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¿JUGAMOS?

Gaby Vargas

Gaby, ven a ver nuestro club, te tenemos una sorpresa, me dicen Toñito, mi nieto de cuatro años y su amiguita de la misma edad, en estos días de vacaciones en Tepoztlán. Cierro mi libro y, con pereza e intriga, me levanto del camastro. Llevada de la mano, entro doblada a un túnel que las plantas han formado con el tiempo y, así, llego a una especie de cueva semioscura con piso de tierra. -Éste es el club y aquí es la mesa para comer. -Me señala el piso, donde hallo un jarrito de barro con flores a manera de centro y dos vasos desechables con un menjurje negro hecho de palitos, piedras, agua, tierra y una vaina por cuchara que me entregan. -Toma tu sopa, es de fideo y ésta, tu agua de jamaica. -¡Mmm... qué rico! -Simulo tomarlas, y me siento en una de las piedras para escuchar, fascinada, todo un mundo inventado por su imaginación. Pienso en las horas que llevan los niños entretenidos sin ningún juguete, y en el absurdo afán de los papás de llenarlos, sobre todo en estos días de Navidad y Reyes, de sofisticaciones electrónicas, o bien de juguetes cuyo gusto por usarlos les dura no más de quince minutos, si antes no se rompen, se descomponen o las piezas se pierden. Cuando los niños juegan, exploran, aprenden y desarrollan habilidades; toman turnos, comparten, negocian, crean e imaginan. Resuelven problemas y se enfrentan a la realidad, por ejemplo, cuando juegan a ser policía, profesora, bombero, médico, papá o mamá. Estoy aburrido... Al oír esto, las mamás brincamos y cometemos el error de darles la solución; los llenamos de clases y actividades o peor aún, les prendemos la tele. Los niños al ver 28 horas de tele a la semana, ya no tienen tiempo para el ocio ni para ellos mismos. A veces es bueno dejar que el niño se aburra, porque irónicamente, es a través de ese periodo transitorio de poco estímulo que su mundo interior cobra vida y la creatividad se dispara. El niño encontrará y creará "juguetes" de lo que esté al alcance de la mano. Los palitos se convierten en muñecas, las muñecas en princesas, y las princesas en las actrices de su obra. Mientras más oportunidades tenga el niño de disfrutar de la riqueza y franca fantasía del juego, más sólido será su desarrollo. Los mejores juguetes. Los expertos dicen que los juguetes básicos como la plastilina, los cubos, las crayolas, los disfraces y las pelotas son mucho mejores que los juguetes educacionales de alta tecnología. Incluso nos avisan que los juguetes caros pueden restringir el progreso de los niños al sofocar la creatividad e impedir el desarrollo de sus habilidades sociales. Cinco cosas que recordar cuando juegues con tus hijos 1.- No se trata de ti. Permite que sea él el que dirija. 2.- Conviértete en un niño. Atrévete a hacer simplezas. 3.- Haz del juego una prioridad. Te conecta y une con ellos como nada. 4.- Tosquea. Tu hijo sabe cuándo estás jugando. 5.- Diviértete. No te preocupes por las reglas o por quién va ganando. Disfruta el estar juntos. Recuerda que lo que más necesitan los niños no son los juguetes caros, es tu tiempo y tu atención. Nada reemplaza el aprendizaje de explorar el mundo y compartir lo que descubre contigo... Si tu niño tuviera la madurez para hacerlo, te diría: me encanta cuando juegas conmigo, haces simplezas y nos reímos. Tengo muchos juguetes, pero ¡ninguno se compara contigo! Me divierte tratar de imitarte, jugar luchitas o a la comidita. Contigo no me da miedo intentar algo nuevo porque ¿sabes? siempre me siento seguro. ¿Jugamos?

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