Sacrifican jóvenes (tanto mujeres como hombres) la comodidad por la moda y elevan el riesgo por calzarse con zapatos que deforman el pie.
La formación de juanetes en los pies no sólo son un defecto estético sino funcional.
Es una deformidad a veces ocasionada por el diseño triangular del calzado, el cual empuja los dedos hacia el centro.
Sin embargo, la genética también es un factor para padecerlos, porque son hereditarios.
En general, aparecen entre los 40 y 60 años; sin embargo, últimamente se presentan en edades más tempranas, sobre todo porque los jóvenes (tanto mujeres como hombres) sacrifican la comodidad por la moda y elevan el riesgo por calzarse con zapatos que deforman el pie.
En casos extremos, no sólo se presenta deformidad en los dedos, sino que también puede alterar los tobillos y éstos, a su vez, originar problemas en la columna.
De modo que los juanetes no sólo son un defecto estético sino funcional, pues el primer dedo -el llamado gordo- es importante para la marcha, ya que se encarga de generar el impulso para el desplazamiento.
Cuando se deforma, el impulso se desplaza paulatinamente hacia los dedos centrales, lo que produce inflamación del sitio de apoyo y alteraciones en los nervios ahí localizados.
El hueso del dedo no cambia su longitud, sino su forma; el ensanchamiento del pie puede llegar hasta dos centímetros, por lo que se requieren zapatos cada vez más anchos.
Según los expertos, siete de cada 10 personas sufren algún trastorno en los pies. Las deformaciones más comunes son:
- Dedos de martillo: se producen por usar calzado más pequeño del necesario, con hormas muy estrechas, puntas picudas o tacones muy altos.
- Juanetes: generalmente los padecemos las mujeres a causa de los zapatos o por herencia genética.
- Otras alteraciones: Los arcos, dedos y empeines pueden modificarse a causa de los tacones, ya que éstos hacen que el peso de nuestro cuerpo recaiga en la punta.
Nueva solución
Actualmente las operaciones para corregir estos problemas, sobre todo los juanetes y callos, ya no son tan dolorosas como hace años. Las nuevas técnicas ya no "serruchan" los huesos sino que, con la ayuda del láser, hacen pequeñas incisiones de tres milímetros, aproximadamente, por medio de las cuales se corta o lima el hueso y se alargan los tendones, en caso de ser necesario. Sólo se requiere anestesia del tobillo hacia abajo y no hay necesidad de suturar.
Previa valoración médica, la intervención sirve para corregir juanetes, dedos de garra y juanetillo (protuberancia en el quinto dedo), así como el espolón calcáneo (pequeña formación ósea sobre el hueso del talón).
Desde el primer día de la operación el paciente realiza pequeñas caminatas, aunque es preciso usar vendas durante las primeras tres semanas, pues el pie llega a inflamarse un poco, aunque eso depende de cada persona.
Transcurrido ese tiempo, se retiran los vendajes, pero es preciso que el paciente use zapatos cómodos.
