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Democracia de opinión

DIÁLOGO

Yamil Darwich

El Gobierno de las mayorías es, sin duda, el mayor invento social político de los seres humanos, basado en el supuesto utópico de que “todos somos iguales”, ofreciendo al mundo moderno una alternativa de organización de sus sociedades, que anuncia: “las mismas oportunidades para todos”.

Indudablemente que pretender alcanzar la perfecta vida democrática es una meta difícil de lograr; quizá algunos países europeos, como los llamados “fríos”, han podido acercarse; otros occidentales, incluidos los Estados Unidos de Norteamérica, han hecho avances importantes, pero sin alcanzar los niveles superiores, aquellos por lo que es apetecible.

Winston Churchill se refería a ella diciendo: “La democracia es el peor de los regímenes… con excepción de todos los demás”; y años más tarde, el Papa Paulo VI, declaraba: “La democracia no es la mejor forma de convivir, pero no conozco otra mejor”.

Así, con tan sólo una decena de años dominando la opinión política de Occidente, la democracia se ha instalado con el prestigio de justa e igualitaria en las naciones mejor preparadas y con más recursos para atender las necesidades de sus habitantes.

Dejemos para otro “diálogo” la disposición, o no, que tenemos los mexicanos para involucrarnos en la vida democrática; por ahora y como propósito de esta entrega, revisemos lo cerca, o lejos, que estamos de ella.

En el panorama de las “odiosas” comparaciones, México es un país con gran adelanto democrático, si lo confrontamos con los latinoamericanos, particularmente algunos centroamericanos; pero igual podemos visualizarlo como enormemente atrasado, al medirlo contra algunos países europeos.

La democracia, para su estudio, también puede ser clasificada según el grado de madurez en sus organizaciones políticas y sociales:

La más elemental, la “distributiva”, cuando los integrantes de partidos políticos luchan entre ellos, al interior y exterior de las organizaciones, para “posicionar” sus plataformas, partidarios e ideas; luego vendrá la participativa, segundo nivel de perfeccionamiento, etapa en que los líderes políticos, ya “posicionados,” defienden sus posturas ideológicas o propuestas de trabajo, por considerarlas la mejor opción para los ciudadanos, quienes les encomendaron defender sus intereses y atender necesidades. Por último, la más madura: de “diálogo”, donde los representantes de plataformas diferentes y hasta extremadamente opuestas, son capaces de analizar, discutir y/o definir las mejores alternativas para actuar, aplicando programas de beneficio común; es el estado ideal, donde observamos verdaderos políticos, haciendo trabajo maduro, bien orientado y efectivo.

Nosotros aún estamos “en pañales” y un tanto entretenidos con pasiones humanas como el egoísmo y el ánimo de obstrucción a la buena construcción del ideario moderno nacional, o …¿Usted qué opina?

En ese “diálogo”, no olvide incluir algunas desviaciones de la verdadera filosofía democrática; entre ellas el populismo o la demagogia disfrazada.

Ikram Antaki, recientemente finada, una de las más brillantes pensadoras de nuestro tiempo, sirio–libanesa, radicada en México desde 1976, hizo un análisis del tema y entre varias reflexiones definió una nueva y muy importante influencia para el desarrollo y la calidad de vida democrática; lo que denominó “de opinión”, refiriéndose a los cambios, que en divulgación de las ideas, ha provocado el desarrollo tecnológico de los medios de comunicación.

La Internet, televisión, radio y prensa escrita, ocupan gran parte de nuestra vida consciente y subconsciente. Su permanente influencia en la formación de criterio y maneras de pensar, les ubican como una de las principales educadoras, ¿o deseducadoras? Parece que hacen más de lo segundo.

Así, logran penetrar en nosotros, dejando sembrados mensajes con base a repeticiones, que bien o mal intencionados nos orientan al decidir. Desgraciadamente, hoy día, pensamos y creemos más en lo que nos dicen los medios, que lo razonado por sí mismos.

Los laguneros, del lado de Coahuila, estamos viviendo una época en que pronto deberemos acudir a votar para elegir a nuestros diputados. El voto es, sin duda, la más poderosa arma para defender la vida democrática; de la misma manera, no ejercer el derecho a decidir, dejando de acudir a las urnas, es la peor decisión en el sistema político que hemos elegido. “Ser libre no es quedarse refundido en casa, sin participar en los asuntos políticos”.

Actualmente, en La Laguna de Coahuila, estamos saturados con información y mensajes políticos de todo tipo; los candidatos, para encontrar soluciones a problemas que nos aquejan, ofrecen: su capacidad intelectual, conocimiento de la administración pública, experiencia o juventud, –algunos extremadamente jóvenes– como ingredientes ideales para alcanzar el cambio.

Usted decida cuál le parece la mejor opción; yo me quedo con la mezcla de conocimiento, experiencia y buena edad para representarnos.

Hay una condición para que sigamos avanzando: nuestra participación comprometida en el proceso electoral; no hacerlo, nos hace cómplices del deterioro social que vivimos.

Le recuerdo que “La apatía política es el contrapeso y arma de los antidemócratas”; ahora le pregunto: ¿votará este domingo?

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