Desmienten que el penacho sea en realidad una capa de piedras preciosas.
El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) desmintió que el Penacho de Moctezuma sea en realidad una capa de piedras preciosas, como se propuso recientemente en un estudio. Pese a reconocer que tal vez jamás regrese al país y a la duda en torno a si en realidad perteneció al emperador azteca, el instituto se dio a la tarea de aclarar al menos uno de los tantos misterios que lo rodea.
La doctora del INAH, Carmen Aguilera, dijo que el Penacho representa una figura majestuosa, que portaban los grandes señores del México prehispánico.
"Representa un quetzal completo con las alas extendidas; el cuerpo es la parte de las plumas más alta, al centro, con la cola hacia arriba y la cabeza -que tenía un pico de oro que desapareció- hacia abajo", precisó la investigadora adscrita a la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia (BNAH) del Instituto.
Agregó que el atuendo era un quetzalapanecáyotl, de acuerdo con el término náhuatl identificado a finales del siglo 19 en los códices indígenas.
Lo anterior en respuesta a una hipótesis planteada por el científico y ornitólogo Gerardo del Olmo Linares, quien concluyó que el Penacho era en realidad una capa, con base en la obra "Arte plumario e industria del hilado de plumas entre los aztecas".
Carmen Aguilera, especialista en códices, dijo que su afirmación se basa igualmente en diversas representaciones que se hallan en este tipo de documentos pictográficos, por citar algunos: Meglabechiano, Durán, Telleriano Remensis y Borbónico, además de otras fuentes documentales.
"Los señores lo portan cuando están en batalla, pero llevan una diadema triangular de turquesas o xiuhuitzolli, 'apuntada de turquesa', cuando ascienden al trono para gobernar e impartir justicia. En una lámina el mismo Axáyacatl, identificado por su glifo, porta el quetzalapanecáyotl mientras combate y vence a los tlaloltecas", puntualizó.
El penacho se encuentra en el museo Etnográfico de Viena, Austria, adonde llegó durante la Segunda Guerra mundial, junto con otros objetos prehispánicos. Se presume que un coleccionista lo entregó a los responsables del recinto para evitar que fuera robado o destruido durante las hostilidades.
Sin embargo, nadie lo reclamó al finalizar el conflicto bélico, por lo que permanece bajo custodia del museo.
La pieza tiene una altura estimada de 116 centímetros y un diámetro de 175. El centro del penacho está elaborado con plumas azules del ave Xiuh Totol, y tejuelos de oro en forma de medias lunas con piedras preciosas. También se utilizaron para su fabricación plumas de Tlauquechol y quetzal, algunas de hasta medio metro de largo. Desde el fin de la Segunda Guerra mundial México ha intentado recuperarlo sin éxito, pese a que una comisión especial viaja año con año a Viena para reclamarlo.
