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El ‘divo’ que todos quieren

FIESTA | ALREDEDOR DE 4500 PERSONAS SE REÚNEN PARA GOZAR A ‘JAUNGA’

Juan Gabriel convirtió el palenque en un verdadero festín, en el que incluso se dio el lujo de brindar. (Fotografías de Ramón Sotomayor Covarrubias)

Juan Gabriel convirtió el palenque en un verdadero festín, en el que incluso se dio el lujo de brindar. (Fotografías de Ramón Sotomayor Covarrubias)

Eunice Martínez Arias y Cecilia de la Rosa El Siglo de Torreón

Juan Gabriel hace de las suyas una vez más sobre el escenario deleitando a los laguneros

GÓMEZ PALACIO, DGO.- Hizo lo que se le vino en gana: tiró el vino, bailó, se quitó el saco y hasta hubo un momento que se arrodilló ante toda la gente. Bien lo dijo una persona del público “ya lo he visto como siete veces, pero el de ahora es el mejor show que le he visto a Juan Gabriel”.

Y de verdad no se equivocó al asegurarlo. Los mismos organizadores aceptaron que “algo traía, como que se le sentía una buena vibra, y hasta se veía más delgado que otros años”.

Pero en realidad la apariencia del “Divo de Juárez” era lo que menos importaba, sino todo lo que tenía qué darle a su gente de La Laguna, a la que en repetidas ocasiones le dijo “qué bonitos, son un amor”, con la que brindó y premió todos sus aplausos con sensuales movimientos.

Su espectáculo inició en punto de las 11:30 de la noche, más temprano de lo que muchos imaginaron pues incluso las personas continuaban llegando al palenque pasada la media noche, “es que creíamos que iba a empezar más tarde”, decían algo decepcionadas porque ya se habían perdido parte del concierto.

Para esta ocasión seleccionó camisa blanca, así como traje y botines amarillos. En el redondel, además de los músicos también contó con una mesa que tenía dos rosas, dos copas de vino y dos de agua, así como una jarra con el vital líquido.

Juro que Nunca Volveré, fue la primera de la noche. Los 11 músicos y cinco coristas estaban atentos a las órdenes del cantante así como a todos sus movimientos, los cuales comenzaron a subir de tono al interpretar Hazlo por mí Corazón, en donde tomó el pedestal del micrófono y se meneaba sugestivamente.

En las gradas y en butaca el panorama era el mismo: un público feliz y cantador, mujeres emocionadas y hombres dispuestos a pasarse una excelente velada.

A las 11:56 de la noche empezaron las “emociones fuertes”; un solo de sax para luego iniciar con las notas de Yo no Nací Para Amar. En ese momento estalló el volcán de emociones en el que se había convertido el palenque, y acabó de agarrar calor cuando luego de echarse un trago de vino, “Juanga” comenzó con Querida.

Los televisores colocados en la parte alta del redondel, estuvieron prendidos durante todo el show, lo que permitía seguir cada movimiento del afamado artista, como cuando entonó Mi Fracaso, Insensible, He Venido a Pedir Perdón y Déjame Vivir, la cual aprovechó para darse vueltecitas, levantarse el saco y recibir infinidad de chiflidos.

A las 12:32 el mariachi entró abruptamente al ruedo tocando un popurrí de temas mexicanos a la vez que Juanga los veía divertido. Ya estaban ahí y había qué aprovecharlos, y ¡por supuesto que lo hizo! Al entonar La Diferencia ayudado por el coro monumental en el que se había convertido el sitio.

Las palabras salieron sobrando durante las tres horas que duró el concierto, los alrededor de cuatro mil 500 asistentes hicieron sin reparar lo que él les indicaba como si se tratara de su rey... y realmente lo fue.

La noche era totalmente de él y por lo mismo se le permitía todo, hasta remover los sentimientos de sus seguidores con canciones como Abrázame muy Fuerte, Amor Eterno, Tenías qué Ser tan Cruel, Quédate Conmigo Esta Noche, Yo Necesito Saber, Siempre en mi Mente y Se me Olvidó Otra Vez; pero más que un suplicio, para el público fue un desahogo, pues los hombres reclamaban el desamor de las damas y ellas, les “recordaban” su desprecio.

Todos estaban felices por tan triunfal noche, y eso había qué celebrarlo con una copa de vino y un tema que llegara al corazón. Fue entonces cuando lleno de emoción comenzó a cantar La Borracha y No Vale La Pena para luego seguir con Si Nos Hubiéramos Casado, Esta Noche Voy a Verla, Si Quieres y Soledad.

El reloj casi marcaba las dos de la mañana, y el “Divo de Juárez” no daba muestra de cansancio ni de que se fuera a ir, más aún se entregó sólo como él sabe al momento de entonar Te lo Pido Por Favor; su voz resonaba en el lugar al igual que la música; la piel se erizaba y las emociones quedaban al descubierto, pero acabaron de desbordarse cuando al final del tema, Juan Gabriel se arrodilló ante toda la gente, la cual -como movida por un impulso- de inmediato se puso de pie y lo ovacionó sin cesar.

Las sorpresas continuaban, tocando el turno de Hasta qué te Conocí, en donde dos miembros del mariachi hicieron de las suyas bailando sexy y uno de ellos, hasta despojándose del saco, cinto y chaleco, mientras Juanga lo veía sonriente.

Eran las 2:05 de la madrugada cuando el concierto parecía haber llegado a su fin. Los cinco coristas se pusieron de pie y empezaron a cantar “Es todo, es todo”, pero los laguneros no estaban dispuestos a dejarlo ir y de inmediato se levantaron de sus lugares y le pidieron otra. “Gracias Gómez, Torreón, Lerdo...”.

Diez minutos más tarde volvió al ruedo el mariachi completo, y junto con los coristas -todos con gorra, le dieron “trámite” al Noa Noa. Aquello era una fiesta en toda la extensión de la palabra, el mariachi comenzó a rapear, todos bailaban y contoneaban su cuerpo por el reducido espacio, yéndose finalmente a las 2:35 de la madrugada.

El tiempo había terminado, Juan Gabriel dejó el redondel caminando lentamente pero embargado por la emoción. De nueva cuenta se había anotado otro triunfo.

Los pone en jaque

Nadie sabía dónde estaba, incluso tenía reservada la suite presidencial de un lujoso hotel y jamás se apareció por ahí. Juan Gabriel puso a sudar la gota gorda a los organizadores del palenque de la Feria de Gómez Palacio, pues no tuvieron noticias de él sino hasta minutos antes de que comenzara el show.

Para empezar, el “Divo de Juárez” se vino a La Laguna vía terrestre desde Acapulco, se suponía iba a llegar directo a la hostería, sin embargo jamás la ocupó.

Trascendió que el intérprete arribó a la región a las 6:00 de la mañana del domingo, y aunque algunos creían que se encontraba en la casa que tiene en la Comarca, gente cercana a él desmintió que hubiera estado ahí, “nadie sabe dónde ni con quién se pasó todo el día”.

Cerca de las 11:00 de la noche arribó al palenque en una camioneta, acompañado únicamente por un amigo. Cuando terminó su espectáculo, de inmediato salió del lugar y tampoco se dirigió al hotel, aunque eso sí, antes de irse pidió a uno de los organizadores que le consiguiera un pollo asado.

Juan Gabriel convirtió el palenque en un verdadero festín, en el que incluso se dio el lujo de brindar. (Fotografías de Ramón Sotomayor Covarrubias)
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