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PSD, Rip

PLAZA PÚBLICA

Miguel Ángel Granados Chapa

Si el propósito de Alberto Begné era cancelar la alternativa que significó el partido de ese nombre, está en camino de lograrlo. La previsible renuncia de Patricia Mercado, consumada ayer, deja al Partido Socialdemócrata (antes Alternativa socialdemócrata y campesina), sin su principal figura, el ícono cuya presencia pública como candidata presidencial permitió que esa corriente llegara a la Cámara de Diputados y a la Asamblea legislativa del DF, así como la conservación de su registro electoral. Sin ella (y sin la militancia de algunos de sus más consistentes compañeros y seguidores) es remoto que en los comicios del año próximo el PSD consiga un resultado semejante al de 2006.

A la cabeza de ese partido desde que Mercado inició su campaña en aquel entonces, Begné se propuso desplazar a la candidata presidencial, requerida de un espacio político, correspondiente a la representatividad alcanzada como fundadora y primera presidenta de Alternativa. Es de suponerse que Begné no ignoraba el significado de la ausencia que procuraba, y por ello persistió en provocarla. Lo primero era asegurarse que él, y no ella, dirigiría el partido, al que en los años recientes expuso a una riesgosa política de alianzas, que difuminó la todavía borrosa imagen de un partido que no consiguió implantarse de modo homogéneo en todo el país. Begné privilegió la táctica sobre la estrategia, la obtención de prerrogativas por encima de la construcción del partido.

Hacia adentro del mismo, Begné integró una coalición sólo unida por las diferencias de sus integrantes con Patricia Mercado. Con esas alianzas consiguió que la mayoría de los delegados a la asamblea nacional de marzo pasado, donde se decidió el liderazgo, le otorgara su apoyo. Para asegurarse de que en el Distrito Federal no sería elegida una delegación afín a Mercado, Begné y socios no vacilaron en trucar la asamblea capitalina y aun la dañaron convocando a porros que golpearon a militantes e intimidaron a su dirigente, con el propósito de que no rivalizara con Begné en la búsqueda de la presidencia del partido. A pesar de que la burda y violenta maniobra fue condenada por la autoridad electoral (que forzó a repetir la asamblea alterada), Begné se mantuvo al frente del partido.

En la asamblea nacional que le permitió ese objetivo, Begné logró otro, en la misma ruta de aminorar y aun suprimir la presencia de Mercado, Por su militancia en organizaciones civiles cuya agenda significaba eso para la porción de la sociedad preocupada por contar con una alternativa política en causas abandonadas por los partidos tradicionales, o proclamadas sólo de dientes para afuera, esa palabra, ese programa, se identificaba con Mercado. Ella encarnaba la alternativa, Y así fue a la hora de fundar el partido y de hacer campaña presidencial. De esa suerte, borrar la palabra de la denominación partidaria no sólo era una confesión de que no habría más alternativa, sino también la ratificación de un propósito excluyente.

A tales extremos llegó Begné en su búsqueda del poder interno (es decir, de la disponibilidad financiera, por prerrogativas locales y la federal), que a observadores desprevenidos sorprendió el que apenas un semestre después de su elección abandonara su cargo, conseguir el cual fue tan costoso para el partido. Arguyó para explicar su decisión el que se proponía ser candidato a diputado federal en la elección del año próximo Nadie con dos dedos de frente y mínima información puede ignorar que el PSD, aun por el hecho de estrenar un nombre que dificulta retener el voto de hace dos años, difícilmente conservará un grupo en San Lázaro, del que formara parte y aun encabezara Begné. Si en efecto cree que podría ser diputado, Begné hizo una mala apuesta.. No lo será.

Quizá la verdadera razón de su retiro deriva del pacto que le permitió derrotar a Mercado y que implicaba compartir la dirección con grupos que lo apoyaron y tienen su propio programa. Eso explica también que en su lugar fuera elegido el domingo pasado el diputado local capitalino Jorge Díaz Cuervo, un legislador muy dinámico entre cuyos activos se cuenta haber sido uno de los motores de la reforma penal que legalizó la interrupción del embarazo antes de las doce semanas de gestación.

En rápida respuesta a la elección de Díaz Cuervo, que representa el begnismo sin Begné (cuyas prácticas lo habían hecho muy vulnerable), Patricia Mercado renunció ayer martes a seguir siendo miembro de ese partido. Al marcharse, su diagnóstico sobre la organización que contribuyó centralmente a fundar no es benévolo: “Este partido, dijo, está fracturado, sin programa, desprestigiado, sin identidad y sobre todo lleno de dirigentes con las más viejas prácticas políticas, unos simples saqueadores de los recursos públicos. Ése es el legado de Begné, un partido que ha dejado de ser alternativa”. Compañeros suyos presentes en la conferencia de prensa donde Mercado anunció su renuncia insistieron en descalificar la nueva versión del partido en que hasta ahora militaron: “Socialdemocracia es reciclar a los políticos de siempre”, dijeron en carteles, donde también lamentaron “Nosotros construimos el vehículo, ellos lo convirtieron en un camión de basura, y ya la están recogiendo”.

Si hay una franja de votantes que sufraga por una marca ideológica, el PSD contenderá con el PRI, que en su reciente asamblea nacional optó por esa denominación, que oculta un nuevo conservadurismo aunque adopte algunas banderas progresistas.

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