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Su Salud Bucal / EFECTOS DEL ESTRÉS EN LA CAVIDAD ORAL

DR. SAÚL GUTIÉRREZ

COLEGIO DE CIRUJANOS DENISTAS DE LA ALGUNA FILIAL A LA ASOCIACIÓN DENTAL MEXICANA

El estrés como tal no es un conjunto definido de síntomas, sino que puede reaccionar de diversas maneras en el cuerpo. Sus efectos pueden llegar incluso a cavidad oral.

La mente, sometida a conflictos emocionales por períodos largos, causa reacciones somáticas, que se proyectan en cambios patológicos. Entre los sistemas mayormente afectados se encuentran el vascular, neural y endócrino. La mucosa bucal es sumamente sensible a las influencias psicológicas, en ocasiones puede ser la expresión directa de emociones y conflictos.

Para el dentista actual, es posible que el estrés sea quizá la segunda causa en importancia de los daños a los dientes y a la cavidad bucal en general después de la presencia de la placa bacteriana.

La saliva es probablemente uno de los elementos bucales más estudiados en relación al estrés. Las glándulas salivales son controladas por fibras del simpático y del parasimpático. La estimulación de las fibras parasimpáticas provoca vasodilatación e incremento de la secreción de saliva, mientras que la simpática produce muy poco efecto. La secreción salival es afectada por factores fisiológicos y psicológicos tales como: edad, ritmo cardiaco, estimulación previa, variables psicológicas (emoción, conocimiento anticipado y otros).

Actualmente se sabe que el estrés se relaciona son la inhibición de la salivación: cuando la boca está seca hay una falta de lubricación de la lengua en relación con los dientes, que a su vez interfiere con los patrones del habla.

Los cambios ocurridos en la saliva como resultado del estrés, pueden al mismo tiempo iniciar otros cambios fisiopsicológicos, tales como enfermedad periodontal o incremento de la actividad cariogénica al encontrar alteraciones en el flujo, composición y grado de acidez salival.

La secreción salival es bastante compleja ya que tiene relación con los niveles de plasma.

Entre las alteraciones de tejidos blandos podemos encontrar a la gingivoestomatitis herpética primaria aguda, herpes labial, estomatitis aftosa, glositis migratoria benigna, lesiones auto provocadas, gingivitis ulceronecrosante (GUNA), esta última relacionada completamente con periodos fuertes de estrés, por la alta incidencia del padecimiento en los combatientes en las guerras y se le llegó a conocer como “boca de trincheras”.

Se han realizado varios estudios, para analizar la relación entre la incidencia de caries y estrés, en uno de ellos se encontró que los individuos con estados emocionales estresantes, disminuyen los niveles de serotonina en el cerebro, forzando al organismo a consumir alimentos ricos en carbohidratos para poder suplir el déficit de serotonina. Además que los estados de estrés en niños incrementan la demanda metabólica y causan hipoglucemia o alteraciones del control endócrino, siendo también un posible causal de obesidad infantil.

El estrés provoca hábitos orales utilizados para liberar la tensión como el rechinar o bruxar los dientes, lo cual causa fatiga de los músculos masticadores y como resultado se da un mioespasmo doloroso, artritis en la articulación temporo-mandibular y una severa disfunción de ésta.

Así mismo el apretamiento dental puede provocar anoxia (falta de oxígeno) tisular en el ligamento periodontal de los dientes, con el consiguiente daño a las células de estos tejidos, las cuales, al morir éstas, ya no serán reemplazadas por células nuevas, sino que se perderán con el consiguiente deterioro de los tejidos de soporte del diente.

Algunas veces también el daño se limita a los dientes, ya que se puede causar un desgaste de tal magnitud, que puede en algunos pacientes quedar sólo las porciones radiculares dentro del proceso mandibular.

También podemos encontrar crecimientos óseos tanto en la mandíbula como en el maxilar superior (torus) que aunque no hay aún seguridad de su etiología, todo apunta a una reacción de ciertos organismos a hábitos parafuncionales.

La succión digital es uno de los hábitos orales más comunes que se padece durante la niñez, éste puede causar mal oclusiones dentales, lo cual depende de su intensidad (fuerza), duración (cantidad de tiempo dedicada a la succión) y frecuencia (número de veces que se realiza este acto al día).

Son conocidos también los hábitos labiales, los cuales no son más que la manipulación de los labios y estructuras peribucales. Los cambios más evidentes que se relacionan con estas costumbres son enrojecimiento, inflamación y resequedad, y se pueden encontrar hasta lesiones del tipo ulceroso en la mucosa oral causados por el constante rozamiento o mordedura de estos tejidos. Aunque es obvio que la succión y la mordedura de labios puede hacer que persista una maloclusión ya existente si el niño continúa ejerciéndolos con suficiente intensidad, frecuencia y duración. No es fácil saber con certeza si estos hábitos pueden crear una maloclusión. La presentación más frecuente de succión de labios es la retracción del labio inferior por detrás de los incisivos superiores. Esto ocasiona inclinación vestibular de los dientes superiores, y retroinclinación de los incisivos inferiores, así como un mayor grado de sobremordida horizontal.

Es por todo esto y más que el dentista debe hacer una observación muy detallada de tu boca, y algunas veces te recomendará utilizar algunos aditamentos (como guardas oclusales) para tratar de romper los hábitos ocasionados por el stress y al mismo tiempo proteger tus dientes y los tejidos de soporte de los mismos.

Sólo un dentista colegiado, está actualizado y bien preparado.

Colegio de Cirujanos Dentistas de La Laguna, A. C.

www.ccdl.org.mx

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