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Un robot contra la discapacidad infantil

El terapeuta coloca los arneses al pequeño Oliver García y sujeta sus piernas. (El Universal)

El terapeuta coloca los arneses al pequeño Oliver García y sujeta sus piernas. (El Universal)

El Universal

Lokomat es un robot de entrenamiento para niños con discapacidad.

Andrea se desplaza ágilmente en su andadera móvil, sólo detiene su marcha para platicar. Oliver camina lentamente, pero sin titubeos y con paso firme.

A los dos, “Lokomat” les está enseñando cómo perfeccionar su andar y con ello, ser más independientes.

Son capaces de realizar tareas sin ayuda, como ir al baño, comer, lavarse los dientes o desplazarse dentro de su hogar; logros que asombran a sus padres.

“Lokomat” es un robot de entrenamiento guiado basado en una serie de repeticiones que corrige patrones de marcha y movimientos neuromusculares. Desde hace dos años se incorporó a las terapias que ofrece el Centro de Rehabilitación Infantil Teletón (CIRT) del Estado de México para la rehabilitación de niños con discapacidad neuromusculoesquelética. Es el único centro que cuenta con esta tecnología.

Andrea Díaz de León Tapia tiene ocho años, nació con parálisis cerebral infantil (PCI) en primer grado, y hace seis años no podía sostener por sí misma su cuello, manos ni mantenerse en pie. Ahora es la “chica cool” de las terapias, la que siempre participa, nunca para y es difícil seguirle el paso.

Con apenas tres sesiones, ha corregido la postura de su columna y se han alargado sus tobillos. En marzo de este año fue sometida a una segunda operación de alargamiento de tendón del pie izquierdo y aplicación de botox en la pierna derecha. Andrea siente sus piernas más fuertes y coordinadas. Aunque aún no deja la andadera que usa desde que tenía cuatro años, su madre, Ana Tapia, confía en que podrá caminar sin ningún apoyo. Ella es inquieta, siempre pregunta, saluda y se detiene cuando ve a un grupo de personas, desde ahora sabe que quiere ser reportera o estrella de televisión.

A sus 13 años, Oliver Michelle García sueña con ser futbolista cuando pueda caminar bien. Se sonroja cuando acepta que no tiene novia y asegura que jugaría en cualquier equipo de futbol, menos en el América porque “los odia”.

Sabe que puede llegar a ser independiente, sin requerir la ayuda de sus familiares. Incluso, lleva una vida social más activa porque antes se la pasaba en su casa.

Visita a sus abuelos, va con sus primos al cine o sale a jugar al patio sin vigilancia.

Oliver también tiene PCI en primer grado y arrastra su pie derecho al caminar. A diferencia de Andrea, no usa ningún apoyo para desplazarse.

Su padre, Luis Andrés García, lo acompaña a sus terapias y se muestra optimista con sus avances: ha mejorado su marcha, su postura, camina derecho y su pisada es firme.

Paso a paso, aumento de la calidad de vida

Luis Antonio Hernández García, terapeuta físico, ha sido testigo de cómo ha cambiado la vida de sus pequeños pacientes.

Han mejorado sus patrones de marcha, caminan distancias en menor tiempo, aumentan el número de pasos y la mayoría no necesita ningún tipo de asistencia. Son niños más independientes.

Especializado en terapias de marcha robótica en el CRIT, Luis Antonio Hernández es el encargado de operar “Lokomat” en el turno vespertino.

Explicó que el aparato en un principio da una fuerza guía de marcha de ciento por ciento, es decir, simula los movimientos al caminar; muchos de sus pacientes han logrado bajar el porcentaje de asistencia a 20, lo que los prepara para caminar.

Detalló que la máquina hace una repetición constante de movimientos, y cuando los niños bajan se ve un automatismo, sus piernas repiten el reflejo que tenían en la máquina.

Señaló que lo recomendable es que las terapias sean tres veces por semana y 36 sesiones. Sin embargo, por la demanda y disponibilidad tuvieron que disminuir el tiempo a 20 minutos y 20 sesiones.

Recordó el caso de Alejandro Guadarrama, que arrastraba sus piernas y se desplazaba en una andadera. Se le aplicó una terapia intensiva de dos meses y en poco tiempo logró caminar apoyándose de muletas. Actualmente, hay ocho niños en lista de espera.

Mexicano trabaja en prótesis robóticas

En México, de cada 20 amputados 19 son de pierna a causa de la diabetes, por lo que el ingeniero Luis Armando Bravo Castillo trabaja en el diseño de una pierna biónica capaz de detectar cuando la persona quiere sentarse, pararse, caminar más rápido o saltar; pero si se trata de cambiar la vida de las personas que por alguna razón carecen de alguno de sus miembros, el ingeniero también planea desarrollar un ojo biónico.

Aunque estas prótesis aún están en fase de investigación, lo que ya es una realidad es un brazo inteligente. Ganador del premio ADIAT 2008, este aparato, comenzará a comercializarse en 2009.

“Las estadísticas demuestran que la mayoría de las personas que se amputan son de poder adquisitivo bajo, como obreros, albañiles y electricistas; éste es un proyecto tan bonito que no va a estar condicionado a si quieren o no los directivos de las instituciones públicas de salud; los pacientes van a buscar el recurso para adquirir la prótesis, por ejemplo, con créditos”, señala el ingeniero mexicano.

Gracias a la firma Probionics los afectados podrán adquirir una prótesis de última tecnología a un precio entre 4 y 10 mil dólares según el nivel de amputación, lo cual es una gran ventaja comparado con su mayor competidor, una empresa alemana que ofrece el producto entre 21 y 43 mil dólares.

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