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Un judío es quien lo defiende

Juan de la Borbolla R.

Resulta interesante constatar cómo 67 profesores firmantes de una carta de repudio a la visita que tenía programada Benedicto XVI a la Universidad La Sapienza de Roma consiguieron que éste por prudencia desistiera en su deseo y solamente enviara su discurso, y en contraste un profesor de matemáticas de origen judío de nombre Giorgio Israel publicara un artículo en L’Osservatore Romano, defendiendo al Papa, al aclarar cómo realmente Joseph Ratzinger defendió a Galileo en la conferencia pronunciada en 1990, por la que había sido acusado erróneamente por los 67 colegas, de entre los 4,500 de la universidad fundada por el Papa Bonifacio VIII en 1303.

A pregunta expresa del periodista italiano Paolo Centofaniti sobre las causas que pudieran estar implícitas en ese acto de intolerancia en contra del Sumo Pontífice, el catedrático de matemáticas explicó que independientemente de que se avecina la sucesión de Renato Guarini en la rectoría de La Sapienza y ello pudiera haber movido intereses de grupos magisteriales en disputa, también es cierto que muchos ambientes universitarios han estado ligados a la extrema izquierda y en particular al partido comunista, por lo que con el colapso de la ideología marxista tras la disolución de la URSS y el derrumbe de la “Cortina de Hierro” esta ideología se ha quedado huérfana y ha construido una especie de “teología sustitutiva, a través del cientificismo y el laicismo más empedernidos. En la universidad encontramos una concentración sumamente elevada de personas que tienen una visión de este tipo, mucho más que en el resto de la sociedad civil.

“Entre los estudiantes, el grupo que se opuso a la visita papal es una pequeñísima minoría, y esta es la maldición de ‘La Sapienza’: siempre hay un grupo de revoltosos que logra imponer su voluntad a la inmensa mayoría de los estudiantes. Creo que entre los estudiantes esta posición no está muy extendida.

“Entre los profesores es diferente. Sólo firmaron la carta 67, pero ellos no fueron los únicos en estar en contra de la visita papal, aunque es difícil precisar la cifra exacta de los inconformes. Por ello la suspensión decidida por Benedicto XVI fue desde mi punto de vista muy prudente porque dio una lección de clase y categoría, enviando un discurso que desmantela todos los pretextos del rechazo a la visita del Papa”.

Por verter esta clase de conceptos, muchos colegas de Giorgio Israel le han incluso retirado la palabra reiterando con ello la intransigencia de su talante totalmente contrario a esa libertad de expresión y de cátedra que supuestamente pretenderían defender al oponerse al mensaje papal.

Ello y la impresionante manifestación popular de más de doscientas mil personas que se reunieron el domingo 20 de enero en la plaza de san Pedro para desagraviar al Papa en este desafortunado lance academicista viene a fin de cuentas a poner a cada quién en su lugar, especialmente a los intolerantes combatientes de la supuesta intolerancia.

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