(Primera parte)
En la columna dominical pasada del día seis de mayo, vimos cómo en nuestra reciente conferencia del Distrito 4110 el representante del presidente internacional de Rotary, señor Darío Bottero, en su mensaje se refirió a nuestra sociedad como a una sociedad enferma, que por la similitud con el funcionamiento de un cuerpo, la aquejan graves problemas que la pueden llevar a la muerte o al caos total de no intervenir en forma urgente para curarla; proponiendo una posible solución o remedio en la actuación inmediata de un grupo de jóvenes o líderes comprometidos que con altos valores de: justicia, honestidad, valentía, etc... la puedan llevar por un mejor sendero; y los rotarios en nuestro trabajo como voluntarios internacionales debemos empeñarnos en descubrir este grupo de jóvenes para proyectarlos y prepararlos para que encabecen la sociedad futura.
En este mismo tenor, tuvimos una conferencista magnífica, la Sra. María Teresa Montero Mendoza, profesora de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, doctorada en Educación y Pedagogía, con varios libros escritos en estos rubros de la educación y orientación vocacional, especialmente dirigidos a los jóvenes y sus maestros; su conferencia versó sobre: “Juventud y Complejidad”.
Su primera aseveración la basa en Gibrán Jalil Gibrán que hablando de los jóvenes dice de ellos: “La alegría de los jóvenes debe de ir acompañada de una buena dosis de sabiduría”.
“Sin embargo quien se dedique al estudio de los jóvenes encontrará con frecuencia una realidad difusa y en ocasiones hechos sombríos; los jóvenes de nuestro presente son los hijos del sol, son los hijos de la acumulación del pensamiento elaborado por muchos años; para algunos vienen con un chip integrado, nadie maneja mejor la informática y los celulares con la digitalización desde los primeros años de vida que las nuevas generaciones; el querer estudiarlos es bastante difícil, para algunos estudiosos la investigación por campos es más esclarecedora: las modas, el tipo de música, acudir a sus sitios de notoriedad, nos pueden dar más datos y reconocer los rasgos de sus personas. Pero la profesora María Teresa Montero insiste en enfrentar con valentía lo intangible de su conducta, las verdaderas motivaciones de su vida, lo invisible de su ser más profundo. Situación no fácil, ni siquiera para el docto; en sus estudios ella ha encontrado una gran riqueza en los jóvenes actuales: tienen una empatía colectiva lo que les facilita mucho las relaciones interpersonales y la globalización, tienden mucho al nomadismo, lo que los enfrenta a un mundo sin fronteras y sin idiomas, requieren para existir más de una experiencia vital que de un compromiso rutinario y en general sin ninguna ideología, reconocen las fuerzas de la vida, por lo que tienen un gran respeto por la naturaleza. Han dejado de creer en los grandes proyectos de nación por decepción y no esperan obtener la felicidad postergada; es importante invitarlos a proyectos integristas, con juicios de valor, y donde se encuentren en una zona confortable social y espiritualmente.
Creen más en el romance y la poesía que en lo prosaico y tienen más posibilidades de integrarse en una sociedad compleja que las generaciones anteriores. Gran parte de su cultura es de imágenes y experimentan con frecuencia una gran movilidad.
Desvían la violencia, pero se pelean para conocerse mejor; en el aprendizaje no les gusta lo estrictamente material, tienen mucha imaginación y con frecuencia tienen mejores resultados si se introducen en la materia elementos lúdicos.
Los jóvenes actuales tienen un mayor sincretismo espiritual, mayor apertura a lo sobrenatural, mayor afán por la búsqueda del sentido de la vida, prefieren lo afectivo y lo espontáneo, saben que el bien es silencioso y consideran a todos como iguales aún en el estado actual de los diferentes países, lo que los hace vivir una sociedad muy incluyente, siendo globales alcanzan una sabiduría milenaria que está a su disposición. En lo científico tienen muchos puntos de vista en las ciencias sociales, en la psicología, en la medicina, por lo tanto exigen maestros de mayor compromiso, de mayor altura y cultura”.
Termina la maestra recomendando tener más dialogo con los jóvenes, una mayor profundidad para hurgar en sus sentimientos y sentido de la vida y un poder influir como verdaderos guías para evitar desviaciones especialmente por subestima, pandillerismo o drogas y que ellos puedan alcanzar su realización en el tiempo actual que les tocó vivir de una sociedad más compleja.
“SEÑALEMOS EL RUMBO”.
