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Ser Humano / EDAD MADURA ¿INCERTIDUMBRE?

Psicólogo Ricardo Mercado Dávila

La edad adulta está envuelta de mitos. Uno de los más consolidados es aquél el de que, la madurez, inevitablemente forma parte del proceso de envejecimiento. Así, en la medida en que nos hacemos mayores, ganamos madurez. De ahí, el shock que sufren muchas personas entre los 35 y 50 años, cuando descubren que no es así. Sus vidas han estado llenas de actividades y metas, pero de pronto se sienten a la deriva, perdidas, inseguras del futuro e incluso más inseguras de su pasado y de los logros que obtuvieron. El esperado descubrimiento de la madurez, si no se produce, hace que muchos se sientan prisioneros de emociones que creían haber dejado atrás. El malestar llega a ser tan grande que muchos fingen para evitarlo.

Una primera reacción suele ser el negarlo pretendiendo que nada ha cambiado o, en extremo opuesto, intensificando la actividad. Otros hacen intentos desesperados para escapar desafiando al tiempo, teniendo una aventura con una mujer o con un hombre más joven, o en casos más extremos, emprendiendo con energía una última apuesta para ganar autoestima y destacar mediante el juego, la bebida, las drogas o el sexo. Este ?empapelar la grietas? intenta llenar el vacío interior que deberían ocupar sus emociones y sentimientos. El resultado es con frecuencia una crisis en la edad madura que suele tomar al Ser Humano por sorpresa.

Ahora bien, la pregunta que podemos hacer es ¿por qué hay gente que sufre una crisis de edad madura y otra que no? Algunas personas están claramente destinadas a sufrirla, pues tienen una existencia exclusivamente unilateral, de modo que cualquier acontecimiento adverso puede inclinar la balanza en su contra. Sin embargo, otras personas en circunstancias similares no padecen este tipo de crisis.

¿QUÉ HACER PARA EVITAR LA CRISIS?

La segunda mitad de la vida nos ofrece la posibilidad de llevar una existencia más rica y creativa. Es importante hacer énfasis en que dicha creatividad puede hallarse y expresarse en cualquier área de la vida del individuo en función de sus circunstancias. No hay un camino a seguir ni un conjunto de soluciones prefijadas, como tampoco es necesario que la llegada a la edad madura se revista de cierta uniformidad. Hay quienes sufren una crisis cuando aún son bastante jóvenes y otros que aparentemente no pasan por ella. Hay quien nace viejo y no vive la juventud, mientras otros nacen jóvenes y se empeñan en manipular sus vidas para evitar la ancianidad. Quienes ven la edad madura como un reto, como un momento de reflexión y aprendizaje, son quienes salen mejor parados.

En el pasado, lo habitual era recurrir a estereotipos para medirse ante la diversidad. Se tildaba a los hombres de ?el héroe, el emprendedor, el salvador, la víctima?, entre otros y es innegable que en la actualidad, existe el deseo permanente de investigar en el campo de los sentimientos con más franqueza. Los problemas de la edad madura son problemas de nuestro tiempo. La madurez es el mediador entre lo nuevo y lo viejo y tiene como meta la reconciliación de los opuestos que llevamos dentro.

La edad madura es una encrucijada en la que, al final de un camino encontramos la continuación del mismo, lo que significa el deseo de seguir con el mismo tipo de existencia.

Al final del otro camino, más difícil, está la lucha por llegar a asimilar los retos de la edad madura, hacer frente a los incómodos sentimientos de desesperación, desconfianza, angustia y frustración, mantenidos a lo largo de los años y que ahora exigen ser reconocidos.

Nuestra historia personal no debemos ignorarla. Aceptar el pasado, los errores cometidos, las esperanzas rotas y el abandono de ilusiones es el primer paso para encontrar una recompensa al ser capaces de enfrentarnos al futuro con más confianza.

Jung dijo ?conócete a ti mismo, conoce las leyes de tu propio ser. Acéptalas aunque te parezcan paradójicas e incompatibles con los puntos de vista que te han hecho adulto. Vívelas en lugar de vivir las vidas de tus padres y abuelos, de tus vecinos o de tus colegas?.

Vivamos pues esta etapa de gran desarrollo del Ser Humano dejando atrás todos los prejuicios y mitos que sobre ella se han hecho. Aprovechemos este momento de reflexión para aceptar lo que realmente somos. Comencemos desde ya a trabajar en un mayor conocimiento de nuestras capacidades para que, llegado el momento, tomemos la edad madura como la etapa más productiva de nuestra vida, como una etapa más de nuestro Ser Humano.

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