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Eclipse Solar Total

La noche cubrió a Nazas

El ejido Dolores Hidalgo fue el epicentro de este fenómeno astronómico

SAÚL RODRÍGUEZ

La expectativa era grande. Durante las últimas semanas el municipio de Nazas, Durango, logró proyección al determinarse que el ejido Dolores Hidalgo, ubicado a 10 minutos de la cabecera municipal, sería el epicentro del eclipse total de Sol que aconteció este lunes 8 de abril.

Desde temprana hora se pudo observar el transitar de los vehículos que se dirigían al ejido. El camino se compone por un paisaje de nogales y montañas, cruzados por el torrente del río Nazas. Dolores Hidalgo apenas rasga los mil habitantes, y fueron ellos mismos quienes se encargaron de la organización.

A las 09:00 horas el poblado ya contaba con una afluencia importante de visitantes. Se eligió al campo de futbol como principal espacio para contemplar el fenómeno astronómico. Ante la falta de pavimento, los habitantes regaron el camino de tierra que conduce al campo para que no se levantara polvo.

Así mismo, el comité de ejidatarios decidió cobrar la entrada a la cancha a 100 pesos por persona, ofreciendo sillas y acceso a baños públicos.

El doctor Silvino Hurtado Lozano, originario de Nazas, viajó desde Denver, Colorado, para presenciar el eclipse en la tierra que lo vio nacer. Tomó la decisión en 2017 y ahorró cerca de 10 mil pesos para realizar la travesía. Sin embargo, dijo no estar de acuerdo con el cobro que se estaba realizando.

"Me dijeron 'tiene que pagar porque estamos cobrando 100 pesos para recuperar gastos que se hicieron'. Los invité que a través de la misma presidencia podían recuperar y me dijeron que no, que ni el gobierno del Estado ni el municipal les cooperaron para eso".

El doctor, orgullosamente nazense, también viajó con un paquete de 50 lentes especiales que repartió gratuitamente durante el evento.

"Me nació. Dije, posiblemente va a haber gente que no tendrá oportunidad de ver el eclipse porque no los adquirieron (los lentes). Yo sé que por acá se los están vendiendo y todo eso".

En el campo de futbol se colocó un par de toldos donde se aglutinó un grupo de gente, pero a la intemperie fueron fotógrafos y videógrafos los que comenzaron a instalar sus tripiés, cámaras y lentes con sus respectivos filtros solares. Tal es el caso de Jonathan Herrera, un creador de contenido que viajó con su familia durante dos días a bordo de un automóvil Chevy desde Xalapa, Veracruz. Cubierto con un sombrero de pescador y rodeado de sus distintas cámaras, se confesó emocionado y a la vez nervioso, pues se preparó con mucho tiempo para registrar las imágenes de este evento.

"Me apasiona mucho captar momentos históricos, ¡porque esto es histórico! No ha habido (un eclipse total de sol en México) en 30 años y no volverá a ver hasta dentro de 30 años, siento que es algo que vale la pena hacer todo para poderlo vivir".

Alrededor de las 10:00 horas, se pudieron apreciar los primeros telescopios con filtros solares en el campo. Tres de ellos fueron facilitados al público por personal del Consejo de Ciencia y Tecnología del Estado de Durango (COCYTED). Otros dos fueron llevados por profesionales de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y del Gran Telescopio Milimétrico Alonso Serrano de Puebla.

Por su parte, la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural de Durango (SAGDR), instaló una granja con vacas, cerdos, caballos, burros, gallinas, cabras y otros animales, con el fin de estudiar su comportamiento durante el eclipse.

LLEGÓ LA OSCURIDAD

Poco antes de las 11:00 horas, una pequeña parte de la Luna, como si se tratase de una uña oscura, pudo apreciarse sobre el sol; el eclipse había comenzado.

Doña Laura Elena Orozco Vega, veterinaria jubilada de 70 años de edad, viajó desde Tapia, Tabasco, tan sólo para apreciar tal acontecimiento en La Laguna. La mujer se aproximó a uno de los telescopios del COCYTED, puso su ojo sobre la mirilla y exclamó emocionada: "¡Ay, qué bonito!".

Enseguida frotó sus manos con su blusa, dijo que le sudaban por la emoción y recordó el eclipse acontecido en 1991, cuando sus pericos fueron a dormir ante la oscuridad. Doña Laura es una persona aficionada a ver el cielo, que constantemente consulta información sobre astronomía.

Como ella, cientos de visitantes nacionales y extranjeros, así como habitantes de Dolores Hidalgo, a través de los telescopios, cámaras, lentes especiales y otros filtros, levantaban la mirada con mayor frecuencia conforme la silueta de la Luna iba avanzando. Tras las 12:10 horas los rayos solares redujeron su intensidad y bajó la temperatura. El lugar adquirió un extraño tono sepia.

Alrededor de las 12:15 horas comenzó la etapa total del eclipse. El día se oscurecía, mientras gritos de emoción y ovaciones salían desde el público. Para muchos se trató del primer espectáculo de este tipo que veían en su vida. De pronto la Luna cubrió al Sol y la umbra del eclipse cayó sobre La Laguna. El fenómeno dejó de apreciarse en los filtros y la gente pudo voltear al cielo sin protección. Allí estaba ese círculo con las orillas iluminadas; el Sol por fin dejó ver su corona tan apreciada para los astrónomos.

Mientras la emoción continuaba, daba la impresión de que amanecía en el horizonte. Los animales que no se habían estresado por el tumulto, se quedaron quietos. Fueron más de cuatro minutos de incredulidad y algarabía, de filmar a través de los teléfonos celulares o inmortalizar aquello en el recuerdo.

A los costados del eclipse, Venus y Marte revelaron su brillo. Cuando la Luna decidió que era momento de desprenderse del Sol, los gallos cantaron.

Doña Laura lloró y gritó. Vio al eclipse formarse a través de sus lentes especiales y contempló su totalidad tomando fotografías. La emoción se negaba a abandonar su voz.

"¡Cumplí un sueño dorado! Anhelaba venirlo a ver, vivirlo, porque a mis 70 años ya no me toca el siguiente, por más que quiera. Fue maravilloso. Le doy gracias a la vida de haberlo disfrutado".

Fueron más de cuatro minutos de incredulidad y algarabía, de filmar a través de los teléfonos celulares o inmortalizar el clipse en el recuerdo.
Fueron más de cuatro minutos de incredulidad y algarabía, de filmar a través de los teléfonos celulares o inmortalizar el clipse en el recuerdo.

el siglo de torreón / Verónica Rivera

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