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Sacerdotes, vocación que se cotiza distinto

Los recursos que perciben los sacerdotes provienen de la llamada “masa parroquial”, que se forma de los ingresos generados por medio de limosnas y el cobro de servicios, como misas para bautizos, XV años y bodas. (El Universal)

Los recursos que perciben los sacerdotes provienen de la llamada “masa parroquial”, que se forma de los ingresos generados por medio de limosnas y el cobro de servicios, como misas para bautizos, XV años y bodas. (El Universal)

Agencias

El salario de los sacerdotes depende de la zona donde ofician porque proviene de limosnas y servicios especiales; piden homologar sueldos.

La desigualdad también se vive al interior de la Iglesia Católica, Los sacerdotes cumplen largas jornadas de trabajo, están disponibles casi todos los días del año y cuentan con más tiempo de estudio que quien cursó una licenciatura o una ingeniería; sin embargo, sus salarios no son homogéneos, pues dependen del lugar en que se ubique su parroquia.

Luis Alejandro Monroy López, ecónomo de la sexta vicaría y administrador de la Parroquia de Esperanza de María, en el sur de la Ciudad de México, afirma que se había planteando dentro de la Arquidiócesis Primada de México un sueldo promedio de ocho mil pesos mensuales, pero por la misma falta de homogeneidad que existe en los ingresos de los curas no se habló más del asunto.

Lo cierto, de acuerdo con Salvador Reyes Maldonado, director Administrativo de Fraternidad Sacerdotal (Fratesa), una asociación civil autónoma ligada a la Arquidiócesis de México, es que los curas deben ser excelentes administradores y rendir cuentas —de lo que ingresa y egresa a su parroquia—, tanto a la vicaría que les corresponde como a la Secretaría de Hacienda.

Los recursos que perciben provienen de la llamada “masa parroquial”, que se forma de los ingresos generados por medio de limosnas y el cobro de servicios, como misas para bautizos, XV años y bodas, con ese dinero pagan sus gastos personales, para ello reciben al menos tres salarios mínimos al día (152 pesos aproximadamente), pagan el salario de las personas que trabajan con ellos, como el sacristán y la secretaria, así como el pago de servicios básicos como luz, agua y gas, entre otros.

Mientras que las aportaciones para sus “prestaciones” las canalizan a Fratesa, como el derecho a pensión después de los 70 años, como el caso de los sacerdotes diocesanos que a esa edad se retiran del ministerio o dejan de tener alguna responsabilidad parroquial, pero siguen oficiando.

Fratesa se encarga también de garantizar a los ministros de culto católicos gastos para servicios funerarios y seguros médico y de vehículos, para lo cual los propios curas realizan una aportación anual.

En el caso de atención médica, reciben servicio por medio de un seguro que se concretó con el Grupo Ángeles, cuya cuota anual este año fue de ocho mil 800 pesos, pagados con recursos tomados de la referida “masa”.

Lo mismo se hace para el caso de los vehículos y las pensiones. Respecto a estas últimas, en 1991 se creó una comisión llamada Centro Cultural de Asistencia Sacerdotal que opera en todo el país y la administra el obispo o arzobispo de cada diócesis.

En esa comisión se crea un fondo con aportaciones de sacerdotes a través de su vida activa como tales y al cumplir los 70 años, se retiran y gozan de inmediato de una pensión.

Los fondos son aportados por los curas a partir del segundo año de su ordenación sacerdotal, cuyo monto varía según la entidad en la que estén: en el Distrito Federal son ocho mil pesos; en Oaxaca, dos mil; en Puebla, cuatro mil y en Chihuahua, siete mil. “Están obligados a realizar sus aportaciones anuales los que están en edad productiva”, precisa Salvador Reyes Maldonado.

Cuentan con un seguro de gastos médicos mayores, así como un servicio oftalmológico en una institución especializada y otro en casas de asistencia para quienes han sido operados y necesitan recuperación o por su edad avanzada y estado de salud, pasan ahí los últimos días de su vida.

Los salarios

El sacerdote, Luis Alejandro Monroy López, ecónomo de la sexta vicaría y administrador de la Parroquia Esperanza de María, señala en este marco que no hay homogeneidad en el salario de los ministros. Esto depende del lugar donde se ubique su parroquia, es decir si está en una zona de gente con suficientes recursos o escasos.

“Si esperamos que todo salga de la charola, eso le dará al traste a las comunidades, porque hay gente que señala que a la parroquia no se le da mantenimiento, cuando si llegan a aportar, dan 50 centavos.

“Mientras el pueblo de Dios no se ponga las pilas para velar por el sostén y cuidado de sus pastores, el padre no puede estar prendiendo veladoras a ver si de la colecta algún día puede tener un sueldo digno”, dice.

Lo de la “masa parroquial”, también debe destinar obligadamente 10% a la vicaría, además de hacer los pagos al personal que con él trabaja, así como los montos anuales para los seguros y el fondo de retiro. También realizará otras colectas que no entran a esa masa, como la del Óbolo de San Pedro, de lo cual se destina 50% a la vicaría y el resto al Vaticano.

Alejandro Monroy coincide con Salvador Reyes de que el sacerdote debe ser buen administrador y tener las cuentas en orden. Por ejemplo presentar su declaración ante Hacienda, que lo hacen en ceros, pero como todo ordenamiento legal hay que cumplirlo con base en un orden y transparencia en el manejo de recursos.

Paralelamente, se requiere “equilibrar las fuerzas de las economías para que todos puedan tener un beneficio. Es decir, que también se llega a brindar apoyo a los curas en cuyas parroquias tienen escasos ingresos y no pueden pagar algunas cuotas. “La clave está en el orden”, reitera Monroy.

Buscan abogados católicos cita en Segob

El presidente de los abogados católicos, Armando Martínez, aseguró que buscará a Florencio Salazar, subsecretario de Población, Migración y Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación, para mostrarle la iniciativa completa y explicarle que la Iglesia busca fortalecer al Estado.

Dijo que no le preocupan las declaraciones de Salazar, quien señaló que las modificaciones legislativas podrían significar un retroceso y polarizar a la población, pues serán los legisladores quienes tendrán que pronunciarse la próxima semana.

“No le compete el tema a Gobernación, sino al Congreso, que si bien no abona, tampoco interrumpe. No se trata sólo de abrir el debate, sino de cumplir con los derechos humanos”, apuntó en entrevista.

Recordó a Salazar que no sólo se trata de un derecho político, sino un derecho humano para los ministros de culto.

“No están pidiendo postularse para un puesto de elección popular, sino ser militantes para reflexionar sobre temas comunes”, agregó.

Pastor y consejero de tiempo completo

El sacerdote Hipólito De Nova López piensa diariamente en los problemas que va a enfrentar, a los que hay que encontrarles solución. No son precisamente los propios, sino de hombres y mujeres que acuden a él en espera de una respuesta que los aliente.

No es psicólogo de profesión, pero ejerce esas funciones en el apoyo que brinda en la colonia Emiliano Zapata. Para eso también estudió la maestría en Ciencias de la Familia en el Instituto Juan Pablo II.

Como sacerdote, no sólo tiene que oficiar misas, sino tener un acercamiento con los integrantes de la comunidad que acuden a su parroquia Nuestra Señora del Rosario de Fátima.

En su función no puede realizar acciones a la ligera, es una gran responsabilidad tratar con los sentimientos y problemas de las personas. Un mal consejo puede ser catastrófico, pero afortunadamente no lo ha hecho, confiesa.

Reconoce que su ejercicio pastoral no es como el trabajo que desempeñan personas de otras profesiones, que han obtenido cierta posición e ingreso.

“Aquí no es, como un psicólogo que cobra por hora, cuando una persona busca platicar, orientación y ayuda para solucionar un problema, no podemos estar con el reloj en mano y cobrarle por el tiempo. El servicio que damos no tiene remuneración”.

Define: “La vida sacerdotal es una vocación y uno sirve por amor a la comunidad. En mi caso el hecho de poder dar apoyo y ayuda a las personas a través de algunas pláticas es parte de mi apostolado”.

Entre las tareas, no sólo está la de ejercer el sacerdocio, también está la de ser el administrador, pues tiene que sacar adelante la parroquia que le fue encomendada y llevar a cabo el buen funcionamiento de la misma.

Para ello requiere de recursos que llegan a través de limosnas, o el pago de servicios como las misas.

Estima que en promedio ingresan a su parroquia de la delegación Gustavo A. Madero unos 40 mil pesos, de los cuales, tiene que pagar el salario de sus empleados, el mantenimiento del inmueble, los servicios del mismo, así como las aportaciones propias que como parte de una iglesia debe realizar.

Con excepción de los miércoles, que es cuando descansa, el resto de la semana oficia varias misas, confiesa a los fieles que así lo piden, encabeza horas santas, oraciones y las pláticas privadas referidas.

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