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Joaquín Gamboa Pascoe

Miguel Ángel Granados Chapa

Joaquín Gamboa Pascoe fue el único candidato priista derrotado dos veces en elecciones legislativas. En las de 1973, cuando el PRI ganaba todo, el dirigente obrero más conocido por su atildada vestimenta que por sus lances en bien de sus representados, no pudo ser diputado por tercera vez. Lo venció el panista Javier Blanco Sánchez, en la contienda por el 13º distrito capitalino. La prepotencia del partido en el poder, y la propia del líder sindical pasaron por alto ese percance, y tres años después Gamboa Pascoe se alzaba con la victoria en la elección senatorial. Pero dos sexenios más tarde, en 1988, la fórmula que encabezó -y en la que también figuraba el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, arrastrado así en la caída- logró menos del 27 por ciento de los votos en la disputa por los escaños senatoriales, que fueron ocupados por Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez, triunfadores con más de diez puntos sobre los candidatos priistas.

Abandonado así por la política partidaria, desde entonces Gamboa Pascoe se refugió en sus negocios y en cargos en la federación cetemista del DF, desde donde alcanzó el carácter de primer secretario sustituto en el comité nacional de la Confederación de Trabajadores de México. Ayer fue designado en reemplazo de Leonardo Rodríguez Alcaine. Su nombramiento es una vuelta al pasado más remoto. Debe averiguarse si sus electores obraron conscientemente, lo que implica que viven ese mismo tiempo. O si lo hicieron por inercia, desmemoriados. O, peor aun, si ese acto anuncia su confianza en el futuro. Así como se vuelve al ayer en la dirección cetemista, quienes lo decidieron ¿esperan la restauración del poder priista a la antigua usanza, no sólo la victoria presidencial el año próximo?

Entre broma y veras, en una fecha tan lejana como diciembre de 1978 el periodista Manuel Buendía esbozó una predicción convertida al correr de los años en realidad: “El día que desaparezca Fidel Velásquez, México ya no será el mismo, y buen número de caricaturistas podrá quedar sin empleo. Pero ese nefasto acontecimiento aún está lejano. Enhorabuena. La segunda fuerza política del país se recupera satisfactoriamente de una operación en las vías renales. Aleluya. Podemos celebrar tranquilamente la Navidad y esperar con buen ánimo el Año Nuevo.

“Como cuando en el cuarto del hospital comienzan a retirar las botellas de suero y los tanques de oxígeno -al tiempo que del árbol de enfrente alzan el vuelo los defraudados gallinazos- así han tenido que retirarse de la cabecera del enfermo dos senadores: Joaquín Gamboa Pascoe y Leonardo Rodríguez Alcaine. Han apagado los cirios y las veladoras porque aún no ha llegado el momento de las tinieblas para la CTM; es decir, cuando alguno de los dos tenga que medir sus propios pies en los zapatos de Fidel Velázquez”.

Demoró el acontecimiento, pero no sólo uno sino ambos dirigentes citados por Buendía ocuparían el lugar de Velázquez. Rodríguez Alcaine a partir de junio de 1997 -casi veinte años después del pronóstico- y Gamboa Pascoe a partir de ayer. De haber ocurrido en 1978 la falta del dirigente cetemista el reemplazante no hubiera sido Rodríguez Alcaine, que apenas cumplía su tercer año al frente del poderoso sindicato de electricistas y festejaba apenas el primer aniversario de la aniquilación de sus adversarios. Gamboa Pascoe, en cambio, era el líder de los senadores priistas, es decir de todos los ocupantes de curules en Xicoténcatl, pues en aquel entonces las veleidades ciudadanas no eran todavía eficaces para hacer que entraran en la vieja casona legisladores procedentes de la oposición.

Abogado por la UNAM -fue miembro de la generación 1939, como José López Portillo-, Gamboa Pascoe se dedicó a su profesión libremente y luego se convirtió en asesor jurídico de la federación cetemista capitalina, encabezada por Jesús Yurén, que alternaba con Velázquez en la representación senatorial del DF. Gamboa Pascoe fue suplente de “don Fidel” como se le llamaba unciosamente en los medios políticos, en 1958, lo que le permitió ser diputado federal tres años más tarde y de nuevo en 1967. Pero hasta entonces lo suyo eran las asesorías sindicales y los negocios, cuyo volumen se acrecentó a partir de 1971, al crearse el Infonavit, que en su primera modalidad permitía a los dirigentes laborales anchos márgenes de utilidad en la concesión de créditos y contratos de construcción.

A pesar de su derrota de julio de 1973, la muerte de Yurén en septiembre siguiente dejó a Gamboa a cargo del cetemismo capitalino. La importancia de esa posición se abultó por su relación amistosa con López Portillo, que lo hizo senador y líder de esa Cámara. También lo favoreció haciéndole saber que su sucesor sería Miguel de la Madrid. Así lo narra éste en sus memorias, donde también ofrece esta información:

“El universo del autotransporte es muy rudo en todas partes del mundo. Los problemas en ese gremio normalmente se arreglan a balazos. Aquí la situación no es distinta. Isidoro Rodríguez, que es el empresario del transporte más importante del país, está asociado tanto con Joaquín Gamboa Pascoe como con Carlos Hank González. El problema se complica porque Rodríguez ha ido haciendo de lado a Rubén Figueroa, quien a su vez también es amigo de Gamboa Pascoe”.

El ex presidente cita un conflicto en el transporte, donde las relaciones de trabajo son “leoninas”. Y cómo no, si el capital y la representación obrera recaían en una misma persona, el hoy nuevo líder de la CTM.

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