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La revolución de las células madre

El doctor Rubén Argüero Sánchez, actual director del Hospital de Cardiología, del Centro Médico Nacional Siglo XXI, fue primero en realizar un trasplante de corazón en el país y pionero, a nivel mundial en la
utilización células autólogas, en pacientes terminales y con la nueva técnica de siembra
múltiple. (El Universal)

El doctor Rubén Argüero Sánchez, actual director del Hospital de Cardiología, del Centro Médico Nacional Siglo XXI, fue primero en realizar un trasplante de corazón en el país y pionero, a nivel mundial en la utilización células autólogas, en pacientes terminales y con la nueva técnica de siembra múltiple. (El Universal)

El Universal

Un equipo de médicos mexicanos ha conseguido, por primera vez en nuestro país y en el mundo, “sembrar” en el corazón de la persona afectada, células madre extraídas de sangre periférica del propio paciente.

Los avances esperanzadores con células madre adultas son constantes. En México, los enfermos de insuficiencia cardiaca grave ya tienen una buena razón para depositar sus expectativas de vida en los estudios que utilizan este tipo de células. Un equipo de médicos mexicanos, encabezado por el doctor Rubén Argüero ha conseguido, por primera vez en nuestro país y en el mundo, “sembrar” en el corazón de la persona afectada, células madre extraídas de sangre periférica del propio paciente, denominadas células autólogas.

“Estas células madre o células troncales (también conocidas como stem cells en inglés) —con su capacidad de información genética— favorecen el desarrollo de nuevos vasos sanguíneos, pueden trasformarse a diferentes tipos celulares, y mejorar el funcionamiento del corazón”, comenta Rubén Argüero, director del Hospital de Cardiología del Centro Médico Nacional Siglo XXI.

¿Qué son estas células? ¿Dónde se encuentran? ¿Cómo se obtienen? Al respecto, Guillermo Prado Villegas, Jefe de Residentes de Cirugía Cardiotorácica, del Centro Médico Nacional Siglo XXI, comenta en entrevista que son células de origen embrionario, localizadas en todos los seres humanos, y guardan la capacidad de diferenciación, es decir, de transformarse en cualquier otro tipo de célula del cuerpo humano.

Se encuentran especialmente en la médula ósea, así como en la circulación general, y se obtienen directamente del torrente sanguíneo, mediante un proceso de estimulación y filtración sanguínea.

Para el especialista, la importancia de la célula madre adulta radica en que permite utilizar células con capacidad de diferenciación similar a las células embrionarias, pero en contraste se pueden obtener del propio paciente en cualquier momento, sin necesidad de embriones.

A su vez, son la fuente y el origen de todos los tejidos del cuerpo. Se le podría denominar: células precursoras, células maestras, células progenitoras, células rectoras, apunta Juan Carlos García de Vicente en su obra “Células Madre, Aspectos Científicos y Éticos de su Obtención y su Uso en Medicina”.

Para el especialista y profesor en bioética, en realidad hay dos fuentes de células madre. La primera son los embriones, (células madre embrionarias), y la segunda, los órganos de un individuo (células madre adultas). Son estas últimas, las utilizadas por el cardiólogo mexicano Rubén Argüero y su equipo, para realizar la “siembra” de células madre en el tejido cardíaco de los pacientes afectados.

“El uso de células madre adultas no plantea ningún dilema ético, ya que se extraen de personas adultas y de ciertas partes de su cuerpo sin ningún daño o lesión”, aseguran.

Por otra parte, la insuficiencia cardiaca está considerada como la epidemia cardiovascular del siglo XXI. Su mortalidad y su morbilidad son muy elevadas y consumen cada vez más recursos sanitarios.

Casi la mitad de los enfermos de insuficiencia cardiaca ha presentado un infarto de miocardio; de ahí que como consecuencia, el tratamiento de regeneración miocárdica con células madre haya surgido como una esperanza para atender las enfermedades cardiovasculares, aseguran los especialistas.

Células madre embrionarias

El uso de las células madre embrionarias se han convertido en un tema de debate para la sociedad actual, pues ciertos investigadores afirman que son necesarias ante el tratamiento de enfermedades; y en contraste, los opositores sustentan que ellas “hieren” el derecho a la vida, pues cada embrión sería un ser humano en potencia.

“Filósofos y especialistas en bioética se preguntan si es lícito aceptar la producción de células madre derivadas de embriones con el único propósito de utilizarlas en experiencias médicas, y padecimientos como diabetes, cáncer, enfermedades hepáticas, mal de Parkinson, Alzheimer, y problemas cardíacos”, comenta Cristian Cegato, en la nota titulada ¿Qué hacer con los embriones congelados?

A su vez, para la abogada Claudia de Buen, subcoordinadora de la Comisión de Derecho Civil y Secretaria de la Comisión de Equidad y Género, de la Barra Mexicana Colegio de Abogados, la vertiginosa evolución de la ciencia ha provocado que las leyes se vean rebasadas, de modo que legislar sobre temas de bioética es inaplazable y no es cuestión sencilla.

“Sabemos que algunos tejidos y órganos humanos tienen la capacidad de autorepararse, como el músculo esquelético o de regenerarse como el tejido óseo, o la piel. Otros —como el tejido nervioso— no cuentan con tal posibilidad. Por ello, la ciencia procura la forma de restablecer parcial o totalmente los órganos y tejidos enfermos, recurriendo a los trasplantes de órganos de donantes, no siempre con éxito.

Actualmente se ofrece otra posibilidad, más segura, que consiste en la utilización de células madre con capacidad para desarrollar células distintas a su línea celular original, y crear o reparar el tejido u órgano enfermo”, opina.

La investigación sobre el crecimiento, desarrollo y diferenciación de las células madre conduce a resultados apasionantes. Y no cabe duda, de que el avance de las terapias con células adultas, resulta extraordinariamente revelador, concluye César Nombela, autor de la obra “Células Madre, Encrucijadas biológicas para la medicina”.

De la polémica a la esperanza

En el quirófano, el corazón de Ramón Corral latía, y quedaba totalmente expuesto, para después ser inyectado con más de 25 agujas “sembradas” directamente en su tejido cardíaco. Agujas que contenían sus propias células madre.

Esa mañana Don Ramón, de 71 años y padre de once hijos, fue el paciente número 86 en ser intervenido.

Su vida estaba en las manos de un equipo multidisciplinario, liderado por el doctor Rubén Argüero Sánchez, actual director del Hospital de Cardiología, del Centro Médico Nacional Siglo XXI, primero en realizar un transplante de corazón en el país, y pionero, a nivel mundial en la utilización de este tipo de células madre, en pacientes terminales y con la nueva técnica de siembra múltiple.

Tratamiento que sirve para atender insuficiencias cardiacas por múltiples enfermedades en estadio terminal, siendo específicamente la cardiopatía izquémica la que representa la primera causa de muerte en México y en el mundo occidental, comenta el doctor Martín Horacio Garrido Garduño, Jefe de la Clínica de Insuficiencia Cardiaca, y Coordinador del Comité de Trasplantes del Hospital de Cardiología del Centro Médico Nacional Siglo XXI.

El corazón de Ramón Corral tenía un color amarillento antes del implante o “siembra” de las células madre. La tensión en el quirófano era evidente, pues a decir del doctor Argüero, la gravedad de tales pacientes origina que se toque el filo entre la vida y la muerte a cada instante.

Después de la aplicación de las inyecciones el corazón del paciente latía de otra forma, y tenía otro color. Era más rojo. El doctor Argüero explica que a partir de ahora, iniciará el proceso para dejar de ser un corazón enfermo.

“Entre tres a seis meses después del implante de células, se observa la formación de nuevos vasos sanguíneos en el corazón; su capacidad de contracción alcanza un nivel muy satisfactorio, la función ventricular cambia radicalmente y la circulación mejora de forma impresionante”, comenta el especialista.

El procedimiento consiste en la implantación de células madre en caso de insuficiencia cardiaca grave, tomadas del propio paciente e inyectadas directamente en su tejido cardíaco, distribuyéndolas en forma homogénea en las diferentes zonas y caras del corazón.

Oscar García, de 44 años, y José Cuauhtémoc Henríquez, de 51 años, estaban desahuciados. No les restaba otra posibilidad que esperar un trasplante de corazón.

Sin embargo, el panorama cambió para ambos, al ser sometidos al método quirúrgico de “siembra” de células madre en su propio corazón en el Hospital de Cardiología del Centro Médico Siglo XXI.

Hoy, a un año de la intervención, ambos desarrollan sus actividades bajo óptimas condiciones de salud. Óscar como programador de computadoras y padre de una niña de dos años; y José Cuauhtémoc como marino y jefe de máquinas y padre de un hijo de 18 años. “Ya no caigo desmayado como antes. Ya no siento que mi corazón esté oprimido. Volví a nacer”, comenta José Cuauhtémoc, en entrevista.

Para el doctor Martín Garrido Garduño, esta técnica representa una oportunidad para aquellos pacientes que no tenían ninguna opción de tratamiento. “Su potencialidad de uso es muy grande, y la facilidad de aplicación puede hacer que en poco tiempo se generalice en nuestro país”, concluye.

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