EDITORIAL Sergio Sarmiento Caricatura Editorial Columna editoriales

La delincuencia organizada diversifica sus acciones

Jesús Cantú

La delincuencia organizada, particularmente el narcotráfico, extendió sus redes hacia otras actividades: secuestro, contrabando, venta de piratería, cobro de derecho de piso o protección y extorsiones simplemente por permitir trabajar u operar a profesionistas, vendedores ambulantes o negocios establecidos. Y, desde luego, las ejecuciones y decapitaciones, así como, los mensajes en las llamadas narcomantas son actividades terroristas, con la clara intención de intimidar y “generar alarma social”, como la definió el secretario de Seguridad Pública federal, Genaro García Luna.

García Luna compareció ante los diputados la semana pasada y más allá de dibujar un panorama poco halagador del combate a la delincuencia organizada, dijo algo que todavía es más preocupante, aunque no abundó en ello: “cuentan con una base social que les da impunidad”. Y dos semanas antes, en el marco del Consejo Nacional de Seguridad, señaló que la delincuencia había conseguido un control territorial a través de la intimidación o la corrupción y que había generado una base social, “ante una contracultura en la que se cree que la delincuencia es sinónimo de éxito”.

Esto implica que existen sectores de la sociedad que los protegen e incluso colaboran con ellos. Esta realidad me hizo recordar la entrevista que en mayo de 2006, publicó el diario brasileño O’Globo, con Marcos Willians Herbas Camacho, alias Marcola, líder de la banda criminal de Sao Paolo, Primer Comando de la Capital, donde él decía que era “una señal de estos tiempos… el inicio tardío de vuestra conciencia social”. Y señalaba enfático: “Nosotros somos ayudados por la población de las villas miseria, por miedo o por amor. Ustedes (se refería a las autoridades y los poderosos económicamente) son odiados”.

Por otra parte, el pasado domingo el diario Reforma publicó que “los cárteles del narcotráfico han extendido sus redes criminales y se están adueñando del mercado de videos y discos ‘piratas’ a lo largo del país” y en la información hacen referencia a las diferentes actividades que han asumido estos grupos delictivos: contrabando, extorsiones y hasta la producción y distribución de videos y discos “piratas”.

Esta diversificación y transformación de la delincuencia organizada no es nueva y las mismas autoridades la han reconocido en el pasado, sin embargo, lo que resulta más preocupante es que las policías no son capaces de adecuarse a los nuevos modus operandi y continúan descoordinados y departamentalizadas.

El último párrafo de la información que publicó el grupo Reforma lo revela claramente: “En la PGR, las redes de contrabando y la ‘piratería’ son investigadas por la Subprocuraduría de Delitos Federales, por lo que sus investigaciones no se cruzan con las del crimen organizado, que maneja la SIEDO”.

Por su parte, Genaro García Luna, en su comparecencia ante los legisladores, de acuerdo a la información publicada en el diario La Jornada, señaló “…que la Policía mexicana se desfasó histórica y técnicamente frente al crimen organizado, desde que éste empezó a evolucionar en la década de los setenta, cuando se ‘sofisticó’, y que en la de los ochenta utilizó ‘la globalización como instrumento para sus operaciones’, así como ‘el potencial de tecnología’”.

Nuevamente la referencia a la entrevista de Marcola es inevitable: “Nosotros somos una empresa moderna, rica… Ustedes son el Estado quebrado, dominado por incompetentes. Nosotros tenemos métodos ágiles de gestión. Ustedes son lentos, burocráticos. Nosotros luchamos en terreno propio. Ustedes, en tierra extraña. Nosotros no tememos a la muerte. Ustedes mueren de miedo. Nosotros estamos bien armados. Ustedes tienen calibre 38. Nosotros estamos en el ataque. Ustedes en la defensa... Ustedes son regionales, provincianos. Nuestras armas y productos vienen de afuera, somos ‘globales’. Nosotros no nos olvidamos de ustedes, son nuestros ‘clientes?. Ustedes nos olvidan cuando pasa el susto de la violencia que provocamos’”.

Y aunque hay quien afirma que la entrevista de Marcola es falsa y un invento del periodista y cineasta brasileño Arnold Jabor, que puso en la boca del preso palabras e ideas suyas, lo cierto es que éstas deben movernos a la reflexión y el análisis y no deben ignorarse, al margen de quién las haya dicho. El hilo conductor de la entrevista con Marcola es que el Gobierno Federal desperdició la oportunidad de combatir la pobreza y atender a los pobladores de las denominadas villas miseria, en Brasil. Según él, las cosas cambiaron porque la multinacional de la droga modificó la correlación de fuerzas y ahora ellos tienen dinero que les sirve para corromper y operar: “Con 40 millones de dólares la prisión es un hotel, un escritorio. ¿Cuál es la Policía que va a quemar esa mina de oro, entiende?”

Al vincular las supuestas declaraciones de Marcola, con las de García Luna y con la realidad, la evidencia es brutal: efectivamente la delincuencia organizada luce hoy como “una empresa moderna, rica”, que además aprovecha sus recursos para diversificar sus operaciones e incrementar sus ingresos; del otro lado, un Estado burocrático, incapaz de responder ágilmente y, menos librarse, de los que Marcola denomina “chupasangres”, que precisamente obstaculizan los cambios, las transformaciones y las reformas porque el statu quo los beneficia, sea por que se encuentran dentro de las redes delictivas, sea por que reciben dinero por su pasividad o complicidad.

Y, lo peor, como dice Marcola: “no hay solución. ¿Saben por qué? Porque ustedes no entienden ni la extensión del problema”.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 378843

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx