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Nelson Vargas

Jaque mate

Sergio Sarmiento

“El mal que hacen los hombres vive después de ellos; / el bien es con frecuencia enterrado con

sus huesos”.

Shakespeare

Nelson Vargas no nació entre pañales de seda. La suya era una familia de modestos recursos en la colonia capitalina de Clavería. Aprendió a nadar no en un club privado sino en piscinas públicas. Quiso ser nadador olímpico, pero nunca llegó a escalar las alturas para ello. Estudió en la Escuela Superior de Educación Física y desde entonces, cuando todavía era estudiante, empezó a dar clases de natación en una secundaria.

Como tantos otros maestros, Vargas daba clases cuando y donde podía: en escuelas, en deportivos del IMSS, en casas particulares. Pero el dinero nunca alcanzaba para cumplir las necesidades de una joven familia. En 1978 empezó el largo y difícil camino de crear su propia escuela. Hipotecó su casa, compró un terreno a plazos y empezó la construcción de un local. Sufrió, como tantos otros, los agobios de quien empieza una empresa. El suyo se convirtió en uno de los pocos negocios primerizos que sobreviven (se calcula que son sólo un 30 por ciento o menos del total). Así nació Acuática Nelson Vargas, que con el tiempo se convirtió en la más reconocida escuela de natación de nuestro país: un lugar al que acuden para aprender y entrenar los niños y jóvenes llenos del sueño competitivo que alguna vez albergó el propio fundador.

En otros países del mundo las historias de éxito y esfuerzo son aplaudidas y admiradas. En México generan cuestionamientos, ataques y extorsiones. Los burócratas buscan exprimir a los empresarios de éxito con impuestos. Los intelectuales consideran la prosperidad necesariamente sospechosa. Los criminales pretenden con fraudes o violencia arrebatar el dinero a quien lo tiene. Muchos asaltantes y secuestradores afirman que cometen sus crímenes en un afán de justicia social, aunque ellos mismos atesoren los recursos que obtienen a través del delito.

Vargas es un hombre exitoso de muchas maneras. Fue un excelente comentarista deportivo y sus escuelas —que hoy manejan sus hijos— se han convertido en líderes en el mercado. Su trayectoria tiene mucho en común con la de Alejandro Martí, un hombre que también empezó su aventura empresarial con una tienda que, después de enormes esfuerzos, sacrificios y algunos momentos de vértigo junto al precipicio, logró convertir en una cadena reconocida. Los dos se parecen también en el hecho de que, habiendo podido tomar su dinero y marcharse al extranjero como tantos, optaron por seguir trabajando aquí para construir un mejor país.

En 2000 Nelson Vargas fue nombrado director general de la Comisión Nacional del Deporte, la Conade, máxima institución gubernamental en materia deportiva. Esta responsabilidad le costó agravios y seguramente dinero, ya que las percepciones de un funcionario público, aun de alto nivel, no se comparan con las de un empresario exitoso.

Hoy sabemos de la tragedia que lo embarga desde hace casi un año y que pocos conocían. Su hija Silvia, una chica linda y extravertida de 18 años, estudiante en la escuela Alexander Bain de la Ciudad de México, fue secuestrada el 10 de septiembre de 2007. Se acordó por ella un pago de dos millones de dólares. Pero cuando se pidió una prueba de vida a los secuestradores, éstos no volvieron a llamar. Hoy la madre de la chica ha optado por algo que los familiares de un secuestrado rara vez hacen: ha hecho pública su oferta de rescate. Ha prometido no buscar represalias ni acciones de justicia. Simplemente suplica, por piedad, que le devuelvan a su hija.

Cada historia de secuestro deja el alma en vilo y en las últimas semanas son muchas las que hemos escuchado. Apenas este sábado pasado fue localizado en Mexicali el cuerpo sin vida de Ángel Francisco Calderas Mendoza, un chico de 19 años de edad, hijo de una maestra de escuela. La familia pagó un millón de pesos, pero aun así el secuestrado fue asesinado.

No puedo olvidar algunos puntos de vista expresados por intelectuales con el secuestro del editor José Antonio Pérez Porrúa en 1995-1996. Decían que no era justo este secuestro ya que la víctima no era un empresario rico sino un hombre dedicado a la cultura y a la edición de libros. Yo cuestioné estas expresiones no sólo por que el secuestro es siempre reprobable sino porque en muchos casos el dinero es producto de un trabajo constante y lleno de sacrificios.

Escribo estas reflexiones con un gran agobio. La muerte de Fernando Martí, el secuestro de Silvia Vargas, la muerte de Ángel Calderas y las demás historias que tanta gente empieza a compartir no permiten ninguna tranquilidad. Mi corazón está con Nelson Vargas y Silvia Escalera, con Alejandro Martí, con Guadalupe Mendoza Partida —la madre del chico asesinado en Mexicali— y con tantos más que sufren la angustia del secuestro.

Quizá este crimen represente solamente un 0.04 por ciento de los delitos registrados en nuestro país. Pero eso no hace menos doloroso cada caso en lo individual.

PRIMER REVÉS

Diez ministros se opusieron al voto solitario del ponente Sergio Aguirre Anguiano en el primer paso del análisis sobre la despenalización del aborto en el Distrito Federal. La Corte determinó que la Asamblea Legislativa sí puede legislar sobre temas de salud. Es una primera derrota, y muy importante, de la posición de la PGR y los grupos antiabortistas. Pero los ministros aún no entran al fondo del asunto.

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