LLENO TOTAL| SE LLEVA DURANGUENSE, JAVIER CHÁIREZ, LA JORNADA SABATINA.
Un verdadero espectáculo fueron los juegos pirotécnicos que ofreció el rodeo Cuernos Chuecos.
El Siglo de Torreón
TORREÓN, COAH.- El duranguense Javier Cháirez se alzó como el gran triunfador de la competencia de rodeo Cuernos Chuecos, efectuada ayer en la Plaza de Toros Torreón, luego de tener una excelente jornada en la que demostró ser el mejor jinete sobre el lomo de los toros.
Ante un lleno registrado por segunda semana consecutiva en el embudo de la colonia Moderna, el duranguense dejó constancia de su calidad, ya que luego de colocarse como el segundo mejor de la tarde dentro de la etapa de clasificación, ya en la gran final, al lado de los otros cuatro finalistas, realizó la mejor monta para agenciarse el triunfo y con ello un cheque por ocho mil dólares.
La segunda posición correspondió al multicampeón brasileño Alex Martin, quien después de la etapa clasificatoria se había ubicado como el mejor exponente al lograr la mayor clasificación, seguido por el duranguense Javier Cháirez, quien posteriormente dio el gran salto al sitio de honor. Para el norteamericano Gilbert Bernard fue la tercera posición, mientras que el chihuahuense Adrián Ferreira y el leonés Octavio Torres se quedaron rezagados sin oportunidad alguna de colarse al cuadro ganador.
Durante el receso entre las fases clasificatoria y final, el público tuvo la oportunidad de disfrutar de los espectaculares juegos pirotécnicos, que dieron realce a la jornada, para entonces ya nocturna.
Argelio Martínez, vocero de la empresa Cuernos Chuecos y responsable del espectáculo, una vez más se mostró sorprendido por la respuesta del público lagunero, debido a lo cual no descartó que antes de que termine la temporada 2006 pudieran regresar a este mismo escenario, donde reconoció que el recibimiento ha sido de primera, como en pocas plazas de las que se visitan a lo largo del territorio nacional.
Cupo limitado en la Plaza de Toros Torreón
Nelson Lozada, titular de Protección Civil, afirmó que en la Plaza de Toros no se ha realizado inversión alguna para mejorar las condiciones de seguridad, comodidad y funcionalidad que requiere el inmueble, cuyas fallas quedaron en evidencia hace unos meses durante un festejo taurino.
Destacó que pese a las recomendaciones hechas a los propietarios del lugar, hasta el momento no se ha realizado ningún tipo de trabajo tendiente a corregir las fallas detectadas, debido a lo cual la situación es la misma hasta ahora.
Por el momento, destacó, sólo se restringe el número de personas en el interior del inmueble, y aunque la capacidad del lugar es de seis mil personas, sólo se permite el ingreso de cinco mil, a fin de evitar aglomeración en el graderío y accesos al mismo, así como en puertas de entrada y salida a la propia plaza.
Las vivencias en la arena
Acompañados por el ?Chihuahua?, reconocido comentarista, varios jinetes llegan al lienzo donde se efectuará el rodeo. Llevan 17 horas de camino y en su mirada se nota el cansancio, pues algunos de ellos viven de la monta y han viajado por varias ciudades las últimas semanas. Una buena comida, seguida de una siesta, y en poco tiempo se encuentran listos para lo que venga.
Con los primeros espectadores ocupando las gradas, algunos jinetes recorren la arena para conocerla palmo a palmo. Atrás de los cajones se escucha el roce del cuero de las chaparreras y del pretal. La camisa limpia, los pantalones ajustados, el chaleco de protección, las botas con espuelas y la hebilla de plata y oro colocada lo más visible que se pueda. Un pequeño momento de oración y al final se coloca el sombrero. Todo está listo. Los nerviosos toros de la ganadería del jalisciense don Samuel Pedrero son colocados en los cajones de salida. Cada jinete saca un papelito que ha sido depositado en el sombrero de uno de los jueces y se anota el toro y el turno que les corresponde.
El ?Chihuahua? nombra a cada vaquero y su procedencia para que pasen al centro de la arena. El lienzo, ahora abarrotado, aplaude a sus favoritos. Con gran devoción se realiza la ?oración del jinete? y el gran espectáculo comienza.
Los payasos, algunos de ellos jinetes de monta años atrás, se preparan frente a los cajones de salida esperando hacer lo que saben: salvar vidas. Chuy Bustamante, el más reconocido de los payasos de rodeo e inspiración de una conocida canción, anima al público antes de cada monta, pero sin quitar la mirada del jinete.
El golpeteo de las pezuñas y las espuelas, la tierra por los aires, los gritos y aplausos de los espectadores y el nerviosismo que hace tenso el ambiente se mezclan con la música country. Algunos de los jinetes al momento de montar intentan tranquilizarse abofeteándose a sí mismos. De acuerdo con la lista, el toro que sigue es el ?Tololoche?, famoso en el ambiente por su gran tamaño y agresivo carácter. Es el turno de Diego Proto para reivindicarse como campeón; trepa por el cajón y se monta en el animal. Lo que sigue es lo acostumbrado: la salida, violentos reparos, los ocho segundos, un poco de morder tierra y, más tarde... volver a rodar por la carretera con destino al siguiente rodeo.
