Debido a lo que se invierte en su práctica, es común que los golfistas sean personas que ocupan puestos de nivel gerencial para arriba.
El golf es el cuarto deporte más practicado en el mundo, por lo cual resulta claro que los altos costos que su aprendizaje y práctica implican no son impedimento para sus adeptos.
El jugar golf representa, por lo menos en nuestro país, todo un estilo de vida; se ha convertido en un símbolo de status y es una excelente excusa para relacionarse social o empresarialmente.
Este deporte se halla en pleno crecimiento en México, no sólo gracias al ejemplo de Lorena Ochoa --actual número uno del ranking mundial femenil--, sino también porque la nueva generación de yuppies (young urban professionals o jóvenes profesionistas urbanos) lo han adoptado como uno de sus pasatiempos favoritos.
Practicarlo sigue siendo un asunto de elite, ya que un golfista dedicado puede llegar a gastar hasta un millón de pesos anuales en rubros como la renovación de su membresía en un club de prestigio, accesorios para jugar, prendas y zapatos especiales, clases, compra o renta del carrito, el caddy, bebidas, comidas y hasta viajes especiales y apuestas.
El golf tiene su origen en el siglo XV, y fue inicialmente una muy simple diversión de los pastores escoceses quienes gustaban de golpear con palos unos pedruzcos hasta llegar a una meta preestablecida. De este juego tan rudimentario se fueron derivando poco a poco reglas cada vez más sofisticadas.
Más tarde, ya convertido en un deporte en toda regla, saltó a la aristocracia y alta burguesía. Los instrumentos para practicarlo, los bastones y las bolas, fueron evolucionando con el tiempo.
Los palos empezaron a fabricarse de distintos metales para poder dar mayor o menor intensidad a los golpes, lograr más o menos distancia en el recorrido de la bola y para direccionar mejor su trayectoria.
También surgieron los primeros campos de golf y las normas definitivas para el juego; la "meta" se convirtió en un hoyo, en el que debe entrar la pelotita tras un número determinado de golpes.
El golf fue traído a México por los ingleses y estadounidenses que se establecieron en nuestro país. Dado que acostumbraban jugarlo y no había donde hacerlo, se vieron "forzados" a construir campos.
"El primero en el país fue el Club de Golf México, le siguieron otros como el Country Club y el Club de Golf Chapultepec", explicó Joel Arturo Salazar, director general de la revista oficial de este último. Los productos relacionados con este deporte eran importados de Inglaterra y Estados Unidos y llegaban a tiendas como Liverpool y Palacio de Hierro: los palos, zapatos, pelotas, todo, hasta las faldas escocesas con las que se acostumbraba jugar en honor a su origen.
A medida que los clubes se extendieron a lo largo de la República, se vio la necesidad de crear un órgano que rigiera al golf en el país.
Fue así que en abril de 1926 se reunieron los representantes de algunos clubes y después de varias reuniones lograron crear la primera asociación de golf en México.
En 1947, el ex presidente Miguel Alemán Valdés (quien gustaba de practicar el juego), consideró necesario erigir una entidad con carácter oficial y encargó la misión a Antonio Correa. Ese mismo año, con el apoyo de algunos directivos de clubes, se logró constituir la Asociación Mexicana de Golf.
Cada vez más mexicanos practican este deporte y se interesan por saber cada vez más de él. En la actualidad, México se ubica en el tercer lugar como país golfístico de América.
Según Juan Carlos Correa, coordinador de torneos infantiles y juveniles de la Federación Mexicana de Golf, en nuestro territorio hay más de 21 mil jugadores registrados, y 192 campos, de acuerdo con golf.com.mx.
"Hay un boom, muchos lo atribuyen a que Lorena Ochoa se ha colocado en los primeros lugares del ranking mundial, pero el éxito de este deporte se debe también a la globalización; la gente que más viaja y más gasta busca practicarlo en los lugares a donde va, ya sea para relajarse o como parte de sus actividades de negocios.
"En México se están formando nuevas generaciones de golfistas. Hay niños de seis años que le pegan a la pelotita y a medida que los jugadores se multiplican, sucede lo mismo con los campos", dice Salazar.
En el libro "Gourmand Golf", de César Calderón, se lee que "practicar el golf concede muchos beneficios a niños y adultos: templa el carácter, descongestiona el cuerpo y el espíritu, además de resultar benéfico para la emoción. Permite entablar un diálogo con la naturaleza [...] Si se juega una vez, lo querrá jugar para siempre, y ese sí es un problema".
Familias mexicanas de apellidos tan conocidos como Alemán, Peralta, algunos de los Slim, Burillo o los Funtanet (propietarios del club de golf Bosque Real) han dado impulso al deporte y en algunas de ellas ya hay tres o cuatro generaciones de golfistas.
México es el país latinoamericano que más campos tiene, y eso repercute no sólo en la difusión y práctica del deporte sino que incrementa y beneficia al turismo. Un campo habitualmente no se reduce al área en la que se juega, sino que suelen incluir casas club, restaurantes, bares y hasta salones de eventos; a los más lujosos se anexan incluso hoteles, marinas, helipuertos y spas, llegan a ser espacios totalmente glamourosos.
Según datos de Arturo Salazar, el mantenimiento de un buen campo de golf cuesta alrededor de 10 millones de dólares anuales (más de 100 millones de pesos).
"Para mantener realmente verde a esa magnitud de terrenos todo el año son necesarios cuidados muy especiales y la contratación de agrónomos, jardineros, floricultores, expertos en riego, ingenieros, arquitectos y hasta químicos (para el proceso de desalinización del agua cuando el campo está a orillas del mar)".
La superficie del campo varía, según el diseño de cada uno, pero todos comprenden 18 recorridos con sus hoyos correspondientes. Cada uno es distinto y presenta diversas complicaciones, como trampas de arena, de agua, algunas partes con hierba más crecida donde se hace más difícil tirar, etcétera.
Este deporte también marca ciertas reglas de etiqueta o comportamiento, algunas de ellas son: no hacer swings (golpes) de prueba en dirección a compañeros u otras personas; no tirar los palos con ira o enfado cuando algo no salga como se quiere; estar preparado cuando llegue el turno de jugar; no moverse, hablar o permanecer cerca mientras un jugador prepara o ejecuta un golpe.
La vestimenta también se rige por algunas reglas de etiqueta. No se deben usar camisetas sin cuello ni jeans; para las mujeres, está prohibida la ropa escotada o muy atrevida.
El golf es de esos deportes que entre más joven se comience a practicar, mejor. Hay equipo disponible para niños desde los tres años. Lo indispensable para comenzar es un guante, los palos (maderas, hierros y wedges), bolas, zapatos y la bolsa. Las boutiques donde se pueden adquirir todos estos accesorios se ubican en algunos centros comerciales exclusivos o en los mismos clubes.
El primer paso para iniciarse en el golf, incluso antes de comprar el equipamiento, es buscar un campo donde jugar. En la República Mexicana, los costos por una membresía varían según el lugar, pero pueden ir desde los 6 mil hasta los 350 mil pesos; los hay para toda clase de bolsillos.
Debido a lo que se invierte en su práctica, es común que los golfistas sean personas que ocupan puestos de nivel gerencial para arriba.
El golf se conoce también como "el deporte de los negocios", porque entre quienes lo juegan hay muchos magnates y empresarios poderosos, aunque hoy también lo practican muchos profesionales independientes. Lo cierto, dice César Calderón, es que es una excusa para socializar, "se reúne la gente para conocer a personas de otros ámbitos del negocio, para ampliar las perspectivas de los ejecutivos".
