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Perspectivas educativas

El comentario de hoy

Francisco Amparán

Y a los maestros en su día, un abrazo. Aunque sea sólo hoy, hay que reconocer a los mártires que hacen de la enseñanza oficio y vocación.

Y es sobre la educación de nuestro país que vamos a hablar el día de hoy. Mejor dicho, sobre las perspectivas que los padres de familia tienen sobre lo que es la educación de sus hijos, según una reciente encuesta nacional.

Los resultados llaman la atención por el optimismo desbordado de los pater familias. Cualquiera diría que los indicadores internacionales, en los cuales los estudiantes mexicanos suelen aparecer en los últimos lugares, les importa un cacahuate a quienes aplauden rabiosamente a sus críos después de bailar el jarabe tapatío el Día de las Madres.

La cuestión es que los indicadores estandarizados, tanto nacionales como internacionales, suelen colocar al estudiante mexicano promedio (de cualquier nivel) muy rezagado de sus colegas de países no sólo industrializados, sino emergentes como Vietnam.

Que el nivel educativo de los estudiantes mexicanos podría ser infinitamente mejor, lo sabe cualquier maestro con conciencia. Que los rezagos son enormes y prevalentes, resulta notorio para quienes se dedican a ejercer la ingrata virtud teologal de enseñar al que no sabe.

Pero los padres de familia no lo ven así. En la encuesta referida, un 62% de ellos consideró que la educación que recibían sus hijos era “excelente” o “buena”. Si se considera sólo a quienes apoquinan de su dinero para que los críos estén en escuelas privadas, la cifra de aprobación asciende al 77%. Eso se llama optimismo.

Sobre si los estudiantes están “muy bien educados”, un 48% dijo que sí. Se nota a leguas que no los ven sino muy rara vez en su ambiente natural.

¿Por qué tienen los padres percepciones tan distantes de la realidad? Algunos piensan que, al ser gratuita la educación, no se le exige mucho; en tanto que quienes pagan por el servicio, no quieren admitir que éste es deficiente.

Pero podría haber otros factores: muchos padres de familia que no terminaron primaria ahora están viendo a sus hijos escalar niveles educativos. Para ellos, ese avance es en sí mismo algo positivo, sea cual sea la calidad de la educación que reciban. Por otro lado, habría que recordar que el nivel educativo promedio de este país ronda el segundo de secundaria: nada alto como para ser agudos críticos.

Sobra quien apunta que por eso estamos como estamos. La educación en México es fundamentalmente mediocre, pero los padres están de acuerdo con esa mediocridad. Y mientras no exijamos mejoras sustanciales, Elba Esther y sus huestes pueden seguir firmando acuerdos sin mejorar un ápice la calidad de su trabajo.

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