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Tráfico de armas desde EU, un ‘goteo’ difícil de rastrear

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El universal

Los narcos se allegan armamento mediante compradores individuales que acuden a pequeños negocios, recurren a compras privadas o las consiguen en mercados ‘de pulgas’.

George Inkadosian, el hombre que abastecía armas a los cárteles mexicanos desde su tienda en Phoenix, Arizona, quedó en libertad tras pagar una fianza de 75 mil dólares. La Policía lo vigilará con un grillete electrónico sujeto a uno de sus tobillos.

Enfrentará juicio por fraude, “lavado” de dinero y asistencia a una banda criminal, entre otros cargos levantados por el fiscal Patrick Zinicola. Inkadosian fue detenido a principios de mayo, acusado de venta ilegal de armas, en X-Calibur, un almacén localizado en Phoenix. Agentes especiales decomisaron ahí unas mil 300 armas y existen evidencias de que rifles, municiones y pistolas de alto poder viajaban de Arizona a México para abastecer a narcotraficantes.

El tráfico de armas de Estados Unidos hacia México es un cáncer mutante: comenzó en establecimientos legales y después se transformó en una venta de “goteo” casi imposible de rastrear; antes llegaba desde California, Texas y Arizona y en los últimos años se detectaron envíos desde Florida y el estado de Washington. Lo peor es que los narcotraficantes modificaron sus hábitos de compra: ya no les interesa las pistolas calibre 38. Ahora prefieren los rifles de asalto Colt AR-15 y 7.62 (una variante del AK47) y la FN 5.57, mejor conocida en ambos países como la “matapolicías”.

Informes y cifras oficiales de la Oficina de Control de Tabaco, Alcohol y Armas de Fuego de los Estados Unidos (ATF) señalan que 90% de las armas que entran a México llega desde ese país. Combatir el tráfico de arsenales es una tarea no sólo compleja, sino desigual: la fuerza dedicada a evitar el ingreso de armas en la frontera Norte consiste en 100 agentes especiales y 25 investigadores dedicados a vigilar a la industria armamentista de Estados Unidos, más de 100 veces menos el cuerpo de 18 mil 319 policías que conformarán la Patrulla Fronteriza al terminar el año.

William Hoover, director asistente de Operaciones de Campo de la ATF, declaró en un informe entregado a la Casa de Representantes que hay suficiente evidencia para calcular que el 90% de las armas confiscadas en México o en tránsito hacia el país procede de Estados Unidos. Explicó que Texas, Arizona y California son las tres principales fuentes de abastecimiento de las bandas de narcotraficantes.

Hoover hizo notar, sin embargo, que la ATF ha detectado que los cárteles mexicanos incrementaron la compra de armas en el último año a otros estados localizados tan al Este como Florida y tan al Oeste como Washington. Otras dificultades que la agencia enfrenta para combatir el tráfico de armas tiene que ver con mutaciones en los patrones de compra y en la demanda de los grupos dedicados al narcotráfico.

Algunas estrategias puestas en marcha como el sistema Entrace para el rastreo de armas a través de un banco digital de datos no son efectivas cuando el proceso de compra-venta no ocurre por medio de almacenes que operan con licencias de armas de fuego. Se les conoce como compradores por goteo y son personas sin antecedentes ni impedimentos legales que adquieren las armas para después ponerlas en manos de los traficantes que a su vez las envían a los cárteles de droga.

Otra fuente de abasto son las ventas privadas y las armas que es posible obtener de manera tan fácil como asistiendo a uno de esos tianguis de antigüedades llamados de pulgas que se multiplican los fines de semana en todas las ciudades del país. Es en esos dos puntos donde las autoridades estadounidenses encuentran dificultades para rastrear un arma. La primera exigencia del Gobierno mexicano es que las armas sean detectadas y confiscadas antes de que atraviesen la frontera, hecho que hasta ahora es casi imposible. De ahí que un buen número de pistolas y armas de alto poder se haya encontrado en posesión de conocidos líderes de los cárteles de droga como Alfredo Beltrán Leyva.

Información reunida por medio de tareas de Inteligencia en los Estados Unidos advierten que los cárteles mexicanos han utilizado sus sistemas de “lavado” de dinero, distribución y transportación de droga para adquirir armas ilegales. Entre 2006 y 2007 la ATF reportó un aumento de 100% en los requerimientos de rastreo de armas de México.

En 2007 la agencia investigó 187 casos y confiscó cerca de mil 300 armas. La Iniciativa Mérida en cooperación con México permitiría a la ATF recibir dos millones de dólares para fortalecer sus estrategias en la materia.

Balas, pieza clave

“Entran a México por todas las vías imaginables, por Nogales, El Paso y Yuma”, afirma el agente especial William Newell, uno de los policías que intervino en la operación X-Calibur, que a principios de mayo incautó miles de armas en un almacén de Arizona que abastecía a los cárteles mexicanos. Los rifles de asalto y las pistolas favoritas de narcotraficantes llegan al país como se mira en las películas de Hollywood: por túneles ocultos, en autos con sillones de doble fondo y llevadas a pie por personas que cruzan el desierto con sacos de dinero y municiones.

Lo más importante no son las armas, dice Newell como si impartiera una cátedra de armamento ilegal. Lo más importante para las bandas del narcotráfico y para los agentes que los persigue, son las balas.

“Sin ellas, las armas no les sirven para nada a las bandas de narcotráfico”, afirma el agente especial por teléfono. Y sin las balas los agentes tendrían que andar un camino a ciegas, sin pistas para rastrear el armamento. Newell está de descanso tras la operación X-Calibur y juega con su hijo en su casa. Rastrear pistolas y rifles de asalto ilegales como el Kalashnikov, conocido en todo el mundo como AK47, tiene más que ver con una misión de científicos que con una tarea de fuerza policiaca. En la operación que condujo al decomiso de mil 300 armas de alto poder en el almacén X-Calibur de Arizona intervinieron agentes encubiertos de la Oficina de Control del Tabaco, Alcohol y Armas de Fuego de los Estados Unidos (ATF). Pero ésa fue sólo la parte final.

“La parte más importante de la investigación es muy parecida a lo que vemos en la televisión en la serie CSI (Investigación de la Escena del Crimen)”, indica Newell. Por ejemplo se sabe que cuando Alfredo Beltrán Leyva, mano derecha de “El Chapo” Guzmán, fue detenido en Culiacán, llevaba una pistola calibre 38.

¿Cómo supieron los agentes especiales que esa arma fue vendida a los narcotraficantes por el almacén X-Calibur? Todas —explica Newell— tienen registros, algo así como los datos de acta de nacimiento de las personas, y cada una tiene una huella similar a las digitales, que las hace diferentes a todas las demás.

Detrás del rastreo y la confiscación de las armas ilegales que entran a México por la frontera Norte hay un trabajo metódico de laboratorio y sobre todo mucha tecnología de punta. En el éxito de la operación X-Caliber, uno de los decomisos más importantes de los últimos años, los agentes de la ATF colaboraron de manera estrecha con una oficina de la Procuraduría General de la República en Los Ángeles, California y el Ejército Mexicano.

La colaboración consistió en intercambiar no sólo información vital, sino literalmente armas y balas. Para rastrear las armas la ATF utiliza una tecnología llamada Entrace, un banco digital que sirve para llevar un registro más efectivo y rápido del número de serie, nombre del fabricante y todos los datos del primer comprador de cualquier arma registrada. Fue así como la ATF y la Procuraduría General de la República (PGR) pudieron establecer que varias armas decomisadas en México y utilizadas por los cárteles de Sinaloa, Ciudad Juárez y Tijuana tenían vínculos con X-Calibur, el almacén de Phoenix, Arizona.

Diferencias radicales

Combatir el tráfico de arsenales desde EU es una tarea no sólo compleja, sino desigual:

- 100 agentes especiales y 25 investigadores tiene la fuerza dedicada a evitar el ingreso de armas en la frontera Norte.

- 18 mil 319 policías tendrá la Patrulla Fronteriza a fin de año.

- 100 veces o más es la diferencia entre ambas corporaciones.

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