El arzobispo relató que cuando asumió el obispado de Tehuacán, Puebla, no vislumbró la necesidad de una pastoral de la 'sanación' en esa diócesis. (Archivo)
El cardenal Norberto Rivera Carrera aseguró que para una ciudad como el Distrito Federal el oficio de sacerdote-exorcista es fundamental, debido a la gran contaminación de valores.
Al visitar la parroquia de San Pedro Cuajimalpa, donde escuchó la labor de `sanación' que realiza el padre José Jil y que también realizaba en ese lugar su antecesor Pedro Pantoja, el arzobispo primado de México aseguró que "todo sacerdote es exorcista".
Expuso que "todo sacerdote fue convocado para luchar contra el maligno en su terreno, no sólo a través de su ejemplo y consejo sino de su oficio propio: el de exorcista".
El arzobispo relató que cuando asumió el obispado de Tehuacán, Puebla, no vislumbró la necesidad de una pastoral de la "sanación" en esa diócesis.
No obstante, precisó que al llegar a la capital del país consideró necesaria la atención espiritual a los fieles, "cuyas heridas más que psicológicas son del orden moral debido a la gran contaminación de valores humanos".
Indicó que por ello desde el inicio de su gestión como arzobispo ordenó que en cada una de las ocho vicarías episcopales en las que la arquidiócesis dividió a la ciudad se tuviera un sacerdote especializado en este tipo de pastoral, que desde la oración, sanación y liberación auxilian a fieles `dominados' por el mal.
No obstante, el cardenal Rivera Carrera recordó a todos los sacerdotes que de ellos es el oficio de exorcista, "el cual hace efecto a través del mayor acto de liberación que es el sacramento de la reconciliación: la confesión".
