A pesar de las innumerables críticas recibidas de los programas de siembra de nubes han logrado sobrevivir en diferentes partes del mundo. (Archivo)
En los Emiratos Árabes Unidos se ha investigado la manera de sembrar nubes para provocar precipitaciones, mientras que Indonesia ha utilizado el método para tratar de combatir incendios.
El agua es un bien muy preciado en el occidente del estado de Kansas, donde los acuíferos son escasos y extensos los campos de cultivo donde trabajan muchas personas.
Apenas 1.25 centímetros de lluvia puede marcar una gran diferencia en la época de siembra y de crecimiento de las cosechas.
Sin embargo, cuando las precipitaciones se producen en forma de granizo del tamaño de pelotas de softbol, pueden dañar e incluso destruir las cosechas.
Es allí cuando el Programa de Modificación del clima del Occidente de Kansas y otras operaciones de control de nubes a lo largo del oeste de Estados Unidos entran en operación.
El programa de Kansas es uno de un total de 10 que manejan el clima, ya sea para reducir el tamaño del granizo o provocar lluvias y nevadas. Ellos lo hacen en gran parte rociando las nubes de tormenta con yoduro de plata.
Otros países también han empleado o han considerado emplear la modificación climática. En los Emiratos Árabes Unidos se ha investigado la manera de sembrar nubes para provocar precipitaciones. China ha anunciado planes para sembrar nubes e intentar controlar las lluvias durante los Juegos Olímpicos de 2008, mientras que Indonesia ha utilizado el método para tratar de combatir incendios.
Sin embargo, la siembra de nubes tiene una buena cantidad de críticos, desde aquellos que dicen que no hay una buena explicación científica que certifique el funcionamiento de la técnica hasta otros que les preocupa la posibilidad de que provoque a fin de cuentas menos lluvias y perjudique el medio ambiente.
Sin embargo, en momentos en que las reservas de agua comienzan a dar indicios de agotamiento y las empresas de seguros han visto incrementarse sus pagos por daños provocados por granizo, los programas de modificación climática han logrado sobrevivir.
“Lo que está comenzando a ocurrir es que en todo el mundo la gente ha comenzado a darse cuenta que el agua, particularmente el agua potable, es un recurso muy preciado y necesitamos hacer lo que esté en nuestras manos para incrementar la disponibilidad de este recurso”, señaló Bruce Boe, director de meteorología de la firma Weather Modification Inc, una empresa con sede en Fargo, Dakota del Norte, que ha trabajado en la modificación climática desde la década de los sesenta.
La empresa tiene contratos con Estados Unidos, África, el sureste de Asia y Canadá, donde tiene negocios con empresas de seguros.
“Ellos afirman que ‘pagamos de 500 a 600 millones de dólares en reclamaciones por daños por granizo, y el pronóstico es que habrá más tormentas de granizo, así que queremos que ustedes vengan por un par de millones de dólares y se encarguen del granizo”, indicó Boe.
La siembra de nubes se comenzó a desarrollar después de la Segunda Guerra Mundial para tratar de provocar lluvias. La teoría señala que el yoduro de plata, que tiene una estructura parecida a la del hielo, genera las gotas de lluvia en las nubes, incrementa la precipitación y reduce la humedad que provoca la formación de granizo.
En Estados Unidos, los programas de modificación climática son controlados en gran medida por estados y condados de manera individual. Sin embargo, una iniciativa presentada ante el Senado de Estados Unidos podría ofrecerles hasta 10 millones de dólares anuales para establecer el Consejo Para la Advertencia, Mitigación y e Investigación del Clima, que podría estudiar los programas de modificación climática y con ello desarrollar políticas.
CONTRA EL GRANIZO
Kansas comenzó su programa en 1975. El Programa de Modificación Climática del Occidente de Kansas ahora abarca unos 20 mil 720 metros cuadrados y es empleado el 85 por ciento de las veces para reducir las tormentas de granizo.
El programa, que recibe fondos estatales y locales, fue extendido brevemente al noroeste del estado de Kansas a finales de la década de los noventa. Sin embargo, los habitantes comenzaron a preocuparse que la siembra de nubes podría reducir las cantidades de lluvia y decidieron votar en favor de suspenderlo.
El programa funciona desde abril hasta septiembre, con cuatro aviones. El director del programa, Walt Geiger, vigila el clima desde una estación de radar en el diminuto aeropuerto del Condado de Kearny en Lakin. Cuando observa que una tormenta se desarrolla, con “gran cantidad de acción vertical” que puede producir granizo, Geiger avisa a los pilotos que despegan para alcanzar las tormentas a bordo de sus aviones monomotores, armados con determinación y con latas de yoduro de plata.
Un estudio efectuado entre 1998 y 1999 sobre el programa de Kansas descubrió que aunque hay una reducción estadísticamente notable en la precipitación de granizo en ese año, no hubo pruebas que fundamentaran los esfuerzos de programa para incrementar las lluvias.
Los estudios científicos sobre la siembra de nubes, aunque son “excelentes en el nivel microscópico”, no se repiten tan claramente fuera del laboratorio, indicó Terry Kastens, profesor de economía agrícola en la Universidad Estatal de Kansas, que llevó a cabo el estudio.
