Reygadas arrancó aplausos en Cannes

Dan a Luz silenciosa, del mexicano Carlos Reygadas una ovación de siete minutos.

El mexicano Carlos Reygadas arrancó el aplauso de la crítica en el pase de prensa de su filme "Stellet licht", estrenado en Cannes en competición por la Palma de Oro, en una de las jornadas más intensas del festival, en la que también entraron a concurso Quentin Tarantino y Julian Schnabel.

"Stellet licht" es una historia de amor rodada en una comunidad menonita, culto anabaptista surgido en el siglo XVI en Suiza y cuyos seguidores llegaron al norte de México en 1922.

Los menonitas son una comunidad similar a la formada en EU por los amish, famosa gracias a películas como "Witness" (1985) y que, al igual que sus correligionarios mexicanos, se dedican a la agricultura y la ganadería y rechazan toda violencia e innovaciones tecnológicas como las computadoras o la televisión.

Pero a diferencia de los amish, los menonitas sí han adoptado el uso del automóvil y la maquinaria agraria, como puede verse en la cinta de Reygadas, interpretada en la lengua de esa comunidad, el plautdietsch, un dialecto germánico emparentado con el neerlandés.

La mayoría de los mexicanos conoce a los menonitas como "una gente que vende queso y piensan que no son más que eso", explicó Reygadas en la rueda de prensa tras el pase.

"Yo quería mostrar cómo trabajan la tierra, cómo viven" en sus comunidades del Estado de Chihuahua, "un entorno perfecto para rodar".

Además, allí encontró lo que buscaba para contar la historia de "Stellet licht" -traducible como "Luz silenciosa" y que se estrenará en octubre en México-, que era un entorno familiar.

Para ello, "antes del rodaje estuve allí un tiempo y establecí unas relaciones muy cercanas, de amistad. Estuvimos en sus casas y compartimos su vida", indicó.

Normalmente "nunca decido previamente dónde voy a rodar, pero aquí no fue así, porque el film depende del paisaje, de la naturaleza, del espacio", añadió Reygadas.

"Pero lo que me inspiró fue la historia, un hombre que ama de diferentes maneras", puntualizó.

Un hombre interpretado por Cornelio Wall Fehr, nacido en Cuauhtémoc (Chihuahua) y sin experiencia alguna como actor, al igual que la intérprete de otro papel clave, María Pankratz, natural de Kazajistán.

Ambos acompañaron a Reygadas en la rueda de prensa, en la que Wall Fehr recordó que cuando le ofreció el papel "había oído hablar de Carlos, pero no había visto sus películas" y "no sabía cómo iban a ir las cosas".

"Pero cuando leí el guión, lo pensé y dije que sí", añadió este actor novel cuyo rostro curtido por el sol habla de su trabajo como agricultor y quien cree que esta película puede "enseñar a amar de verdad".

Pankratz agregó que durante el rodaje, por las diferencias idiomáticas, se estableció "otro tipo de comunicación más allá de las palabras".

Eso es algo que caracteriza a todo el filme en sí, basado en "una idea que tenía y que quería compartir", apuntó Reygadas (Ciudad de México, 1971) durante la rueda de prensa, en la que, vestido con sandalias y atuendo oriental, respondió a las preguntas de la prensa con tanta soltura en inglés como en francés.

"Tenía que hacer la película en el lenguaje que hablan en esta sociedad monolítica" que son los menonitas, indicó el cineasta, que vuelve a aspirar a la Palma de Oro tras hacerlo en 2005 con "Batalla en el cielo" y ganar una mención especial a la Cámara de Oro en 2002 con "Japón".

Respecto a estas películas, "Stellet licht" es una historia de corte más clásico, claramente emparentada con la obra maestra del danés Carl Theodor Dreyer "Ordet" (1955), pero que conserva el amor de Reygadas por los actores amateur, el ritmo lento y los silencios, cosa que al gusto de algunos críticos alarga en exceso el metraje.

Sobre las connotaciones con "Ordet", "es uno de mis filmes favoritos" y puede interpretarse como "una especie de tributo, pero son diferentes", en especial por las motivaciones, la fe en el caso de Dreyer y el amor en "Stellet licht", apuntó.

Y en cuanto a las más de dos horas de duración de la cinta, replica que le gusta dar a "las películas el tiempo que necesitan", tanto en el montaje como en el rodaje.

En este caso, esa exigencia incluyó tener que esperar hasta una semana para que lloviera en una secuencia clave, "lo que fue posible porque éramos un equipo pequeño, sólo once personas", entre ellas Alexis Zabé, responsable de la fotografía del film, lograda con luz natural sin foco alguno.

Además, a Reygadas no le obsesiona buscar el público a toda costa: "A unos espectadores les pido mucho y a otros nada. Y es que el espectador, en el fondo, no existe".