Luis Roberto Guzmán está a punto de incursionar en el canto con su disco titulado Bipolar. (El Universal)
Luis Roberto Guzmán habla de su primer disco así como de su pasado en su natal San Juan de Puerto Rico
MÉXICO, DF.- El aullido de su perro Rocky. Ese es el sonido que persigue a Luis Roberto Guzmán desde que era un niño. Es un recuerdo trágico: el día que murió su padre y durante todo el novenario de luto de rosarios, su perro Rocky aulló y aulló. Es tan vívido aquel sonido que Luis Roberto Guzmán aún es capaz de reproducirlo con una onomatopeya lastimosa.
El actor y cantante es originario de San Juan, Puerto Rico y en su adolescencia se embarcó hacia México en busca de una carrera artística.
Su biografía remite inevitablemente a aquella canción que se hiciera famosa en voz de Javier Solís: “En mi viejo San Juan, cuántos sueños forjé, en mis noches de infancia; mi primera ilusión, y mis cuitas de amor son recuerdos del alma. Una tarde me fui, hacia extraña nación, pues lo quiso el destino, pero mi corazón se quedó frente al mar, en mi viejo San Juan”.
Hay cierta similitud entre su vida y la canción, así que de buena gana, Luis Roberto responde preguntas que incluyen algunos de sus versos.
—¿Qué olor te devuelve a tu viejo San Juan?
—El olor a salitre, siempre el olor a salitre.
—¿Qué sueño de tus noches de infancia todavía no cumples?
—Tener la libertad de pasar más tiempo en Puerto Rico. Todavía no lo consigo pero sucederá.
—¿Tu corazón sigue frente al mar en tu viejo San Juan?
—Mmm... frente al mar no pero sí está clavado en la arena, muy adentro de la tierra para que ni siquiera el mar pueda derribarlo. Ahí sigue mi corazón.
—Si pudieras viajar en el tiempo hacia tu viejo San Juan ¿qué lugar visitarías?
—Iría a La Perla, el barrio más antiguo del país. Es una zona con una gran historia de arte para Puerto Rico. Casi todos los cantantes de salsa han salido de ahí.
—¿Y qué amigo irías a ver?
—Iría al cementerio de Los Cipreses para visitar la tumba de Roberto Guzmán, la tumba de mi padre.
—¿Qué le dirías al Luis Roberto Guzmán niño?
—Le diría: ‘No pelees con tu mamá’, je, je. Hasta hoy seguimos peleando mucho... ella sola crió puros hombres y la amo mucho, es una mujer bella y es de lo que más extraño de San Juan, a ella, a mis hermanos, a la piragua y a mis amigos.
—¿Qué pensaste la tarde que partiste hacia una extraña tierra?
—Que iba a cumplir mis sueños en México. Además, precisamente ahora estoy llegando a otro territorio: el canto. Se lanza mi disco Bipolar con el que entro en un país extenso donde voy a crecer.
Luis Roberto Guzmán protagonizó hace dos años Cabaret, el musical dirigido por Felipe Fernández del Paso. Actuaba como El Maestro de Ceremonias, un ente desparpajado y políticamente incorrecto que pujaba por la libertad sexual al mismo tiempo que ejercía una crítica hacia el consumismo capitalista voraz.
—La canción representativa de Cabaret tiene un verso que dice: “el dinero hace girar al mundo”. Más allá de idealismo ¿piensas que el dinero hace girar al mundo?
—No, para nada. La sinceridad, la franqueza, la verdad, la honestidad y la capacidad de entendimiento son los elementos que hacen girar al mundo.
—¿Qué hace falta hoy para que el mundo gire de esa manera?
—Que el cuate de allá arriba, arriba de México quiero decir, le baje a su ego, que tenga más conciencia de lo que sucede en este planeta y no nos siga jodiendo; que aprenda a entender a los demás, las diferentes ideologías, que aprenda que el ser humano no depende de él, en fin, que le baje a su soberbia.
—¿Cuántos ‘Panteras’ se necesitan para hacer de la ciudad de México un lugar seguro?
—Más que Panteras, necesitamos pensamientos. No te podría decir una cantidad de Panteras, pero deberíamos estar todos agarrados de la mano, olvidarnos un poco de lo que somos y preocuparnos por los problemas de los demás.
