioux es integrante de una estirpe de gladiadores de abolengo, como su padre El Hombre Bala, sus tíos El Verdugo y El Pirata Morgan, además de su primo Rey Bucanero: “La lucha libre es mi motor, si no estoy dentro de esto no me siento feliz”.
Pasión que no la ha blindado de pasar malos ratos: “He tenido malas experiencias en las luchas que se hacen sobre todo en ferias, porque no se le tiene respeto a la persona”.
Travesías que la han llevado a luchar en lugares muy extraños: “El lugar más raro donde he luchado fue en un establo, en un pueblito de Michoacán, pero todos comenzamos así y hay que valorarlo”.
“He sacrificado todo por la Lucha Libre, los momentos buenos y malos en el hogar, convivir con mi familia, pero estar aquí lo vale”, admite.
Ser luchador no es sencillo y para una mujer los obstáculos crecen: “No está bien valorada la lucha femenil, hacen falta más oportunidades para disputar un campeonato. Aunque la empresa nos ha respetado, creo que nos falta mucho”.
Sin embargo, el avance ha sido grande: “Creo que el papel de la mujer en la lucha libre es muy destacado, porque damos más que muchos hombres y procuramos mejorar todo el tiempo”.
A punto de cumplir cinco años en el profesionalismo, las metas para la Sioux son muy grandes: “Estoy regresando después de una lesión y vengo con todas las ganas de triunfar a lo grande”.
La gladiadora está ansiosa de gloria: “Se me antoja todo, cabelleras, máscaras, campeonatos, pero hay que trabajar para lograrlo”.
Pero a todo esto, cómo logra esta bella mujer mantener la sensualidad sobre el ring: “El secreto es ser constante en el gimnasio, con mucho ejercicio, porque las dietas no van conmigo”, reconoce.
De su vida en familia comparte: “Estoy casada con un luchador y mi tiempo libre lo trato de pasar con él. Nuestro matrimonio lo veo normal, obviamente nos vemos menos tiempo. Pero por otra parte nos entendemos mucho, porque ambos sabemos las exigencias de nuestro trabajo”.
La Sioux reconoce que su galán es más vanidoso que ella: “Él es más fanático de las tiendas que yo”.
“Trato de ser una mujer normal, dicen que cocino bien, me gusta bailar y escuchar música todo el tiempo, y disfruto la vida”, finaliza.
