“El Rey del Jaripeo” encantó a los laguneros que acudieron a su show en el palenque de la Expo Gómez.
GÓMEZ PALACIO, DGO.- Bailó a las “gorditas”, regañó a los peleoneros, se enojó con el ingeniero de sonido y hasta tiempo se dio de recordar a sus amigos Valentín Elizalde y Antonio Aguilar.
La madrugada del sábado Joan Sebastian vivió todo tipo de emociones en el Palenque de la Expo Feria Gómez Palacio: alegrías, tristezas, enojos pero sobre todo el amor y veneración que le manifestó su público lagunero.
“Desde Juliantla, Guerrero el Alacrán del Sur... ¡Joan Sebastian!”. Los aproximadamente tres mil asistentes (cifra proporcionada por los organizadores) rompieron en gritos y “ajuás”. Ahí estaba, en medio del redondel que esa noche daba la impresión que se había achicado, y es que un total de 24 músicos y un corista se encontraban instalados alrededor, acompañados por todos sus instrumentos. Sin embargo, el espacio fue lo de menos, pues aunque el “Rey del Jaripeo” tenía muy poco para dónde moverse, contó con el área suficiente para que colocaran su micrófono y hasta para echarse un zapateado.
En punto de la 1:00 de la madrugada salió a escena; Tatuajes fue la primera de la noche y la que dio inicio con el torrente de éxitos tal fue el caso de Un Idiota, Me Gustas y El Perdedor.
Delgado, bajito de estatura y muy dicharachero; estaba contento de pisar estas tierras y eso se le notaba, pero más contento se ponía cuando veía el efecto que la música sinaloense tenía en la gente, de ahí que decidió apoyarse en su banda para cantar Lobo Domesticado, misma que dedicó a su amigo Valentín Elizalde.
Siguió el turno de Más allá del Sol. El ánimo estaba a su máximo nivel así como el baile; la gente aprovechaba cualquier lugarcito para darle duro al taconazo, incluso hubo una pareja en el área de butaca que utilizó parte del pasillo como pista de baile. Pero lo mejor estaba por venir cuando el papá de José Manuel Figueroa comenzó a entonar Así te Quiero.
“Chaparrita cuerpo de uva, cinturita de gallina ya no hagas más aerobics, tú figura me fascina...”, y las gorditas comenzaron a desfilar por el redondel orgullosas de su robusta figura, pero sobre todo, por estar bailando nada menos que con Joan Sebastian. “¡Qué buena onda de gorditas... aquí sí que tienen variedad, hay de manteca, chile, chicharrón...”.
El Pirata y Llorar continuaron con la velada; los que no cantaban, bailaban o si no “pisteaban” o se fundían en un abrazo. La alegría acabó de desbordarse con el tema Juliantla, los que se habían resistido a bailar no pudieron más y se levantaron de sus lugares. El ambiente parecía perfecto, pero de pronto en una de las partes altas de la zona de butaca comenzó a darse una pelea que por momentos parecía salirse de control. La gente estaba expectante, viendo cada detalle, cuando llegó la policía y cuando finalmente fueron desalojados los contrincantes. Joan jamás dejó de cantar, pero al término de su tema no pudo evitar hacer un comentario al respecto, sobre todo por el temor que la riña causó en una pequeñita que acudió acompañada de sus papás.
“No se preocupe mi reina, aquí es un lugar para toda la familia... a ese par de amigos, ¡no, no son mis amigos, yo no tendría amigos de esos! Si tienen diferencias muy grandes pues vayan a partirse la ma... afuera!”, dijo provocando la algarabía y respaldo del público.
El resto del show continuó en santa paz con Las Mariposas, Eso y Más, Con tu Amor, Zangoloteadito, Secreto de Amor, 50 Años, Recuérdame Bonito y Sentimental. Uno de los momentos más emotivos fue cuando dedicó el corrido Bandido de Amores a su amigo Antonio Aguilar. El concierto terminó a las 2:34 de la mañana entre una lluvia de aplausos y un “Nooo” general. Joan todavía no quería irse, pero como la felicidad no es eterna, tuvo qué decir adiós.
Para recordar
Joan Sebastian encantó durante su presentación de la madrugada del sábado.
-Lo emotivo: cuando dedicó el tema Bandido de Amores a su amigo Antonio Aguilar. “Esta canción va dedicada a un hombre ejemplar y quiero desearle el mejor de los caminos”.
-Lo malo: que durante toda el concierto estuvo batallando con el sonido, por lo que en varias ocasiones regañó al ingeniero.
-El regalo: unos “choninos” que le obsequió una de las gorditas que pasaron con mientras entonaba Así te Quiero.
