Dejan al desnudo vestuario y ajuar de Frida Kahlo en libro
CIUDAD DE MÉXICO.- El libro El Ropero de Frida recoge en sus páginas más de 400 vestidos y elementos del ajuar de Frida Kahlo, que estuvieron guardados bajo llave en un cuarto de baño de su casa museo y a los que un grupo de expertos tuvo acceso en 2004.
Romeo Flores, presidente del Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León (Conarte), institución que financió los cinco mil ejemplares del libro, explicó ayer que la artista “convertía sus vestidos en una obra de arte, no sólo para mostrarlos, sino para ocultar su sufrimiento y dolor físico, y enfrentarse a la sociedad”.
Con tres años de investigación y 1.2 millones de pesos (109 mil dólares) el volumen presenta el vestuario de la pintora modelado en los escenarios de la Casa Azul, en el barrio capitalino de Coyoacán, donde Frida nació y vivió con el muralista Diego Rivera.
El material encontrado incluye vestidos, bolsos, corsés ortopédicos, faldas, batas de hospital, capas, camisones, enaguas, mantelería y diversas prendas tradicionales mexicanas.
Kahlo sufrió la amputación parcial de una pierna y tenía graves daños en su columna vertebral, por lo que debía llevar una prótesis y corsés ortopédicos, situación que le obligó adaptar su vestuario.
La pintora cuidaba mucho su apariencia y aparecía habitualmente con prendas de la cultura tradicional mexicana, en parte por la influencia de su madre, natural del Estado sureño de Oaxaca, una de las zonas mexicanas con fuerte presencia indígena.
La investigación del ropero de Frida la llevaron a cabo las hermanas Denise y Magdalena Rosenzweig, que fueron quienes accedieron al ajuar.
Las piezas fueron fotografiadas y catalogadas, para que más tarde la experta Marta Turok hiciera un análisis desde el punto de vista antropológico y un estudio sobre la imagen de Frida a cargo de la también experta Teresa del Conde.
Junto a algunos de los vestidos que aparecen en el libro, se coloca una fotografía de Frida donde la pintora aparece con la prenda. El volumen contó también con la colaboración de la Casa Azul y del Museo Dolores Olmedo, ambos poseedores de una gran colección de obras de la artista y elementos que usó en vida.
Es posible que se lancen próximamente ediciones del libro en inglés y en francés, ante las peticiones del Museo Textil de Washington y del Louvre parisino.
