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PSIQUIATRÍA / ENFERMEDAD FINGIDA

DR. FERNANDO VILLA HERNÁNDEZ

La pérdida de la salud es algo a lo que tememos, ya que significa sufrimiento, riesgo y limitaciones, sin embargo con frecuencia no hacemos lo que se necesita para evitarlo, el fumar, beber alcohol, ingerir alimentos de dudosa higiene, tener dietas inadecuadas u otros errores de higiene continúan siendo las principales causas de enfermedad.

El estar enfermo provoca preocupación y deseos de protección de los que nos quieren, algunas personas prefieren no comunicar a los demás sus dolencias, ya que les molesta despertar lástima y ser tratados como niños, tenemos sin embargo necesidades infantiles e impulsos adultos mezclados en distintas proporciones de acuerdo a la particular personalidad en cada quien, las proporciones dependen de la herencia, cultura, edad y sexo, por ejemplo en la cultura anglosajona se aprecia más la fuerza e independencia que la tendencia a depender de otros, en México la proporción es diferente, ya que la interdependencia emocional y el buscar ayuda o despertar conmiseración no es del todo mal visto, en México existe mayor tendencia a la personalidad histérica, lo normal es que los niños necesiten sentirse protegidos pero con el tiempo cuando la maduración es sana disminuye este impulso, las mujeres generalmente necesitan sentirse más protegidas que los hombres.

En algunas personas por herencia e influidas por el ambiente tienden a disfrutar cuando se preocupan por ellas o llaman la atención, para lograrlo manipulan las emociones de los demás, en las reuniones tienen el impulso de hacer algo para divertir y ser el centro de la atención, al no lograrlo se deprimen, angustian o se enojan, la simulación de dolencias y enfermedades tiene el objetivo de despertar lástima y preocupación, en ocasiones es la forma de hacer sufrir a los que los hayan ofendido o no se sometan sus deseos, es común que las necesidades de llamar la atención y tener poder nunca se satisfagan totalmente causando ansiedad, depresión, además de frustración crónica, este trastorno corresponde a la “personalidad histérica”.

Uno de los dolores de cabeza de los médicos son las simulaciones, en el servicio de urgencias de hospitales entre pacientes con infartos, politraumatizados, apendicitis, neumonías u otros padecimientos graves se encuentran personas que sin estar enfermas simulan algún padecimiento, la simulación de “epilepsia” por lo dramático es una de las más favorecidas, la pérdida de contacto con la realidad como desconocer a su familia y hablar incoherencias es otra de las simulaciones frecuentes, el dolor toráxico también es común como simulación, los síntomas y padecimientos fingidos son muchos y dependen de la intensidad del trastorno de personalidad, de la capacidad intelectual y de los conocimientos médicos del fingidor.

Existen casos extremos donde los simuladores aceptan cirugías frecuentes e injustificadas (síndrome de Munchausen), inventan enfermedades a los hijos a los que llevan continuamente con médicos, llegan a tomar hormonas para engañar, se inyectan saliva intradérmica para provocarse abscesos etc... estas personas entran en conflicto con los médicos a los que frecuentemente demandan legalmente, algunas de ellas encadenan a uno o varios hijos a que los cuiden permanentemente, el sentimiento de culpa es el arma usada para controlar a los demás y para satisfacer una insana necesidad de amor y protección.

La simulación en ocasiones no busca llamar la atención o controlar emocionalmente a nadie, sus objetivos son más utilitarios y concretos como la búsqueda de ventajas laborales como incapacidades o pensiones, en estas personas existen rasgos sociopáticos (tendencia a no respetar a los demás), poca capacidad para disfrutar la dignidad y difícilmente sienten vergüenza.

El admitir injustificadamente una cirugía, provocarse abscesos o exponer a los hijos a estudios y tratamientos peligrosos no se puede entender sólo con un trastorno histérico de la personalidad, la depresión, ansiedad y manifestaciones obsesivo-compulsivas son frecuentes y aún no se puede conocer a fundo cuáles son las causas médicas.

Las simulaciones son desconcertantes aun para los médicos, ponen a prueba sus conocimientos profesionales, ya que deben descartar un problema real, cuando existe una enfermedad en una persona que finge el riesgo aumenta, por ejemplo alguien con epilepsia que además finge crisis puede hacer creer al médico que le tocó ver la simulación que no existe el padecimiento retirando los medicamentos con riesgos, incluso de tener un “status epiléptico” que es potencialmente mortal, la familia puede reaccionar agresivamente contra el médico cuando se les comunica que el paciente está simulando, frecuentemente los familiares ya han descubierto dicha tendencia, lo que facilita el diálogo con la familia, es frecuente que la familia esté ansiosa y deprimida, ya que convivir con alguien histérico es difícil y agotante.

La personalidad histérica y las simulaciones son más frecuentes en mujeres que en hombres, aunque en nuestra cultura la frecuencia en hombres es mayor que en las otras, los factores que favorecen las posibilidades de este trastorno son la presencia de una madre histérica y simuladora, la falta o inadecuada presencia del padre y las sociedades como la nuestra que favorece la dependencia emocional exagerada y acepta con relativa complacencia el papel de víctima y sufriente.

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