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La marimba: un instrumento protagónico

Ángel Trejo

TUXTLA GUTIÉRREZ, CHIS.- Las jornadas artísticas del III Festival Internacional de Marimbistas han demostrado la consolidación definitiva de la marimba como un instrumento protagónico, de conjunto o como solista, de la música moderna y contemporánea universal.

Ha saltado de la música vernácula, popular e indígena de Chiapas y Guatemala, a los grandes foros internacionales de la música sinfónica, según expresión de Victoria Rincón, alcaldesa del ayuntamiento de Tuxtla, uno de los organizadores del festival, junto con las universidades Autónoma de Chiapas (UACH), de Ciencias y Artes (UCACH) y el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes (Coneculta).

En manos de 250 intérpretes y compositores de nueve países, Camerún, Cuba, Brasil, Ecuador, Estados Unidos, Guatemala, México, Nicaragua, Japón y Polonia, la marimba produce hoy lo mismo sones indígenas mayas de Chiapas y Centroamérica, que hermosas cinquillas africanas, jazz, rock y música árabe con sintetizadores electrónicos.

El efecto, en los foros estudiantiles de la UACH, UCACH, la Plaza de la Marimba y el Teatro de la Ciudad Emilio Rabasa el espectáculo ha alcanzado expresiones de sorpresa y asombro con el público de pie, largos aplausos, ovaciones y peticiones reiteradas de “otra, otra”.

Las noches del miércoles, jueves y viernes, por ejemplo, el Rabasa se cimbró inicialmente con la Marimba de Sololá, del pueblo tzotzil de Huehuetán, Guatemala, que interpretó cinco sones y danzas -“Nahuales”, Tecomates”, de los “Animales de la Noche” y de los ”Policías”- causando grata impresión por la “novedad antigua” de la música prehispánica maya.

Leonardo Lisando Guarcax, representante del grupo tzotzil, explicó el vínculo estrecho de la música de marimba con la madre tierra, la selva y específicamente con los árboles, quienes aportaron la madera para elaborar el instrumento.

“Cuando tocamos la marimba y le sacamos los sonidos a la madera no hacemos otra cosa que devolverle parte del espíritu que antes le pedimos prestado a ellos y a la madre tierra. Porque la tierra no es de nadie y es de todos. Somos parte de todo y todo es parte nuestra”, dijo Guarcax.

En la misma jornada, el compositor brasileño Ney Rosauro, músico vanguardista clásico de Río de Janeiro, interpretó dos bahianas de Heitor Villalobos y fragmentos de sus sinfonías Uno y Dos para Marimba y Orquesta, causando sorpresa en el público tuxtleco, al escuchar una nueva sonoridad arrancada del instrumento regional de Chiapas, que hasta hace apenas una décadas parecía condenado a reproducir sones de “indios”, boleros, valses, danzones o chilenas.

Otra de la audiciones que más impresionaron -el pasado jueves- fue la “fácil dificilidad” con que la Marimba Infantil de Copailaná, integrada por niños de entre siete y 14 años, interpretaron Ave Lira, el capricho del gran compositor guatemalteco Luis Betancourt, pieza maestra con que se prueba el máximo nivel de destreza de los marimbistas de la nación hermana de Centroamérica.

Luego vino, en esa misma velada, la sorprendente actuación de la Orquesta de Marimba Corazón de Cielo de San Crístóbal de las Casas, integrada por 30 músicos que, con base en diez marimbas y el apoyo de otros instrumentos -un sintetizador, un bajo, guitarra eléctrica, safoxón, un parche, dos baterías y un tambor-, tocaron piezas árabes, flamenco y los temas principales de La Guerra de las Galaxias y de Así hablaba Zaratustra, de Richard Strauss.

Esta interpretación, al igual que una de las gitanerías de Ernesto Lecuona, El Manicero de Moisés Simons y el Cumbachero de Rafael Hernández, interpretadas en marimba por el maestro cubano Jesús Morales, fueron celebradas por el público de pie, con ovaciones y aplausos por más de dos minutos.

Morales, quien fundó la Marimba Juvenil de Chiapas, interpretó antes los Caprichos Uno y 17 de Nicolo Paganini, compositor italiano de principios del siglo XX que escribió predominantemente para violín, instrumento con grandes diferencias de sonoridad con respecto a la marimba.

Uno de los mayores atractivos del III Festival Internacional de Marimba, en el que 45 de sus 242 participantes son indígenas de América y Africa, fue la presentación del grupo Kiss Kiss Balafón, de Camerún, toda vez que estos artistas utilizan la “marimba africana”, una caja de madera con tablillas de percusión y “tecomates” o calabazas como cajas de resonancia.

Esta fue la segunda participación de Kiss Balafón en Tuxtla Gutiérrez, a diferencia de los marimbistas Katarzyina Mycka, de Polonia, Bambuco de Ecuador y el grupo de Víctor Mendoza de Estados Unidos, quienes por primera vez asistieron al festival para tocar su instrumento, dictar clínicas talleres y dictar conferencias magis

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