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Rescate de la cultura Zoque

TUXTLA GUTIÉRREZ, CHIS.- “El nombre verdadero de nuestra etnia es tzunipung, que quiere decir gente de idioma o palabra. Zoques nos nombraron los aztecas, en alusión a la pesca del caracol de río (zoqui), palabra que también significa lodo. El uso que le dieron fue este último, obviamente despectivo, como ocurrió con otros pueblos indígenas dominados por ellos”.

Habla don Sergio de la Cruz Vázquez, arquitecto tuxtleco de origen zoque, danzante y promotor de la cultura de su etnia. Este año, con respaldo del Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias (PACMyC) del Conaculta, iniciará la edición de la Memoria histórica y vida cotidiana de los zoques de Tuxtla Gutiérrez.

Se trata de una revista bimensual desde la que difundirá todas las expresiones posibles de la cultura vieja y nueva de los zoques de Tuxtla Gutiérrez, fundadores de esta ciudad en el Siglo XIV, y de ser, según los rescates históricos más recientes de la arqueología y antropología moderna, la cultura más antigua de México, incluida la olmeca.

“Estamos hablando de más de cinco mil años, de una historia más vieja que la de los olmecas, de quienes se desconoce el nombre pero que no hablaban zoque o tzunipung y que empezaron a desarrollar un primer atisbo de escritura a partir de dibujos, diseños y símbolos muy parecidos a los sellos zoques”, dice De la Cruz Vázquez.

La Memoria histórica alternará en cada uno de sus números información de la vieja cultura tzunipung con la de las manifestaciones artísticas, religiosas y sociales de las comunidades zoques actuales de Tuxtla Gutiérrez y de su entorno inmediato, incluida Chiapa de Corzo, el primer asentamiento importante del pueblo prehispánico, tras su desplazamiento de la costa y la región del Istmo de Tehuantepec hacia el centro y Sur de Chiapas.

“Hablaremos lo mismo de la cultura micoyan, que presuntamente existió hace seis mil años en la costa del Pacífico, que de las leyendas zoques de la Colonia, de los ramilletes, los platillos más famosos de nuestra cocina y de nuestra lengua, que se está perdiendo principalmente en los medios urbanos de Chiapas”.

De la Cruz Vázquez informa que uno de los objetivos prioritarios de la revista consistirá en promover el uso de la lengua tzunipung o zoque, mediante la publicación regular de textos (cuentos, leyendas, historias) y de un vocabulario básico sustentado en las más prestigiadas investigaciones lingüísticas.

Entre las principales fuentes que Memoria histórica utilizará figuran el Vocabulario Castellano-Zoque de Marcos E. Becerra, 1950; el Diccionario del Dialecto Zoque-Español del profesor Porfirio Cundapí Estrada, 1982; el Diccionario zoque de Copailaná, publicado en 1981 por el Instituto Lingüístico de Verano; y Gajos de la historia de Tuxtla y los Zoques, de don Braulio Sánchez, libro que incluye una gramática y un breve vocabulario de la lengua zoque.

“En lengua tzunipung el nombre de la capital de Chiapas se dice Coyatokmo, que significa igual que en náhuatl mexica: lugar de la casa de los conejos…De esta forma, mediante información atractiva por lo vieja o novedosa, iremos creando interés por la cultura zoque en Tuxtla y en todo el estado”, explica De la Cruz Vázquez.

La revista hará reportajes de los sitios arqueológicos más relevantes de los antiguos asentamientos zoques de la región tuxtleca y de Chiapa de Corzo, en cuyo entorno hay 35 edificios de pequeña envergadura y que el 99 por ciento de los chiapanecos desconoce. Tan sólo en Tuxtla Gutiérrez hay 15, incluido uno en el centro de la ciudad.

La primera ciudad principal fundada por los zoques fue Chiapa de Corzo, en la ribera norte del río Grijalva, la cual abandonaron en el siglo VIII (año 700) huyendo de las fuertes inundaciones que éste provocaba en su asentamiento. Se trasladaron al lugar donde hoy está Tuxtla Gutiérrez, localizada en un valle más extenso e igualmente rico en recursos naturales.

La Memoria histórica reseñará asimismo los grandes eventos tradicionales de la comunidad zoque de Tuxtla, tales como las fiestas religiosas de la Mayordomía de la Virgen del Rosario -creada en el siglo XVI-, los concursos de ramilletes (ofrendas florales), las presentaciones de las nueve danzas prehispánicas y mestizas y las ceremonias de muertos y de paz que organizan los priostes o mayordomos.

“Incluiremos en cada número lo mismo una instrucción sencilla para hacer tejidos y bordados zoques, que una receta de nuestra rica cocina indígena. Lo mismo el platillo de lujo de la fiesta de Zipolá -caldo de res con repollo y garabanzo- que los tamales caseros de hoja de milpa, con jocote y con ciruela”.

“El objetivo genérico de nuestra revista -dice finalmente el arquitecto De la Cruz, de 44 años- es el rescate de nuestra cultura. Queremos impedir que se deje de hablar nuestra lengua y que se pierdan nuestra historia, nuestras tradiciones y particularidades específicas que dan variedad y riqueza a Chiapas, a México y al mundo, el cual será más rico por la variedad de su gente, sus creencias y formas de entenderlo y expresarlo”.

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