Adiós al filósofo investigador

Etiquetar a Federico Álvarez Arregui (San Sebastián, España, 19 de febrero de 1927-Ciudad de México, 18 de mayo de 2018), con un solo adjetivo es difícil, por eso, su partida es una noticia muy lamentable para las letras mexicanas, aseguró Geney Beltrán, Coordinador Nacional de Literatura.

En entrevista, el escritor cultural destacó que Álvarez Arregui fue un destacado hombre de letras, quien deja una huella perpetua como ensayista, editor, crítico literario, investigador, periodista, profesor y traductor. "El fallecimiento de este literato excepcional es una noticia muy triste para la literatura mexicana", reiteró acongojado.

Dijo que tuvo diversas facetas en el campo de las letras, y como representante de la generación de españoles transterrados que se estableció en México desde muy jóvenes, para desarrollarse intelectual y culturalmente desde mediados del Siglo XX; Álvarez compartió esa experiencia con otros autores exiliados, como José de la Colina, Tomás Segovia y otros.

"Para muchas generaciones de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, la cátedra de Álvarez Arregui fue reveladora y estimulante, "era la posibilidad de conocer a un profesor erudito y apasionado que acercaba los temas de la historia la cultura de España y América, de teoría literaria, con gran capacidad didáctica y un entusiasmo siempre vivo".

Beltrán Félix agregó que como editor, "debemos mencionar su paso por el Fondo de Cultura Económica (FCE), Siglo XXI Editores, y su labor al frente de la Revista de Bellas Artes. "Fue un crítico literario pertinaz, sagaz, de gran cultura crítica y enorme capacidad de argumentación; esos elementos hacen difícil encasillarlo o etiquetarlo con un solo adjetivo".

El deceso de Federico Álvarez Arregui, a los 91 años de edad, ocurrió esta mañana en la Ciudad de México.

Llegó a la Ciudad de México en 1947 e ingresó a la carrera de Letras en la UNAM. Se licenció en 1965 y regresó a Cuba para impartir clases en la Universidad de La Habana. En 1971 viajó a España donde lo nombraron director del Fondo de Cultura Económica.

En 1982 volvió a México e hizo estudios de posgrado en Letras Hispanoamericanas y Filosofía. Fue profesor en la Facultad de Filosofía y Letras, además de impartir cursos de historia de la literatura, teoría literaria y semiótica. En 2003 recibió, merecidamente, el prestigiado Premio Universidad Nacional en el área de Docencia en Humanidades.

En 2016 se celebró una mesa-homenaje en el Palacio de Bellas Artes con motivo de sus 90 años, y ahí se recordó que realizó estudios de Ingeniería Civil en la Universidad de La Habana y obtuvo el grado de maestría y doctorado en la UNAM. Colaboró con Huberto Batis, Fernando Benítez, José Emilio Pacheco y José Pagés Llergo, además, amigos todos.

El profesor en la Facultad de Filosofía y Letras desde 1982, recibió un homenaje en 2013 en el Palacio de Bellas Artes, en donde indicó: "Cuando yo me vaya, con más de 90 años, recordad que he dicho esto: sed buenos, nobles y quered a la facultad".

La muerte fue uno de los temas a los que se refirió en los últimos años de su vida. En el libro Una vida. Infancia y juventud, publicado en 2013, escribió:

"Tengo ochenta y seis años. Me imagino a mí mismo esperando tranquilo la muerte. Es una imagen que me satisface, que acaricio a mi gusto: me veo más o menos lúcido, sereno, sin grandes dolores; sé que todavía me quedan algunos minutos, acaso algunas horas. Estoy en casa, en mi cama, tal vez sentado en un sillón. Pero es como un fusilamiento. Miro fijamente la boca de los fusiles."

El maestro Álvarez se especializó en historia de la literatura, teoría literaria y semiótica. Fue director del Fondo de Cultura Económica de España, editor de la Revista de Bellas Artes y de la revista México en el Arte del INBA.

Inició sus estudios en su país natal concluyendo el bachillerato en Cuba. En 1947 viajó con su familia a México para volver a empezar su carrera de ingeniero civil.

Fue destacado traductor y entre sus obras académicas se encuentran El debate del Nuevo Mundo y Los otros libros.

 FEDERICO ÁLVAREZ ARREGUI

Sus pasos en el país

En México, se dedicó también a labores editoriales, en Siglo XXI, y periodísticas, como colaborador semanal en el diario Excélsior (trabajo recopilado en Vaciar una montaña). También, fue director de La Revista de Bellas Artes, del Centro de Bellas Artes, de México en el Arte y de la Revista de Literatura Mexicana del Centro de Estudios Literarios del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM. Fue profesor y conferencista en diversas universidades americanas y españolas, y colaborador en distintas publicaciones de América y Europa, y llegó a ser autor de un importante número de artículos y estudios críticos. Se considera igualmente significativa su labor traductora de grandes figuras de la teoría literaria, tales como Tzvetan Todorov y Georg Lukács. Fue docente en Teoría Literaria en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

Sus obras

Federico Álvarez Arregui, es autor de:

⇒ Una vida. Infancia y juventud (2013).

⇒ Vaciar una montaña. (2009).

⇒ Periodista Andrés Bello (1981).

⇒ Los nombres sin tumba (2000).

⇒ Todorov, Tzvetan, Frente al límite (1991).