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La Laguna y sus Hombres / DON JUAN IGNACIO JIMÉNEZ

Dr. Raúl Cuéllar Moreno

Originario de Cuencamé, Durango, agricultor y ganadero de gran entusiasmo y valentía para enfrentarse continuamente a las tribus Bárbaras que asolaban la región, era arrendatario de don Juan Nepomuceno y de los Sánchez Navarro ahora dueños de las posesiones del Marqués de Aguayo.

Alentado por las facilidades que el Gobierno de la Nación daba a quienes sembraban algodón e instituyeran fábricas textiles, unió esfuerzos con don Leonardo Zuloaga para comprar la Hacienda de San Lorenzo de La Laguna con el acuerdo mutuo de que el señor Jiménez se quedaría con la mitad correspondiente a Durango y el señor Zuloaga la mitad correspondiente a Coahuila; el río Nazas sería la división de las propiedades.

Los límites con la Hacienda de San Fernando (hoy ciudad de Lerdo, Durango) propiedad de don Juan Nepomuceno Flores, fueron: una línea que arrancaba en la parte más alta del Cerro de las Calabazas (llamado así por la abundancia de calabacillas silvestres), punto donde se hizo una mojonera, y de ese sitio la línea iba directo a la Loma de la Becerra, luego a la Noria de Torrecillas y finalmente a la parte más alta de la Sierra de Mapimí (posteriormente se haría un canal, el ?tajo de la línea? paralelo a este lindero).

Los ranchos de la zona de San Juan de Casta Río Abajo, estaban rentados a don Juan Ignacio Jiménez, quien a su vez subarrendaba las labores a diversos labradores, y en ocasiones su carácter fuerte y violento hacía que cobrase los arrendamientos con la misma violencia, los tiempos lo exigían. También era arrendatario de los Hermanos Sánchez Navarro.

Recién habían comprado la Hacienda de San Lorenzo él y el señor Zuloaga, se inició la guerra de invasión de Estados Unidos, pero éstos llegaron sólo hasta Durango y a Parras en La Laguna. En realidad todos esos movimientos rara vez llegaban a esta región en la que tenían sucesos sangrientos con los indios Bárbaros, pero a pesar de todo iniciaron sus trabajos de colonización.

Con el ejemplo del gran prócer don Juan Nepomuceno Flores, se aplicaron a su tarea; el río más allá de San Fernando, no tenía cauce y derramaba sus aguas en aquellas interminables selvas de mezquites y álamos y se sembraba aprovechando las humedades que aquél dejaba.

El señor Jiménez principió en 1849 la construcción de la presa de Calabazas, derivando las aguas del río, por su margen izquierda para irrigar las tierras comenzadas abrir al cultivo en Santa Rosa.

Inmediatamente después, en 1850 por la margen derecha, a 1600 metros abajo, comenzó el señor Zuloaga la presa Vieja del Carrizo donde por orden suya don Pedro Santa Cruz su administrador de la concepción, construyó una cuadra de 100 varas por lado que en su esquina sureste tenía un Torreón y el canal que llevara las aguas al rancho de San Antonio de los Milagros hoy Coyote.

Don Juan Ignacio Jiménez en su ímpetu constructivo, varias veces rebasó la ley, como: construir una ?cortina? en el lecho del río para desviar la corriente hacia su margen izquierda; en presencia de autoridades competentes, tuvo que destruirla. Después al iniciar el canal de Santa Rosa se excedió en las dimensiones del mismo; en los tiempos de riego y distribución del agua, con frecuencia también se excedía y tenía la autoridad correspondiente que llamarlo al orden. Ya expropiada sus tierras pero aún participando como socio, el 22 de julio de 1873 tuvo diferencias de límites en la Boca de Río Viejo del Nazas con doña Luisa Ibarra viuda de Zuloaga y acudieron a las diligencias legales por parte de ella, su administrador general don Mateo de la Patza, su apoderado Juan Antonio Salas y el ingeniero Hidro-Agromensor don Manuel Lobo. Y por el señor Jiménez los nuevos empresarios: don Santiago Lavín, don Roberto Jameson, don Guadalupe Yáñez y don Esteban Santoyo.

Falleció el señor Jiménez, un hombre lagunero 100 por ciento, que llenó toda una época, 50 años de lucha y valor; constructor de la era de terratenientes y latifundios ganados a su dueño original, el indio bravío del norte y a la naturaleza misma a brazo partido para construir las bases de nuestra Región Lagunera de Durango y quedara por siempre en nuestra memoria, don Juan Ignacio Jiménez.

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