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Operación Dragón, historia de un decomiso récord

Lo que la PGR incautó el 15 de marzo a Zhenli Ye Gon rebasó todo lo decomisado en cualquier otro sexenio a todas la organizaciones criminales dedicadas al narcotráfico y secuestradores juntas.

Lo que la PGR incautó el 15 de marzo a Zhenli Ye Gon rebasó todo lo decomisado en cualquier otro sexenio a todas la organizaciones criminales dedicadas al narcotráfico y secuestradores juntas.

EL UNIVERSAL

El jueves 15 de marzo, la Procuraduría General de la República logró el más importante golpe de los últimos años contra el narcotráfico: una pista condujo a los policías federales a una residencia en Lomas de Chapultepec, donde encontraron maletas y armarios repletos de billetes de 100 dólares estadounidenses. Eran tantos que tardaron varias horas en contarlos hasta sumar 205.6 millones de dólares, apilados en un bloque de 1.5 metros de altura.

Se supo que esa importante cantidad de dinero pertenecía a una banda dirigida por Zhenli Ye Gon, de origen chino y nacionalizado mexicano, caracterizado a la vez por discreto y excéntrico y frecuentemente visto en el viejo barrio chino, en la calle Dolores de la Ciudad de México. En el operativo fueron detenidas siete personas, seis hombres y una mujer. Gon se encuentra prófugo.

Todos integran una banda internacional traficante de efedrina y seudoefedrina -de amplio uso en la industria farmacéutica- y productora de metanfetaminas. Planeaban cuidadosamente la producción de tabletas de droga sintética en el Estado de México, desde donde proyectaban inundar el mercado de Estados Unidos y, tal vez, del mundo entero.

Banjército, único apaz de custodiar los 205 mdd

Los 205 millones de dólares acabaron en una bóveda al lado de la Secretaría de la Defensa Nacional. Sólo Banjército podía resguardarlos. Era tal la cantidad de billetes hallados en maletas y muebles en Sierra Madre 515 que las agencias internacionales de Inteligencia, cuando empezaron a llegar los cables reportando el 15 de marzo el decomiso en la casa del mayor importador de efedrina ilegal a México, pensaron que había un error de tecla. ¿2.5 millones? ¿20.5 millones? No, 205 millones de dólares. Un récord mundial.

Si ese dinero se invirtiera en certificados del Gobierno Federal a un plazo de 28 días, los intereses serían de 442 mil 232 pesos diarios.

Fuentes del Servicio de Administración de Bienes Asegurados (SAE) informaron que “este dinero no puede utilizarse en instrumentos especulativos, que son los que generan altos rendimientos”.

El dinero será puesto a disposición de la Tesorería de la Federación y ésta enviará la ficha de depósito al Banco de México.

La Tesorería decidirá cómo será invertido y según las fuentes del SAE, se depositará en bonos gubernamentales libres de riesgo.

El objetivo, agregaron, es mantener el valor e integridad del dinero mientras el Poder Judicial decide su destino.

Lo que la PGR incautó esa noche rebasó todo lo decomisado en cualquier otro sexenio a todas la organizaciones criminales dedicadas al narcotráfico y secuestradores juntas.

“De 2001 a junio de 2006 se aseguraron casi 272 millones de pesos y más de 131 millones de dólares estadounidenses”, según el último informe de Gobierno de Vicente Fox.

Esos decomisos fueron en su momento un récord... hasta el día en que la PGR, siguiendo una investigación conjunta con la DEA, “se tropezó” en un cateo con una cama de billetes verdes de 100 dólares.

Estaban ocultos dentro de maletas, archiveros, alacenas y clósets. Eran tantos billetes que, al apilarlos para la foto oficial, resultó un bloque de dos metros de largo por 1.5 de ancho y 1.10 metros de alto.

Había efectivo de otros países que sumaba millones de pesos, pero ni remotamente las cantidades de dólares americanos.

Mientras no se emita una sentencia definitiva del Poder Judicial que ordene su incautación por ser de origen ilícito, el dinero no pasará a manos del Estado.

Para especialistas en temas fiscales, como Herbert Bettinger, socio legal de Ernest & Young, será muy difícil que alguien quiera reclamar la propiedad del dinero, pues implicaría la aceptación de que cometió delitos, ya que no podría acreditar su origen legal.

De hecho, Zhenli Ye Gon está prófugo hasta el momento y es buscado por la Interpol, mientras su esposa, Tamoiyi Marx Yu, permanece arraigada en la Ciudad de México y es interrogada por la PGR.

De no reclamarse por parte de los propietarios de la casa en Lomas de Chapultepec —cuya remodelación fue criticada por los vecinos de familias de dinero irritadas por lo que consideraban la invasión del mal gusto en su zona—, en menos de medio año el dinero pasaría a ser propiedad del Gobierno.

Partes iguales

Las leyes en la materia establecen que el dinero debe ser repartido en tres partes iguales entre la Secretaría de Salud, para que lo destine a programas de prevención y tratamiento de las adicciones; la PGR, para que apoye el combate a la delincuencia; y el Poder Judicial, para impulsar medidas que ayuden a mejorar la administración de justicia.

Si el reparto se hiciera en estas condiciones, cada institución recibiría una cifra cercana a los 754 millones de pesos. Es decir, más de 80 veces lo que recibieron en 2005 por concepto del dinero que decomisaron los jueces y que pasó a ser propiedad de la Federación. Pero en las filas del Poder Judicial y de la PGR se considera que el caso no va a ser tan sencillo.

Aun cuando nadie reclamara la propiedad del dinero, éste seguiría bajo resguardo, pues la PGR necesita demostrar que es propiedad de la red que operaba Zhenli Ye Gon para realizar transacciones ilegales de seudoefedrina con empresas de origen chino, a fin de poder fincarles más delitos a los integrantes de esta organización.

El problema con un escenario de este tipo, considerado como el más probable, es que pueden transcurrir varios años antes que se emita una sentencia definitiva.

De acuerdo con estadísticas del SAE, los juicios relacionados con el aseguramiento de dinero tardan en resolverse aproximadamente cinco años. Pero reporta que existen juicios de menor cuantía que llevan más de nueve años litigándose y aún no concluyen.

Peor aún, hay antecedentes de juicios perdidos por las autoridades en los que han tenido que regresar el dinero decomisado.

En diciembre de 2005, la PGR tuvo que devolver cinco millones de dólares en documentos cobrables y cheques que le habían sido incautados a una mujer dos meses antes.

El dinero, sin embargo, por muy impresionante que sea, es apenas lo que acompaña a toda investigación de crimen trasnacional como apunta ser el negocio de la importación ilegal de efedrinas del cual Zhenli Ye Gon soñaba convertirse, desde su fábrica en Toluca, en el mayor proveedor de la droga de moda en México y Estados Unidos.

Zhenli Ye Gon, discreto y excéntrico

A la hora de comprar sus automóviles Mercedes Benz no se tomaba la molestia de usar una tarjeta de crédito o hacer un cheque: cargaba en un portafolios —custodiado por un hombre— miles de dólares en efectivo. Aun así, cuando adquirió su mansión de Las Lomas se dio el lujo de regatear al ex senador Germán Corona del Rosal entre cinco mil y diez mil billetes verdes.

Cauteloso y discreto para algunas transacciones, resultaba excéntrico en otras, como por ejemplo a la hora de adquirir automóviles.

El presunto narcotraficante fue cliente distinguido en las concesionarias Mercedes Benz de Polanco y Santa Fe; sus asiduas compras le daban la confianza de llegar a las sucursales pidiendo ser atendido por el gerente en persona.

De acuerdo con la información de un vendedor de autos que tuvo trato directo con él, en junio del año pasado Zhenli Ye Gon (Shanghai, China, 1963) pidió un Mercedes S 500 blindado que no encontró, porque para ese tipo de carros es necesario hacer un pedido especial con anticipación. Pero no se fue con las manos vacías: a cambio pidió una camioneta GL 450 equipada color dorado con interiores beige, que vio en el área de exhibición, que apartó con un anticipo de 20 mil dólares al contado.

De acuerdo con el vendedor de autos contactado, en estas concesionarias no es tan raro que las personas paguen en efectivo, pues admite que en promedio un cliente por mes realiza la transacción de esta forma. Lo extraño de Ye Gon era su actitud, “se notaba que algo le apresuraba, tanto en la compra como en la entrega. Por lo regular a los clientes les interesa saber las ventajas del auto, pero a él no. No quiso que le explicásemos. Un mes después (julio 2006), cuando se le entregó la camioneta, nos dio el restante del costo total de 86 mil 100 dólares, también en efectivo”.

Para noviembre de ese mismo año volvió a la misma sucursal solicitando un Maybach blindado. Sólo tenían en ese momento un auto así, pero con blindaje nivel siete, que le pareció muy pesado. Compró, en lo que llegaba otro más liviano, un Mercedes clase ‘S’ con valor de 215 mil dólares. Fiel a su estilo personal de hacer negocios, volvió a pagar en “cash”.

Para la compra de los vehículos nunca dio la dirección de la mansión de Las Lomas, donde la SIEDO encontró los 205.6 millones de dólares, sino un inmueble más austero en la calle de Morelos 24, colonia Centro.

El palacio del dragón

La casa de Sierra Madre 515 antes de ser el almacén del mayor decomiso de dinero en el mundo, fue una residencia más de la colonia Lomas de Chapultepec.

Este inmueble perteneció al ex senador Germán Corona del Rosal, quien dio algunos detalles sobre su entonces hogar y su breve trato con Ye Gon. “Esa casa no era como está ahora. Decidí poner un letrero de venta porque mis cuatro hijas ya se habían casado y vivía solo con mi esposa. La vivienda tenía varias recámaras que no usábamos y ya era una casa antigua, pues había sido edificada en 1930 y requería de una gran inversión para su mantenimiento. Durante dos años estuvo el anuncio y sólo un par de personas se acercaron a preguntar por ella”.

“Ya luego, una vendedora de bienes raíces me dijo que tenía un cliente interesado en mi propiedad (el cual resultó ser Zhenli Ye Gon); platicando con él llegamos a un acuerdo y aunque ya estaba fijada la cantidad, ¡el señor aún me regateó como cinco o diez mil dólares! Creo que esa era una ‘muletita’ para no dar a conocer todos los millones que tenía”, explicó el también hermano de Alfonso Corona del Rosal, ex regente capitalino.

“Después de saber sobre esto (el decomiso de los 205.6 millones de dólares) me pareció rarísimo. Nunca lo imaginé. Cuando me presentó a su señora, ella nos invitaba a comer porque sus padres tenían un restaurante de comida china (Hong King, Dolores 15, Centro Histórico). Según supe, era una familia honorable. Él se veía una persona seria, muy bien vestido, que hablaba perfectamente el español. Ni por aquí me pasó la idea de que se dedicara a algo así. Cuando llegamos al acuerdo hasta se tomó un tequilita conmigo, firmó los papeles ante el notario Ignacio Morales Lechuga (procurador general de la República en la época salinista), a quien propuso él —aclaró el entrevistado— y eso fue todo”.

Esta compraventa fue hace cuatro años y no es la misma casa que aparece en las fotografías, asegura Corona del Rosal. “La tiró y la volvió a hacer, ¡pero con gran lujo! Una vez le pregunté: ‘¿Usted a qué se dedica?’; él me respondió: ‘Tengo un laboratorio de productos médicos’ y pues no me mintió, ¿verdad?”.

Familia Ye Gon Marx

Presuntos cómplices, involucrados muy probablemente sin culpa, resultaron ser los familiares de Ye Gon, a quienes el año chino del Cerdo (periodo presagiado para la abundancia) les funcionó a la inversa.

El hoy prófugo llegó a nuestro país a mediados de los noventa; se casó con Tamoiyi Marx Yu. Juntos tuvieron dos hijos que hasta un día antes del decomiso asistían al Colegio Irlandés, que es dirigido por la congregación de los Legionarios de Cristo.

Su primer hogar fue una casa de la colonia Anzures. El diez de marzo de 2003 Ye Gon cerró el trámite para obtener la residencia de Sierra Madre casi esquina con Montes Himalaya.

Tamoiyi Marx permanece hasta ahora en arraigo y en espera de la resolución del caso. De sus hijos no se ha querido dar información, pues la PGR prefiere reservar datos por cuestión de seguridad y sobre todo por tratarse de menores.

Gente del Colegio Irlandés, que en alguna ocasión tuvo trato con Tamoiyi Marx y con su esposo, comentó que eran un matrimonio muy reservado. “Yiyi —como la llamaban— casi no hablaba español, siempre amable, buena gente. Ambos asistían sólo a los eventos que había que ir, pero no intimaban; de hecho, para la mayoría pasaban inadvertidos”.

Con la que aseguran haber tenido mayor roce fue con Tamoiyi. “El padre (Zhenli Ye Gon) casi no se aparecía, a la que siempre vimos en los asuntos escolares fue a Yiyi. De ella sabíamos que su papá había sido embajador de China en México y que tenían un restaurante en el barrio chino”, mencionó la fuente que pidió no reveláramos su nombre.

En dicho local gourmet, fundado en 1963 —como se especifica en las puertas de entrada—, el personal se muestra renuente a dar información. Se limitan a decir que, en efecto, el Hong King es propiedad de la familia Marx Yu.

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