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Huelga parlamentaria

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Luis F. Salazar Woolfolk

En vísperas de iniciar el periodo ordinario de sesiones del Congreso de la Unión correspondiente al presente año, sorprende una declaración formal de la bancada de los diputados del Partido de la Revolución Democrática en la Cámara de Diputados, según la cual, incurrirán en lo que han dado en llamar, huelga parlamentaria.

La huelga mencionada la refieren los diputados perredistas en cuanto al tema de la reforma energética, respecto de la que aseguran que no sólo se opondrán a cualquier iniciativa de cambio que sobre el particular se incluya en la agenda parlamentaria, sino que advierten que no permitirán siquiera que se discuta cuestión alguna referente al tema energético en el Congreso de la Unión.

El radicalismo de la postura perredista enciende una luz de alerta en función del peligro que significa no sólo para el desarrollo energético, sino en contra del régimen de libertades de que gozamos los mexicanos y en contra del proceso de tránsito a la democracia plena, ciertamente turbulento, pero razonablemente esperanzador.

Cualquier partido político está en su derecho de formular una propuesta a la consideración de la sociedad e incluso asumir una postura de oposición sistemática y obtusa a su riesgo, pero el pretender impedir que en el Congreso, se discuta libremente el tema de una reforma legal en el rubro energético, implica una barbaridad en cuanto a que constituye un ataque a la libertad de quienes desean abordar y discutir el tema o cualquier otro por considerarlo importante y necesario, dentro del Congreso o en cualquier otro foro institucional o social.

Poco importa que países en los que existen regímenes comunistas o socialistas como China o Cuba, hayan asumido una posición de mayor apertura a la inversión externa que la que impera en nuestro país en el tema energético, porque ello no es suficiente para convencer a la autollamada izquierda mexicana que tremola sus banderas en el PRD y algunas organizaciones sociales, que insisten en mantener una legislación vigente desde hace noventa años, que amenaza con llevar a la parálisis al sector energético nacional.

En esta postura se advierte una obsesión por entorpecer el trabajo de los gobiernos constituidos con la idea de que vayan al fracaso, con el único propósito de alentar crisis que permitan a la izquierda el acceso al poder por vía de la explotación demagógica del resentimiento y las necesidades de las clases sociales más pobres, bajo el principio según el cual, a río revuelto ganancia de pescadores.

En otros términos, la presencia parlamentaria del PRD en el Congreso de la Unión, no pretende participar en la búsqueda de mejores formas de solución a los problemas nacionales sino más bien, alienta la problemática y busca complicarla, para lucrar políticamente con ella en su favor.

La amenaza de huelga parlamentaria de los perredistas, se expresa y se difunde en paralelo a la celebración del llamado Foro Social Mundial que tuvo lugar el fin de semana pasado en la Ciudad de México, como alternativa al Foro económico de Davos, Suiza.

El Foro Social Mundial se caracteriza por su odio a la globalización de la economía mundial, pero su misma propuesta de encono llevada a nivel mundial, indica que sea cual fuere la visión que cada protagonista de la vida pública, tenga sobre los temas que fueren, tendrá que ser de alcance universal, pues así lo demandan las condiciones actuales de una humanidad cada vez mejor comunicada y con mayor interactuación en todos los sentidos.

El referido Foro Social Mundial, recoge en nuestro país todas aquellas propuestas que causen polémica y odio entre la sociedad mexicana, atacando precisamente aquellas reformas legislativas que se han logrado a últimas fechas en virtud de consensos asumidos por el Gobierno y diversos partidos que en conjunto han sacado adelante esas iniciativas por mayoría, en cuestiones tan importantes como la reforma hacendaria, la judicial, y en el tema de las pensiones con la reforma a la Ley del ISSSTE o del Seguro Social.

El caso es impedir el consenso de los actores políticos y el avance general del país a toda costa y por hoy, la ocurrencia apunta a emprender la anunciada huelga legislativa, llevada hasta el extremo de impedir la libre discusión del tema energético, vital y prioritario en la agenda nacional.

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