Eso, empleos, empleos y más empleos es lo que México viene necesitando desde hace años, durante los cuales sólo se ha venido produciendo lo contrario: El desempleo.
Cuando Fox habló como candidato a lo que hoy es, muchos fuimos los que creímos que era el hombre capaz de encontrarles empleos a los desempleados de entonces: Había trabajado para una de las empresas que se distingue por saber crearlos y se supuso que algo habría aprendido. Había llegado a independizarse; se codeaba con la gente de dinero, toda ella empleadora; hablaba directamente de las cosas; hacía sonreír, y eso también vale, y en fin, que los votantes se fueron en la finta y en la creencia de que trabajar en crear empleos sería lo primero a que se dedicaría como presidente.
Cuando comenzaron sus viajes a todas partes, se vio como lo obligado: Si aquí los inversores no aceptaron su invitación, si la hubo, a crear empleos, iba a buscarlos al extranjero. Lamentablemente ha ido a muchas partes con muy pobres resultados, pues los desempleados no son menos, son más. Y un buen número de los que cuentan en la actualidad con un empleo, éstos son de entradas tan raquíticas que les es imposible concebir la esperanza del ahorro. Otra gran tragedia en este campo es el de aquellos que a base de los sacrificios de sus padres y una verdadera entrega a los estudios llegan a terminar una carrera, para la que luego no encontrarán un acomodo en alguna empresa y muchos de ellos tienen que acogerse al volante de un taxi para ganarse la vida, mientras el país puede salir del atolladero que fueron creando los últimos cinco ex presidentes y del que se tenía esperanza, de que el actual nos sacara, o se dedicara a ello desde su primer día, pero no, en él seguimos.
El viernes, ha salido publicada una foto donde sale acompañado por “Resortes”, un cómico que en la época de los grandes que entonces tuvimos, no fue, precisamente el mejor. Ah, pero, está casado. Tiene pareja y es feliz con ella. Eso, naturalmente, los identifica, así que Fox no desperdició la ocasión para repetir que él y la primera dama son más que eso, son “una pareja presidencial”, que, igual que “Resortes” y la suya, son muy felices.
Ya Alejandro Dumas hablaba en “Los Tres Mosqueteros” que todos leímos en nuestra adolescencia, de “las pequeñas causas que producen grandes efectos”, y más lejano, Ovidio mismo afirmó que amar y trabajar no se llevan bien, y que cualquiera que amara y lo dudara se dedicara a trabajar, lo que es trabajar, es decir, sin horario y cosas así, y vería pronto cómo el amor se acababa. Trabajar en equipo, no es enchílame otra. Marta Sahagún no puede hacer el trabajo de Fox, en esto no cabe ni la sugerencia, ni Fox puede hacer el de ella, aunque sí acompañarla o preocuparse de lo que ella hace, dedicándole tiempo que le quita, quiera o no, a sus propias responsabilidades, que, en este caso es dedicarse a buscar empleos a los millones de mexicanos que no lo tienen.
Es posible que la guerra de nuestros vecinos, cuando se declare, abra oportunidades en este campo. Nuestro Presidente debe estar atento a ellas para no desperdiciar una sola, y mejorar el juicio de la historia, que, de seguir las cosas como van, no será muy bueno.
