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Ser Humano / Diálogo en la pareja

Psicólogo Ricardo Mercado Dávila

El diálogo es la regla de oro para que los esposos hagan de su hogar un paraíso. Ningún amor puede sobrevivir si no se dialoga. El más grave error de una persona casada es encerrarse sobre sí misma y rehusar a dialogar con la otra.

Hoy se usa el diálogo para todo. El método moderno es dialogar y siempre se debe partir de este principio: “Ninguno de los dos tiene el monopolio de la verdad y de la razón, la verdad no tiene propietarios”.

No es que el papá manda sin más porque él es el macho de la casa, o que la mujer se encapricha en una idea porque así le gusta a ella, o los hijos se rebelan porque se les antoja. No. Hoy se dialoga, se exponen las razones propias y se escucha a los otros y del diálogo salen ideas nuevas, soluciones felices y la paz entre todos.

No olvidemos que para algunos esposos no hay sino dos caminos: o dialogar o perder su hogar. Hoy ya no hay lugar para los patriarcas mudos, ni para las matriarcas que hablan solas todo el día. Hoy los esposos saben que tienen que incorporar el diálogo como una costumbre más en su familia, si no quieren que sobrevenga la tensión y luego la separación. Obstáculo que se opone al diálogo.

El obstáculo que se opone al diálogo es el mutismo del marido. El hombre es por lo general menos hablador y para tener más paz se vuelve mudo en su casa, sabe que si empieza él hablar, la mujer echa a charlar y charlar y ya no se calla; y así pasan los días y esposo y esposa son unos desconocidos el uno para el otro, porque no dedican tiempo a dialogar, sin advertir que un marido y mujer sólo se conocen bien si dialogan en paz, si no, sólo conocen sus defectos pero no sus cualidades.

Condición para poder dialogar

La primera condición para poder dialogar es ser humilde. Cada uno tiene que reconocer en autocrítica que él tiene una viga en sus ojos y que si regala al otro por la basurita que tiene en los suyos, debe también quitarse su propia viga; pues por algo se ha dicho: “El que tiene casa de vidrio no debe tirar piedra al vecino”.

Condiciones para un buen resultado

Para que el diálogo tenga un buen resultado se necesita fundamentalmente paciencia. No cansarse nunca con repetir. Que hay consejos y peticiones que hay que hacerlos a la otra persona toda la vida. No es que el otro cónyuge tenga mala voluntad. Es que simplemente se le olvida o no logra formarse la costumbre de hacer eso.

Ahora, para que el diálogo sea fecundo tiene que hacerlo en momento de calma, ojalá lejos de los ruidos; que nadie perturbe, nunca debe hacerse en términos agresivos, sino con palabras más suaves que la caridad inspire, en caso contrario el diálogo estalla en ira.

Igualmente para poder dialogar se necesita prudencia, es el arte de saber escoger el momento para decir ciertas cosas. Existen silencios que deben ser respetados, secretos que nunca se pueden contar. Una de las formas en que los cónyuges deben manifestarse el respeto mutuo es: “En saber no preguntar cuando no conviene y no decir al otro una verdad demasiado dolorosa”.

Pero ¿qué hacer cuando en un hogar los esposos no encuentran nada interesante de qué hablar, donde reina la monotonía la conversación resulta aburrida fastidiosa? “Hay que cultivarse, hay que adquirir mayor cultura, es necesario enriquecer su mente y aumentar la cultura de su familia”. De allí la importancia de las lecturas. Nunca creer que el dinero que gastan en libros y revistas serias, es dinero perdido, lo que se gasta en buenas lecturas es una de sus inversiones más productivas.

Empezar con un buen diálogo en la pareja y con los hijos, es una manera de empezar a Ser Humano.

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