Ese sentimiento ‘es la diferencia entre que tu cuerpo esté vivo o muerto’, señala la dramaturga.
El amor para la dramaturga Sabina Berman va más allá de la cursilería, es lo que se aprende “durante los años que estamos en el planeta”, proporciona energía vital y se aplica en diversos ámbitos: el amor a la naturaleza, al mundo, el sexual, a los amigos, a la familia y a la sociedad, por ejemplo.
La autora de diversas puestas en escena como Entre Villa y una mujer desnuda, que además dirigió, asegura que es el amor precisamente, el motor que la impulsa a crear.
“Yo escribo por amor. Si no supiera que alguien lo va a leer o, en mi caso, a ver en el teatro, no lo haría. Me contaría historias a mí misma”, señala.
Berman asegura que lo mejor de ser mujer para ella es: “La educación en el afecto, en el placer compartido, en el amor a la naturaleza que recibimos tradicionalmente las mujeres”.
Y lo peor es “el mundo social en que vivimos, que no está hecho para que seamos otra cosa que esposas. La vida en sociedad nos coloca en un lugar muy aburrido. Las mujeres que estamos “vivas” somos una generación en transición a otra forma de ser mujer en lo social. Actualmente, las mismas mujeres obligan a otras a querer romper ese círculo impuesto”.
La dramaturga cree firmemente que las mujeres ya no repruducen ese antiguo esquema: “Sinceramente creo que mucho menos. En México, el feminismo es un éxito, porque hemos logrado que los temas de mejoramiento de la condición femenina sean de Estado.
El Congreso ya legisla sobre equidad, apoya la condición femenina y ahí reside el éxito. Es increíble, y las mexicanas nos debemos felicitar”.
Y pone de su parte para tratar de romper dicha tradición pensando y haciendolo todo como mujer que és: “Como un ser humano que es mujer y me he esforzado en no travestirme, en no ser como hombre, porque creo que algo importante tenemos que aportar las mujeres”.
Considera la escritora que su mejor época como mujer comenzó a los 40 años, contrario a lo que muchas personas puedan pensar: “Es la mitad de nuestra vida, si llegamos a los 80. Ahora estamos viviendo mucho los seres humanos”, y asegura que se puede llegar a dichas edades con una gran calidad de vida: “Claro. A mí me encanta vivir, ¿a usted, no?.
Además, está determinado porque tengo una madre que se acerca a esa edad (80)y trabaja ocho horas diarias, es sicoanalista, da clases en la universidad, sale a correr diario a Chapultepec y su salud tiene que ver con las decisiones que tomó cuando tenía 40 años.
Ella tiene una identidad propia, no depende de sus hijos, o de su pareja para ser quien es. Tiene una relación con el mundo, fuera de la familia que era donde estaban encerradas las mujeres, ella se escapó de allí.
A los 40 ya lo había hecho, sin renunciar a su familia, pero ya había abierto esa puerta: estaba trabajando, ya tenía una relación con el conocimiento, y una participación en el trabajo”.
Usted decía que lo mejor de ser mujer es la educación en el afecto, en el amor. ¿Cómo vive esta parte usted?: “Para mí, el amor es sinónimo de conciencia, sinónimo de líbido, la diferencia entre que tu cuerpo esté vivo o muerto y que lo impulsa a ponerte en contacto con el mundo.
Así de amplio veo el amor… Hay muchas formas de amores. Amor a la naturaleza, al mundo, el sexual, a los amigos, a la familia, a la sociedad. Son amores que uno tiene que ir completando y aprendiendo cómo ejercerlos para crecer.
La vida es un aprendizaje de cómo dejar fluir esta sustancia cada vez de una manera más pura. Eso es lo que aprendemos mientras vivimos. ¿En qué se inspira para crear?: Yo escribo por amor.
Si no supiera que alguien lo va a leer, o, en mi caso, que alguien lo va a ver en el teatro. No lo haría, me contaría esas historias a mí misma. Es por amor -aunque se ha convertido en una palabra muy cursi-, pero hay otros amores.
Cuando voy a una función de teatro de algo que hice y veo a los actores encarnando a esos personajes, me derrito de amor… Eso es físico, no es una cosa intelectual y si además hay 200 ó 300 personas que estamos vibrando con los actores, me derrito más profundo. Y le digo un secreto, no soy solamente yo, todos estamos viviendo eso que en las religiones llamaban “comunión”, fusión de las sinergias, de las energías del amor, de la conciencia de cada quien.
Es maravilloso. Es una explosión de conciencias que después se funden, es orgiástico”. “Si las mujeres estábamos encerradas en nuestras casas, nos perdíamos la oportunidad de tantos tipos de amores”, concluye.
Para saber... Algunos datos sobre la reconocida dramaturga Sabina Berman: ■ De niña quería ser pintora porque observaba como trabajaban los creadores.
■ Sabina Berman usualmente escribe desde las diez de la mañana hasta las dos de la tarde, el resto del día lo ocupa para sus proyectos teatrales.
■ Entre sus escritores favoritos se encuentra Milan Kundera.
■ Afirma que La Divina Comedia “no me agarra” y del Ulises de James Joyce “no he pasado más allá, muchas veces lo he intentado”.
■ El mejor dramaturgo que ha existido para ella es Shakespeare.
■ En cuanto a su teatro, prefiere evitar a las personas que le dicen que hace obras poéticas.
■ Aunque Sabina Berman es una mujer que no hace ejercicio, asegura que sí tiene épocas en las que se dedica a la meditación.
■ En 1987 publicó en coautoría con José Gordón el libro titulado Volar, el cual contiene entrevistas a gente que está en la primera etapa de la levitación.
■ El segundo libro que publicó Berman en coautoría fue con la periodista Denisse Maerker: Mujeres y Poder (2000). El volumen presenta los testimonios de cinco mujeres que cuentan cómo lidiaron con el poder.
■ En el 2000, Sabina Berman recibió el Premio María Lavalle Urbina por impulsar el desarrollo y la participación del género femenino en todos los ámbitos de la vida nacional.
■ Sabina Berman se autodefine como feminista y rebelde a los esquemas establecidos.
