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Auténtico héroe lagunero en el olvido

Luis Maeda Villalobos

El polvo del tiempo va cubriendo hazañas de prohombres que han dado su vida por la Patria. Nos referimos en esta ocasión al General Andrés Saturnino Viesca Vaguez, oriundo de la señera ciudad de Parras de la Fuente, Coahuila, otrora misión cabecera en La Laguna, Santa María de las Parras, fundada el 19 de febrero de 1598, por el padre jesuita Juan Agustín de Espinosa. En el repaso e investigación de los sucesos acontecidos hace 137 años, conocimos que las fuerzas nacionales comandadas por el general Viesca, derrotaron heroicamente a las milicias del intruso francés en la batalla de Santa Isabel, cerca de Parras. El valor y la bizarría demostrada por el Ejército Mexicano, fueron los factores decisivos del triunfo y la arenga del general parrense a sus soldados, para acabar con el enemigo bien pertrechado y de fama mundial.

Era el primero de marzo de 1866 a las tres de la mañana cuando se escucharon las primeras detonaciones; poco a poco se van encendiendo los ánimos de ambas partes hasta llegar al clímax de la batalla, en un combate cuerpo a cuerpo. Las fuerzas liberales de los coroneles Jerónimo Treviño y Francisco Naranjo, junto a la caballería de La Laguna, comandada por el coronel Jesús González Herrera, los cuerpos de la Legión del Norte, Supremos Poderes y los Lanceros de Parras, fueron rechazando a las columnas enemigas, hostigadas por los fusileros de Ildefonso Fuentes, hasta ponerlas en vergonzosa huida, en cuya fuga dejaron el campo sembrado de muertos y heridos y abandonados los equipos, quedando prisioneros el resto de los soldados franceses, como testigos fieles de cómo los mexicanos enardecidos ante la imposibilidad de seguirlos hasta el fondo, empezaron a tirarles tierra y piedras en la barranca, conocida ahí cerca como la “Barranca de los Franceses”.

En el recuento, fueron 81 prisioneros galos y un considerable número de traidores, 102 muertos más los que quedaron sepultados en la famosa barranca y seis oficiales. Las partes militares de uno y otro lado, hacen sus relatos y consignas de la batalla de Santa Isabel, contando que los legionarios avanzaron como demonios, pero fracasaron, pues estando herido el comandante francés Brian junto al sargento Racle, fueron alcanzados por los jinetes mexicanos, rematándolos.

Terminada la batalla, el general Viesca fue felicitado por el presidente Juárez, con elogiosas palabras, como así lo hizo también Lerdo de Tejada, entre otros. El general francés Douay, en carta del catorce de junio, escribe al general Viesca, ya gobernador de Coahuila, sobre el canje de prisioneros; las fuentes históricas relatan sobre el caso de que don Andrés S. Viesca, que era un patriota cabal, culto y civilizado, transparente en sus actitudes, luego de la batalla de Santa Isabel, supo que el general Treviño manifestó que iba a fusilar a los prisioneros franceses, a lo cual el general Viesca se opuso terminantemente, considerándolos como prisioneros de guerra; en cambio a los traidores esquiroles, que luchaban contra su propia patria, no les perdonó la vida a ninguno. La actitud nunca fue olvidada y en el año de 1884, el general Saussier, gobernador y comandante en París, Francia, con el grado de subteniente, estuvo en Saltillo y por conducto del general Douay, se invitó al general Viesca, al acto de homenaje que se le rendía por el ejército francés, en reconocimiento a su magnanimidad y humano comportamiento, con los prisioneros franceses, hechos en la batalla de Santa Isabel.

Hombre justo, don Andrés S. Viesca, jamás claudicó en su lealtad al gobierno de la Reforma de Juárez, mucho menos a la soberanía de su patria. Soldado y maestro, siempre tenía en su pensamiento la importancia de la educación y la enseñanza y de esa manera, el once de julio de 1867 promulgó la Ley Reglamentaria de la Instrucción en el Estado de Coahuila, con cinco capítulos que señalaron los rumbos de la educación y dispusieron la fundación del Ateneo Fuente. Se incluían las lecciones sobre derechos y obligaciones del hombre, de civismo, con arreglo a la Constitución Política de la República y se dieron como obligatorias. Con respecto a la educación religiosa, estableció que sólo debería impartirse en los establecimientos consagrados a tal fin y en el recinto doméstico, aboliéndose en las escuelas. El Ateneo Fuente fue inaugurado el primero de noviembre de 1867, es decir, que este año 2003, cumplirá 136 años de estar al servicio de la Patria.

El general Viesca abandonó ese año el gobierno, que luego de ocupar varios puestos, se retiró a la vida privada en Parras, y cuentan los descendientes de los viejos parreños, que lo recuerdan todavía sentado en una banca de la plaza Hidalgo, rodeado por los niños de las escuelas a quienes relataba, no sus hazañas guerreras, sino cuentos y aventuras.

El distinguido héroe mexicano y muy lagunero General Andrés Saturnino Viesca, anciano y enfermo, vivió sus últimos días en la ciudad de Torreón Coahuila, donde murió el cinco de marzo de 1908, en una casa de la esquina de la calle Zaragoza y avenida Matamoros, la que tenía una placa alusiva, que luego desapareció. Así es la vida y la justicia humana, don Andrés S. Viesca fue sepultado en el panteón municipal y tiempo después, sus restos fueron trasladados a la capital del Estado.

Y como reflexión aprendida por todos, de esta vida ejemplar, en alusión de la situación crítica por la que cursa el país en estos momentos, percibimos la ausencia de hombres preclaros, como la de nuestro héroe... en el olvido.

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