La caminata contra la inseguridad atrajo ayer a miles de laguneros que usaron el silencio para alzar la voz contra las autoridades que hasta ahora han sido tibias ante el dramático incremento en los delitos. Lo curioso es que el grupo organizador dio algunas muestras de esquizofrenia pues, al anunciar la caminata, sugirieron públicamente a las autoridades locales que no fueran a salir con la incongruencia de unirse porque iban a terminar reclamándose a sí mismos. Pero después, por abajo de la mesa, algunos dirigentes “ipecos” le corrieron la invitación a los alcaldes de la Zona Metropolitana, olvidándose de que sus gobiernos (es un decir) son en parte responsables del problema. Afortunadamente, ninguno de los alcaldes mordió el anzuelo del protagonismo y mejor se aguantaron la tentación de ir a pasearse.
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Horas antes de la marcha, reportan nuestros subagentes en la capirucha del esmog, el alcalde José Ángel Pérez y algunos representantes empresariales se reunieron con el Secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, para solicitar que se refuerce la presencia de la Policía Federal en la Comarca Lagunera. La reunión se dio dos días después de que estuvo en Torreón en jefazo de la Defensa Nacional, General Guillermo Galván, para ver cómo le estaba yendo a los nuevos mandos de la XI Región Militar y comprobar que le estaban haciendo caso a la orden girada hace unas semanas a los comandantes de esta región y la de Durango de que se coordinaran más. (Mostraron tanto entusiasmo que el jueves aseguraron el aeropuerto de Lerdo, propiedad del Gobierno de Durango, y a donde llega el gober Ismael Hernández Deras). Las fuerzas federales en La Laguna han aumentado considerablemente, con operativos y acciones sorpresivas contra grupos criminales, aunque en varios casos los federales persiguen gente, les “revientan” sus guaridas, pero luego salen con que no hubo detenidos. A todo esto, algunos se temen que no han logrado disuadir ni a los delincuentes comunes que siguen haciendo de las suyas en las calles y casas laguneras.
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La clase política del país se puso muy seria para firmar el Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad en la reunión convocada por el Presidente Felipe Calderón el jueves. Por una coincidencia alfabética, los gobernadores de Coahuila, Humberto Moreira, y Durango, Ismael Hernández Deras, quedaron flanqueando al jefe de Gobierno del DF, Marcelo Ebrard, quien fue el personaje a observar por los moños increíbles que se puso para asistir a la famosa reunión y porque el secuestro y muerte de Fernando Martí, que causó un escándalo nacional, se atribuye a policías capitalinos bajo su mando. Al parecer ni don Humberto ni don Ismael lo pelaron. Pero todos se levantaron a aplaudir al padre de Fernando, el empresario Alejandro Martí, quien ha convertido su tragedia en cruzada ciudadana, y ninguno se dio por aludido cuando los emplazó a que “si no pueden, renuncien” y dejen de medrar con la nómina pública. El empresario les cantó las verdades que muchos ciudadanos piensan desde hace años sobre los tres niveles de gobierno, pero nadie se quiso poner el saco (igualito que los dirigentes deportivos cuando les hablan del fracaso en las Olimpiadas.) Varios gobernadores siguen cantando que esto es culpa de la Federación y no se ven dispuestos a aceptar que ellos también son responsables.
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De nueva cuenta la Administración de José Ángel Pérez se vio en la embarazosa situación de ser llevada, literalmente, al baile, con la revelación de fotografías en donde aparecen dos regidores del grupo político del alcalde en una fiesta con bailarinas desnudas. El problema es que, como se trataba de una fiesta para un funcionario medio de la Dirección de Seguridad Pública Municipal, quien aparece en el agasajo con las bailarinas, los medios nacionales recordaron el episodio de enero pasado con el jefe de la Policía y se dieron vuelo con el asunto de que, otra vez, policías eran sorprendidos con las manos en la masa (corporal). A estas alturas ya es obvio que la cosa no era por ahí, sino por el matiz de que se trataba de los regidores Javier Pérez Valenzuela y (peor aún porque es el consentido del alcalde) Manuel Villegas, que aparece parcialmente obstruido, pero inconfundible. Y, para empeorar la cosa, se trata de dos aspirinos al Congreso local, lo cual los convierte no en candidatos a diputado, sino a “dipu-téibol”, donde el coordinador de la bancada es el insigne parlamentario “Pancho Cachondo”. Al menos don Javier dio la cara y explicó de qué se trataba la cosa, pues don Manuel no ha dicho ni pío. La revelación se dio menos de una semana antes de que el PAN elija a sus candidatos a diputados, lo cual será este domingo, y las sospechas apuntan más al “fuego amigo”, lo que confirma la notable capacidad del PAN para la autodestrucción. Nuestros subagentes reportan que las fotos las filtró un ex empleado de la Presidencia Municipal ahí presente, ardido porque lo corrieron hace unas semanas. Las sospechas también apuntan, obvio, al PRI, aunque algunos razonan que los tricolores las habrían soltado hasta octubre. Indudablemente, las fotos tendrán un efecto en los militantes de “buenas conciencias”, que pasan de blanquiazul a colorado cada vez que les balconean a un correligionario en estas andadas. Pero una vez más, el problema no es el pecado, sino el escándalo.
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Por cierto, el “primer panista” de la ciudad, José Ángel Pérez, se quedará sin votar este domingo en la elección interna. Obviamente don José Ángel ya hizo el trabajo político para asegurar a algunos de sus “gallos” por lo que a lo mejor su voto ya no es clave, pero no deja de ser paradójico. El problema fue que, fiel a su costumbre de llegar tarde a todos lados, el alcalde llegó tarde al registro de votantes, que se cerró el martes a las 6 de la tarde. El que andaba por ahí era Jorge Handam, aspirino por el distrito 10 y miembro del grupo del senador y primer compadre Guillermo Anaya, quien para pronto armó alboroto para que no fueran a dejar a don José Ángel registrarse y le cobraran la tardanza. De modo que las grillas internas del PAN andan a peso y nadie pasa oportunidad para cobrarse una de cal.
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Y hablando de la contienda para el Congreso, ahora que el gober Humberto Moreira desmanteló la vicegubernatura de Desarrollo Regional al quitar a tres piezas para mandarlos de diputados, hasta ahora no se ven movimientos para reemplazar a Jaime Russek en Turismo y a Salvador Hernández Vélez en Desarrollo Regional, y sólo se nombró al subvicegobernador Miguel Ángel Riquelme como encargado del changarro. Esto parece confirmar que la vicegubernatura no era más que una agencia de colocaciones electorales, para darles hueso que roer a ciertos grillos mientras eran catapultados a otras posiciones. Es decir, que no importaba tanto la promoción turística, en el caso de don Jaime, o los asuntos políticos, en el caso de don Salvador, sino mantenerlos con el brazo caliente antes de subirlos a la loma legislativa. Si esto no es así, entonces no estaría mal que el Gober dejara claro que esos asuntos tendrán continuidad inmediata.
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