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La Laguna y sus Hombres / DON LEONARDO ZULOAGA

Raúl Cuéllar Moreno

Vasco de carácter fuerte y violento, sobrio y laborioso hasta el máximo; muchas veces en choques con criollos y mestizos; con educación superior y que junto con sus hermanos, don Pedro y don Ramón emigró a México por la problemática que existía en su tierra Guipúzcoa. Lógicamente emigró a la tierra conquistada por los de su raza, a la Nueva Vizcaya. Sus hermanos siguieron a Chihuahua y él compró en 1830 a los herederos de don José María Herrera la Hacienda de Santa Ana de los Hornos que había sido fundada por los jesuitas de Parras y que ahora sería el centro motor de esta región y fuente de trabajo, progreso y abundancia.

En 1830, se casó con la joven señorita Luisa Ibarra originaria de Parras, Coahuila que aportó como dote parte de la Hacienda San Lorenzo de Parras, él pagó el resto para poseerla completamente.

ENAMORADO DE LA LAGUNA

En carta de don Leonardo Zuloaga a sus hermanos don Pedro y don Ramón que fueron a vivir a Chihuahua, escribe:

Al poniente del Estado de Coahuila, donde confina con el Estado de Durango, hay un valle de inmensa extensión y gran parte de sus tierras son de la hacienda de San Lorenzo de La Laguna, que perteneció al Marqués de San Miguel de Aguayo, después a los señores Carlos y Jacobo Sánchez Navarro y últimamente está en venta.

Notable es este valle por la rara fertilidad de sus tierras, todas de pan llevar por la benignidad de su clima y por la variedad y abundancia de sus productos: maíz, frijol, algodón y trigo, es lo que ahora se cultiva con preferencia, pero se tiene experimentado que también se dan buenos el tabaco, la caña y el garbanzo.

Para la cría de animales hay en toda la extensión en sus terrenos abundantes y ricos pastos, las vacas y las ovejas que se crían allí, llaman la atención por su corpulencia y los caballos de La Laguna tienen una nombradía nacional.

Bosques impenetrables de mezquites gigantescos, alamedas, saucedas y tututysales (sic) a modo de planteles que ocupan algunas leguas de longitud; andar por las veredas de estas espesuras en la primavera es una delicia.

Fecundan este valle los ríos Nazas y Aguanaval, el primero, baja caudalosamente en junio y no se corta algunas veces en todo el año, el segundo corre tres o cuatro meses, ninguno de los dos tienen cauce desde que entran a la llanada con entera libertad derraman y reparten sus aguas por distintas direcciones ya regando mansamente y sin ruido el plano, o tomando las pequeñas corrientes que varían con frecuencia. El Nazas viene del Estado de Durango, el Aguanaval de Zacatecas, ambos traen siempre sus aguas turbias de lama con que fertilizan su lecho, su lecho es el valle.

LEONARDO ZULOAGA

22 DE ABRIL DE 1848

Don Leonardo Zuloaga no era político ni militar, era empresario incansable, junto con don Juan Francisco Jiménez, compró a los hermanos Sánchez Navarro la enorme Hacienda de San Lorenzo de La Laguna, quedándose él, con la parte coahuilense de la misma, teniendo como límite el río Nazas.

COMPRA DE LA HACIENDA DE SAN LORENZO

El 24 de abril de 1848, en Saltillo, Coahuila se presentaron: don Jacobo Sánchez Navarro, con carta poder de su hermano licenciado don Carlos Sánchez Navarro, don Leonardo Zuloaga y don Juan Ignacio Jiménez para comprar estos últimos, la hacienda de San Lorenzo y sus anexos y mercedes en la cantidad de 80 mil pesos con gravamen del cinco por ciento.

Estableció un moderno sistema de riego en forma titánica; a punta de pico y pala abrió un enorme sistema de canales que aún en la actualidad cuando lo recorres en partes, asombra. Construyó la presa principal y múltiples ranchos (ranchos: campamento con comida para muchos) en aquellas tierras solitarias y muchas de ellas verdaderos páramos (páramo: terreno yermo, estéril, plano y solitario) que fueron ahora fuentes de trabajo y en progreso constante.

Claro que una obra de tal magnitud hacía necesaria una serie de compromisos de capitalización con firmas importantes y por cantidades que por garantía principal tenían las tierras mismas y la calidad moral del empresario.

Para su amigo principal buscó un hombre semejante a él, Santiago Vidaurri. Gobernador de Nuevo León que aprovechando la guerra civil de Estados Unidos y al ver que Coahuila despertaba al progreso, y de acuerdo con otros grandes empresarios, unió a los dos estados en uno: Estado de Coahuila-Nuevo León, como fue registrado en la Constitución en 1857. Pero el desorden político y militar en el centro y sur del país, hizo que Benito Juárez huyera al norte acudiendo al único Estado progresista en esa época, exigiendo fondos monetarios para la causa y exigiendo también que los ingresos que la frontera producía pasaran a manos del gobierno central; Vidaurri terminantemente se lo negó (posteriormente se lograría esto último y hasta la fecha el producto de nuestras fronteras va a parar al Distrito Federal y tiempo después hubo un loco que trajo chilenos a manejar el negocio).

Posteriormente trató de congraciarse con el presidente, pero el odio personal había nacido y terminaría en el paredón.

La amistad que tenía con Vidaurri le trajo al señor Zuloaga grandes problemas y el producto de 16 años de trabajo, fue destruido sobre todo después del episodio de Matamoros (que por su importancia merece un capítulo completo).

Los campesinos de Matamoros que tenían muchos años luchando por sus derechos sobre sus tierras, que indebidamente les vendió el gobierno de Saltillo. Indebidamente porque legalmente tenía dueños El Marqués de Aguayo, después los señores Sánchez Navarro y finalmente el señor Zuloaga; habiendo reclamado, se les dijo que no podía devolverse el dinero, porque ya se había dispuesto de él; los colonos de San José de Matamoros con valor, decidieron no abandonar sus tierras y luchar por ellas. El señor Zuloaga asistido por el derecho legal que sus títulos le daban, también decidió luchar. Una lucha ocasionada por los irresponsables de Saltillo. Zuloaga fue vencido y tuvo que huir de la Hacienda de Hornos que fue destruida y quemada. No paró ahí la violencia y se propagó a todo su latifundio que fue destruido progresivamente; el progreso conseguido se perdió y los campesinos quedaron sin fuente de trabajo y en la miseria.

La impotencia y la rabia de ver destruida su propiedad y su obra y la imposibilidad de tener un apoyo adecuado del Gobierno del Estado hizo que tuviera un enfrentamiento violento y grave con su amigo Vidaurri; todo aquello hizo que cayera enfermo gravemente y fue traído a Parras. Nunca más regresó a su casa querida en la Hacienda de Hornos; 25 años de trabajo de su esposa para hacer de esa casa un palacio, ardieron y quedaron hechos cenizas con los sueños del empresario. Cuando el odio se convirtió en río, lo irracional de la corriente, arrasó con todo para cambiar el panorama de su región querida.

Murió el 21 de febrero de 1865 a los 59 años de edad y fue sepultado en Parras, Coahuila, con él murió la época de los latifundios y los grandes terratenientes en La Laguna de Coahuila.

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