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La soledad de Bush

Con las renuncias de varios miembros de su Gabinete, el presidente de EU, George W. Bush, parece aislado cuando aún le faltan 16 meses de Gobierno. (Archivo)

Con las renuncias de varios miembros de su Gabinete, el presidente de EU, George W. Bush, parece aislado cuando aún le faltan 16 meses de Gobierno. (Archivo)

EL UNIVERSAL

A 16 meses de concluir su Gobierno, el presidente de EU observa cómo su primer equipo se va disgregando.

Con las renuncias del procurador general Alberto Gonzales y su consejero político Karl Rove, el presidente George W. Bush parece aislado y solo cuando aún le faltan 16 meses de Gobierno, pero incluso aparentemente debilitado e impopular, retiene la fuerza y la posibilidad de tomar decisiones.

A cambio, sin embargo, permanece el hombre que se convirtió en la principal “ave de tempestades” del Gobierno Bush, el vicepresidente Dick Cheney, un abogado de la expansión del poder presidencial y uno de los principales protagonistas de la decisión política que llevó a la guerra en Irak.

La presencia de Cheney no cambia una realidad: seis años después de iniciado el Gobierno Bush, sólo queda una figura texana -la secretaria de Educación Margaret Spellings- en una posición de influencia. Queda también la ahora subsecretaria de Estado para Asuntos Públicos, Karen Hughes, pero en un puesto que difícilmente la pone en el centro de las decisiones como estuvo en los primeros años de Gobierno, cuando cuidaba de la imagen de Bush en la Casa Blanca.

DEBILIDAD GENERALIZADA

Y por lo pronto, a 16 meses de que termine su Gobierno, el presidente Bush parece poco menos que solo, aislado y en una situación de debilidad generalizada en lo que se refiere a política doméstica y como consecuencia con un impacto poco alentador en términos de política internacional.

Pero al mismo tiempo y pese a que algunos historiadores lo clasifican hace tiempo como uno de los peores gobernantes en la historia estadounidense, Bush se encuentra en una situación que contradictoriamente parece brindarle al menos una oportunidad de reparar sus relaciones con el Congreso y tal vez, de acuerdo con Los Angeles Times, rescatar su legado histórico.

Para algunos se trata de una situación que tardó demasiado en llegar. De hecho, las renuncias de Gonzales y Rove durante el mes de agosto, no sólo implicaron la salida de dos muy controversiales figuras y ejes de escándalo, sino también la de los últimos “íntimos” texanos que podían reclamar la lealtad de Bush.

“La sorpresa es que se hayan quedado tanto tiempo”, dijo a reporteros Mark McKinnon, que fue consejero de medios durante las campañas para gobernador y presidenciales de Bush.

De hecho, tanto Rove como Gonzales se habían convertido en el centro de conflictos con demócratas y republicanos en el Congreso y su salida podría significar una nueva actitud. Pero nadie está seguro de qué es lo que implicaría.

Por un lado, como dicen algunos demócratas, podría ser una mayor colaboración con el Congreso, en un recuerdo de lo que fue la última parte del Gobierno de Ronald Reagan, que a la mitad de su segundo periodo estaba en medio de escándalos como el Irán-Contras y terminó “a tambor batiente”.

INFLUENCIA DE PERSONAJES

En alguna medida, la situación propicia el crecimiento de la influencia de personajes como Condoleezza Rice, secretaria de Estado desde hace dos años pero que no era de su círculo interno; de Robert Gates, el secretario de Defensa que tomó este año el puesto y veteranos operadores políticos como Josh Bolten, nuevo jefe de asesores de la Casa Blanca, y Ed Gillespie, ex presidente del Partido Republicano como consejero político.

Pero también puede implicar una nueva actitud en la que su colaboración sea sobre todo con los republicanos para tratar no sólo de recuperar su mayoría en el Congreso -o por lo menos evitar pérdidas mayores-, sino facilitar la elección de un candidato presidencial republicano. La consecuencia sería que las decisiones de Gobierno durante el próximo año estarían determinadas por necesidades de campaña política...

Con todo, algunos analistas creen que la salida de Gonzales y Rove no cambiará los problemas enfrentados por el Gobierno Bush, que tiene un índice de rechazo público sin precedentes, que es definido por una guerra impopular y que ha visto el desplome de sus prioridades políticas domésticas.

De hecho, dicen analistas, la contenciosa relación que existía entre la mayoría legislativa demócrata y la Casa Blanca puede no variar mucho. Los demócratas tenían una muy agresiva política de supervisión gubernamental y la intención de restablecer el poder del Legislativo, lo que con o sin Gonzales y Rove los pone en rumbo de choque con la Casa Blanca.

Pero Bush es todavía presidente de Estados Unidos y como tal jefe de las Fuerzas Armadas y con una autoridad ejecutiva que lo mantiene en control de políticas como la guerra en Irak.

“Con el pequeño margen del control demócrata en el Congreso, la capacidad de Bush para vetar legislación y sostenerlo en el Congreso le concede fuerza tanto en Irak como en sus debates presupuestales con los demócratas”, sostuvo The Christian Science Monitor con base en opiniones de Bruce Buchanan, un politólogo de la Universidad de Texas.

Rechazan primarias adelantadas

Hillary Rodham Clinton, Barack Obama y John Edwards se sumaron ayer a otros tres precandidatos presidenciales demócratas, quienes dijeron que no visitarán los estados donde se violen las reglas del partido al adelantar las elecciones primarias.

Su decisión representa un gran impulso a la primacía de cuatro estados donde se realizan las primeras votaciones -Iowa, Nueva Hampshire, Nevada y Carolina del Sur-, y es recibida con agrado por el Comité Nacional Demócrata (CND).

“Consideramos que Iowa, Nueva Hampshire, Nevada y Carolina del Sur tienen un papel único y especial dentro del proceso de nominación. Y consideramos que las normas del CND y su calendario proporcionan la estructura necesaria para respetar y reconocer este papel”, dijo la jefa de campaña de Clinton, Patti Solis Doyle.

El CND ha tratado de imponer la disciplina sobre varios estados decididos a votar antes del 5 de febrero e incrementar su influencia en el ciclo electoral.

“Iowa, Nueva Hampshire, Nevada y Carolina del Sur deben ser los primeros porque en esos estados las ideas cuentan, no solamente el dinero”, dijo Edwards. “Este sistema de nominación verificado y confiable representa la única forma en que los electores pueden juzgar a los candidatos en base a su calidad, no a su dinero”.

Obama dijo que el proceso de nominación del CND es “en el mejor interés de nuestro partido y nuestra nación”.

Sus comentarios se dan un día después de que sus rivales Chris Dodd, Bill Richardson y Joe Biden apoyaron el plan, promovido por los dirigentes demócratas de esos cuatro estados, los cuales tienen la aprobación de los líderes del partido para realizar las primeras votaciones primarias.

Ahora, han acordado que no competirán en ningún otro estado que vote antes del 5 de febrero, como piensa hacerlo la Florida, y Michigan estudia esa posibilidad.

La decisión representa un duro golpe a la Florida, que había adelantado su primaria para el 29 de enero y para Michigan, donde esta semana la legislatura votó a favor de adelantarla al 15 de enero, a pesar de la amenaza del CND de castigar a la Florida despojándola de sus 210 delegados, a menos que cambie de parecer en las siguientes cuatro semanas.

La posibilidad de que cinco candidatos no visiten la Florida y Michigan le restaría importancia a sus primarias, costándoles además sus delegados.

Renuncia senador republicano

El senador por Idaho Larry Craig renunció ayer tras haber sido arrestado en un operativo encubierto en un baño de hombres, cediendo a la presión de sus colegas republicanos que temen verse afectados en las elecciones debido al escándalo.

“Ofrezco disculpas por lo que he provocado”, dijo Craig, acompañado por su esposa, Suzanne. “Lo lamento profundamente”.

La renuncia del legislador buscó calmar una crisis política republicana que comenzó el lunes con la revelación de que se había declarado culpable de una acusación menor, después de que fue arrestado en el baño del aeropuerto de Minneapolis durante un operativo policial concebido para frenar la actividad homosexual en el sanitario.

Aunque los líderes de su propio partido habían pedido su renuncia, Craig se resistió a dimitir durante días, al considerar que no había hecho nada malo y que su único error había sido declararse culpable de una acusación de comportamiento indebido.

Los rumores sobre la sexualidad de Craig surgieron en la década de 1980. El legislador ha calificado de “ridículas” a las aseveraciones de que es homosexual.

Los republicanos, que temían que el escándalo pudiese afectar las elecciones del año próximo, enfrentaron el viernes otro revés, cuando el veterano senador John Warner, del estado de Virginia, anunció que se jubilará y no buscará un sexto mandato legislativo.

La Oposición demócrata ganó el otro escaño del Senado de Virginia, que estaba en manos de los republicanos, en los comicios de 2006.

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