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Nuestra Salud Mental / TRASTORNO POR DÉFICIT DE ATENCIÓN CON HIPERACTIVIDAD (TDAH)

Dr. Víctor Albores García

ASOCIACION DE PSIQUIATRIA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A. C. (PSILAC)

CAPITULO INTERESTATAL COAHUILA-DURANGO DE LA ASOCIACION PSIQUIATRICA MEXICANA

(VIGÉSIMA OCTAVA PARTE)

El primer capítulo de una valoración o historia clínica entonces, al que conocemos en nuestro campo bajo el título de “padecimiento actual”, como se describió la semana pasada, representa un primer paso de suma importancia en la consulta psiquiátrica o psicológica para el logro de nuestros objetivos clínicos. Es decir, que este capítulo nos ayudará a determinar las razones principales que han llevado a cada paciente a la consulta, su posición respecto a dichos síntomas, el significado que puedan tener, la forma en que influyen en su vida actual, así como el grado en que puedan limitar su funcionamiento en todos sentidos, especialmente en su desarrollo emocional, en sus relaciones íntimas y sociales, así como en su desenvolvimiento familiar, laboral o escolar. A través de la exploración de ese primer capítulo, nuestra labor se convierte en una especie de trabajo detectivesco, mediante el cual intentamos profundizar para llegar a algún tipo de diagnóstico preliminar, así como de una hipótesis inicial que nos permita conocer y comprender mejor a nuestro paciente durante ese primer encuentro, mientras podemos proseguir con este proceso de exploración clínica durante las siguientes consultas hasta obtener mejores bases y confirmar o desechar nuestras primeras impresiones. Es por ello que generalmente en el campo de la salud mental, esa primera sesión de consulta que suele durar entre 30, 45 ó 60 minutos según el estilo, el interés, la experiencia, la orientación y la educación de cada terapeuta, suele ser insuficiente para la exploración y la elaboración detallada de ese nuestro primer capítulo, por lo que obviamente se necesitarán otras sesiones subsecuentes de igual duración. Para quienes hemos sido adiestrados en el esquema psicoanalítico, la duración ideal de cada sesión deberá ser de 50 a 60 minutos.

En el caso de los chicos o las chicas con TDAH, generalmente los síntomas suelen ser tan obvios, tan escandalosos y tan conocidos por la mayoría de las personas, que con gran frecuencia llegan a nuestro consultorio con el diagnóstico casi elaborado. Sin embargo, no siempre sucede así, puesto que dichos síntomas como se ha mencionado antes, pueden tener toda una gama de variaciones y combinaciones, que en ocasiones confunden a los padres, a los maestros e inclusive al mismo terapeuta en esa primera sesión. A pesar de que en esta columna, se han comentado profusamente tales síntomas principales como es el caso de la hiperactividad, la impulsividad así como la falta de atención y de concentración, tenemos que tomar en cuenta y recordar en forma muy enfática el hecho de que aún cuando todos ellos estén presentes en el paciente, cada paciente es completamente diferente y único en el mundo, ya que no existe nadie más que sea igual a él o ella, debido a la forma en que los presenta, así como los rasgos de personalidad que lo caracterizan y que no pueden ser asumidos ni dados por hecho, sino que deben de ser explorados y reconocidos precisamente en esa posición de “ser único” que ocupa en su ambiente y en el mundo. Cada paciente posee un estilo propio de acuerdo a la forma en que estos síntomas han evolucionado durante su existencia, al grado que tal influencia y repercusiones lo han modelado como individuo tanto en su desarrollo físico como en el emocional, en su personalidad, y en sus relaciones familiares ya sea con sus padres y hermanos o aún con la familia extendida. Igualmente influyen respecto a sus conductas, a su funcionamiento escolar, no sólo respecto a las dificultades académicas, sino también en el área de relaciones personales con sus compañeros y maestros, o asimismo en su funcionamiento social en general, con sus amistades y aún con la comunidad en general. Podemos darnos cuenta entonces que es precisamente ese estilo y las características de sus síntomas, lo que le confieren a cada paciente y a sus respectivas familias aspectos y rasgos específicas que naturalmente les otorgan esa posición única en su comunidad y en este mundo, que será muy diferente a la que pueda ocupar cualquier otro sujeto que también presente TDAH, aún a pesar de que se le diagnostique bajo el mismo rubro. Al igual que sucede entonces en todas las áreas de la Medicina, tenemos que tomar en cuenta definitivamente que nosotros los profesionales en el campo, vamos a tratar de ayudar a un ser humano con determinadas características que presenta determinado trastorno, y que no necesariamente vamos a tratar el nombre de una enfermedad teórica, ni tampoco el capítulo extraído de algún manual médico (Continuará).

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