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Para qué son los diputados que son.../Hora Cero

Roberto Orozco Melo

El cambio en la política y en la Administración pública se hizo patente en una reunión entre periodistas, políticos y personas de los sectores sociales de Coahuila.

Ayer estuvimos en el desayuno anual de aniversario del catorcenal Espacio 4 y nos pusieron a la mesa con los senadores Ernesto Saro y Guillermo Anaya Llamas y el diputado Morfín, dichos tres del PAN; también con Javier Guerrero González, diputado por el PRI; y con los ex gobernadores de Coahuila, Eliseo Mendoza Berrueto y Francisco José Madero González, más el representante del profesor Humberto Moreira Valdés, licenciado Jorge Alanís Canales: todos serios, cordiales y peripuestos. Luego se incorporó el joven alcalde priista de Gómez Palacio, Durango, pensé entonces en que antaño los tricolores y los blanquiazules hubieran puesto caras agrias al verse ubicados tan cercanos; pero ni siquiera hicieron gestos de disgusto.

El tema fiscal fue introducido ante las congratulaciones de los ex mandatarios estatales para el diputado federal priista Javier Guerrero, quien ha tenido un buen desempeño en la comisión legislativa fiscal para beneficio de los coahuilenses. La conversación me hizo evocar unas largas noches de trabajo que dediqué entre 1970 y 1971 a elaborar mi tesis profesional que trataba precisamente de los problemas fiscales en los municipios de Coahuila, siempre implorantes ante el muro mudo de lamentaciones que constituía todo el sistema federal, asaz centralista –así, aunque ésta sea una frase redundante— que nada, pero nada convidaba de su pastel económico a los municipios coahuilenses, dejándolos cual débiles veleros en medio del tsunami de un presupuesto municipal siempre deficitario.

Nuestra tesis profesional “Problemas Fiscales Municipales”, para optar al título de abogado fue calificada entonces por uno de los integrantes del jurado profesional como “oportuna, atingente y previsora”, pero tal expresión, como en el caso de Hamlet, sólo eran “palabras palabras, palabras”. Las circunstancias políticas del país no admitían reformas como la que mi tesis proponía, nada nuevo por otra parte, pues esfuerzos anteriores habían sido planteados casi en el mismo sentido. Así que llegué a la conclusión de que, obviamente, aquel trabajo dizque académico, sólo había sido un inútil ejercicio teórico leído por cuatro sinodales, por mi esposa que me ayudó en la mecanografía y en la corrección de pruebas, por el linotipista que lo levantó en la imprenta y por nadie más. Ya convertido en libro no faltó quién me dijera compasivamente: “Leí tu novelita, está bien padre”.

Hoy la modernidad democrática ha traído, con algunos efectos poco prácticos, varios avances importantes y trascendentes: el Poder Legislativo logró recuperar lo que nunca antes tuvo: autonomía para decidir con el acuerdo de las bancadas de los partidos políticos, la estructura y las bases de funcionamiento de los ingresos y egresos públicos, la distribución del gasto según las necesidades más imperiosas del país y su acotación en las materias en que recién se habían desbarrancado los recursos económicos de la República: léase publicidad en los medios electrónicos de comunicación.

El trabajo en comisiones de los diputados federales, la coordinación de las juntas de gobierno en ambas cámaras y quizás la consulta con los gobernadores de las entidades federativas podrá dar a los estados de la República un flujo fiscal que beneficie a sus habitantes en materias de tanta trascendencia como la seguridad, la educación, la salud pública y las comunicaciones terrestres.

Una buena noticia viene anexa a los acuerdos de las comisiones de diputados: se destinan 250 millones de pesos para fortalecer en el año 2008 el soñado contexto de unidad metropolitana entre los municipios de Torreón Coahuila y de Gómez Palacio y Lerdo en Durango. Esta conurbación fue declarada desde tiempos lopezportillistas, pero jamás se autorizaron recursos para emprender necesarias obras de beneficio en la tríada urbana. Hoy se hace necesario y urgente que los tres Ayuntamientos de la Comarca Lagunera definan su reglamentación, una coordinación ejecutiva y sobre todo los proyectos iniciales a realizar. Y desde luego sin olvidar que los gobiernos estatales de Coahuila y Durango tienen derecho a opinar, pero también tendrán la obligación de cooperar.

No todo tiempo pasado fue mejor, ni toda reforma emergente será positiva, si no se empeña el esfuerzo unido de los tres Ayuntamientos citados bajo la premisa de que el trabajo metropolitano debe ser realizado sin mengua de las necesidades y problemas que cada municipalidad exija. Sin entidades y municipios fuertes no será posible alcanzar la metrópoli soñada.

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