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MARÍA DEL CARMEN MAQUEO GARZA

FALACIA DIGITAL

En la actual época digital, es notable el modo como los medios audiovisuales influyen en la formación de opiniones. Con base en lo anterior, se explica que las figuras públicas destinen carretadas de dinero para la creación de la imagen que habrán de vender al mundo. Nuestros políticos no han sido la excepción, y vemos con dolor la enorme cantidad de recursos que se han distraído de rubros de primer orden para pago de productos que pretenden construir una imagen pública que les retribuya en convicción, popularidad o votos.

Estamos a tal grado inmersos en esta cultura audiovisual, que difícilmente alcanzamos a percatarnos de la incongruencia que llega a haber entre la realidad y la proyección. Nos hemos acostumbrado a creer en el valor de la imagen como si fuera una verdad absoluta, sin reparar en mayor medida en lo que hay detrás, que bien pudiera ser todo lo contrario.

Dos de los autores que más hablan sobre la cultura digital y sus variantes, Zygmunt Bauman y Gilles Lipovetsky, enfatizan respecto a este fenómeno que tiene que ver con la disociación entre imagen y contenido, y nuestra tendencia como usuarios a inclinarnos a favor de la imagen, concediendo al contenido menor importancia de lo que se debería. Hay muchos ejemplos de distinto orden, pero esta vez me permitiré valerme de uno reciente y muy dramático para ilustrarlo:

Durante la semana que termina, se dio a conocer un caso de extremo abuso físico y psicológico ocurrido en California. Se trata de 13 niños y jóvenes que eran mantenidos encadenados, privados de afecto y de suficiente alimento, y que además eran torturados por sus propios padres. Estas condiciones de maltrato crónico se fueron agravando con el tiempo, hasta que hace 4 años los sujetaron a sus camas, primero mediante cuerdas y posteriormente -por el intento de huída de uno de ellos- con cadenas y grilletes. La edad del mayor es de 29 años y de la más pequeña, 3 años. Todos, a excepción de la más pequeña, mostraban claros signos de retraso en peso, talla, socialización y desarrollo intelectual. David y Louise Turpin, de 56 y 49 años de edad, padres de los afectados, además de la sujeción, ejercieron muchas otras formas de tortura, como mantenerlos despiertos todas las noches; en muchas ocasiones, no autorizarles ir al baño; forzarlos a hacer una comida -escasa- al día; permitirles bañarse una vez al año, y algo que me parece inconcebible, comprar alimentos apetitosos que dejaban cerca de ellos sin que pudieran probarlos, o bien, el hecho de que ambos padres consumían esos productos frente a sus hijos, quienes sólo miraban…

Todo lo anterior sucedía de manera cotidiana sin acaso levantar sospechas por parte de los vecinos. A raíz de que se pusieron al descubierto las condiciones infrahumanas en que vivían los 13 hijos, circularon diversas publicaciones de redes sociales en las que aparece la familia luciendo feliz, tanto en Disneyworld como en Las Vegas, a este último lugar fueron en el 2016 con todos los hijos para renovar sus votos matrimoniales. Hoy quise revisar unos datos, pero me topo con que ya no es posible acceder al Facebook del matrimonio, cuando antes de que lo bloquearan, había unas 40 fotografías de la familia completa en distintas poses y momentos, vendiendo al mundo la idea de una familia bien integrada que disfrutaba y se divertía.

El retraso en peso, talla y desarrollo psicomotor de los hijos ya estaba presente en el tiempo en que se publicaron esas fotografías, sin embargo, no es muy evidente en las imágenes, que además presentan el evento social, no el médico. El gravísimo problema ya estaba allí, pero los padres lograron enmascararlo de muy diversas maneras, y los hijos - que vivían en pánico, según refiere la que logró escapar e hizo la denuncia -no fueron capaces de delatar nada. A la serie de razonamientos falsos que existen y que se conocen como "falacias", agregaríamos esta nueva bajo la premisa de: "Lo que se ve no se cuestiona", para destacar el peso que llega a tener una imagen, al punto de inhibir nuestro juicio crítico.

A la fecha, ambos padres se han declarado inocentes de tortura y maltrato, y por lo pronto, se les ha fijado una fianza de 12 millones de dólares a cada uno. Las fotografías de su detención los muestran, a él con su cabello lacio y largo "de cazuela", poco expresivo, y a ella con un gesto contenido o extraviado, según quiera interpretarse. Ambos se convierten ahora en personajes siniestros, cuando hasta hace poco pasaban por un matrimonio feliz y amoroso. ¡Paradojas terribles de la vida!

Sirva este dramático ejemplo para alertarnos con relación al valor relativo que tienen las primeras impresiones, y la necesidad de hacerlas acompañar de elementos adicionales, antes de emitir un juicio.

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