Benedicto XVI expresó su rechazo a las uniones de facto, tanto hetero como homosexuales y a la manipulación de embriones con fines científicos.
Roma, (Notimex).- Las uniones de facto son "formas modernas de disolución del matrimonio" y las uniones gay son "una expresión de anarquía", señaló hoy el Papa Benedicto XVI, quien condenó la manipulación de embriones con fines científicos.
"Es contrario al amor humano, a la vocación profunda del hombre y de la mujer, pensar en no tener hijos" y "lo es aún más suprimir o manipular la vida que nace", dijo el Papa al inaugurar el Congreso Eclesial Diocesano de Roma en la basílica de San Juan de Letrán.
"También en la generación de hijos el matrimonio refleja su modelo divino, el amor de Dios por el hombre", añadió Joseph Ratzinger.
Indicó que "en el hombre y en la mujer la paternidad y la maternidad, como el cuerpo y como el amor, no se circunscriben a lo biológico: la vida viene dada enteramente solamente cuando con el nacimiento son dados también el amor y el sentido que hacen posible decir sí a esta vida".
"Justamente aquí se vuelve del todo claro cuanto es contrario al amor humano, a la vocación profunda del hombre y de la mujer, cerrar sistemáticamente la propia unión al don de la vida y, aún más, suprimir o manipular la vida que está por nacer", añadió.
Benedicto XVI expresó su rechazo a las uniones de facto, tanto hetero como homosexuales, que en su opinión representan formas modernas de disolución del matrimonio.
También se refirió a los "pseudo matrimonios" entre homosexuales, a los que calificó como "expresión de libertad anárquica que se hace pasar equivocadamente como verdadera liberación del hombre".
Esas uniones, dijo, no son otra cosa que "formas que arrancan a Dios del hombre, envilecen el amor humano, suprimen la auténtica capacidad de amar de nuestro tiempo".
"Tal pseudo libertad se funda en una banalización del cuerpo que inevitablemente incluye la banalización del hombre", advirtió.
El libertinaje, añadió, "que se hace pasar como descubrimiento del cuerpo y de su valor, es en realidad un dualismo que hace despreciable al cuerpo, colocándolo, por así decirlo, fuera del auténtico ser y dignidad de la persona".
El Pontífice reiteró "el valor único e insustituible de la familia fundada en el matrimonio" y la necesidad de iniciativas legislativas y administrativas "que apoyen a la familia en la tarea de generar y educar a los hijos, tarea esencial para nuestro futuro común".
