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Verdades y Rumores

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EL AGENTE 007

Cuentan que además de los pendientes en el vapuleado INE y el tremendo Trife sobre el culebrón de la elección de Coahuila, el gober electo Miguel Riquelme se mantiene ocupado en revisar con lupa las últimas acciones de su exjefe Rubén Moreira, quien está a unos días de dejar la Silla Máxima del Palacio Rosa, aunque sigue buscando la manera de dejar su huella sin dar mucho espacio a quien se perfila como su sucesor, si la corte electoral federal no da un golpe de timón a sus criterios. Uno de los asuntos en los que, según los subagentes, tuvo que intervenir la gente de don Miguel fue el de la iniciativa presentada por don Rubén para modificar el Código Penal en la que se contemplaba la despenalización del aborto, medida que hizo saltar de inmediato al sector más conservador de la sociedad coahuilense, que no es tan pequeño como algunos creen.

Dicen que Riquelme vio en la reforma un alto riesgo de que los ánimos se encendieran aún más contra el régimen y que, incluso, los antiabortistas pudieran unirse en una sola voz con quienes piden la anulación de la elección. Era algo así como preparar un coctel molotov que llegaría encendido en el cambio de administración. Dadas las condiciones actuales y el hecho de que don Miguel es más pragmático y menos ideológico que Moreira II, solicitó a los diputados priistas encabezados por el pastor del Congreso local, Chema Fraustro, que ni siquiera sometieran a votación del pleno la iniciativa, cosa que hicieron. Como apunte, don Chema suena como la carta fuerte para encabezar el posible gabinete de Riquelme como secretario de Gobierno, así que sus lealtades ya están más con el torreonense que con el saltillense, aunque falta que se confirme oficialmente el triunfo tricolor. Con el cubetazo, el gober electo apagó, por el momento, un nuevo incendio, aunque queda todavía un mes de gobierno en el que muchas cosas pueden ocurrir, además del sempiterno asunto pendiente de la megadeuda.

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Y ya que hablamos de la reforma al Código Penal, a toda la oposición -que tampoco es tanta- le pasó de noche la aprobación de reformas, cuando menos cuestionables, que pueden interpretarse como medidas políticas para endurecer el régimen y dar más armas al futuro mandamás para frenar a la crítica y protegerse a sí mismo. Resulta que en el paquete de modificaciones viene un nuevo delito que es el de obstrucción deliberada de vialidades que para muchos no es otra cosa que poner un freno a las manifestaciones callejeras, como las que se han visto en los últimos meses a propósito de la elección. Los defensores de la medida aseguran que no se trata de atentar contra la libertad de expresión, pero dado que no se puede hacer una marcha sin obstruir la vía pública, pues la consecuencia es evidente. Llama la atención que cuando se votó esta medida propuesta por el gober Rubén, de la oposición sólo estaba presente en el Congreso local Jesús de León, ya que sus correligionarios andaban en otros asuntos que, por lo visto, eran más importantes. A lo mejor debido a este nuevo delito fue que Guillermo Anaya y compañía decidieron ya no hacer marcha el sábado pasado y sólo armar un mitin en la Alameda, no fuera a ser que les tocara estrenar el Código reformado. En contraste, dicen que se aprobaron otros cambios para aligerar las penas contra funcionarios que incurren en irregularidades, además de que se pretende proceder contra las filtraciones de información clasificada por el gobierno estatal... sí, como la de la famosa megadeuda. Qué tal.

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Ahora que se abrió un nuevo capítulo patrocinado por el INE en la gustada e interminable telenovela de la elección coahuilense, priistas y panistas han comenzado a hacer sus apuestas sobre lo que pasará en la Sala Superior del Trife. Los blanquiazules de don Memo y los cuatro fantásticos juran y perjuran que con el nuevo incremento en el gasto de campaña de Riquelme ya no existen pretextos para que la corte electoral no anule la elección puesto que se cumple la causal de nulidad del artículo 41 constitucional. No obstante, dicen por ahí que ya tienen preparadas sus baterías para arremeter contra los magistrados en caso de que el Trife vuelva a corregirle la plana al INE, como ha venido haciendo, luego de la impugnación que presentará el PRI contra el dictamen que aprobó el Consejo General del instituto el lunes pasado. Pero para tratar de amarrar aún más el asunto, los anayistas tienen una carta reservada que no ha resuelto el INE y que tiene que ver con otros gastos no reportados por la campaña de don Miguel. Total, el cuento de nunca acabar. Por su parte, el PRI, que ha sido más bien moderado en sus festejos hasta ahora, jura y perjura que el Trife volverá a corregir la suma avalada por el INE bajo el argumento de que en el caso de los 84 videos no se garantizó, otra vez, el derecho de audiencia y que los consejeros fiscalizadores se excedieron, algo similar a lo que ocurrió con el famoso asunto de las facturas de Facebook. Pero los riquelmistas también tienen una carta bajo el brazo por si las cosas no les salen como esperan. En caso de que se mantenga el rebase del gober electo por arriba del 5 por ciento, los priistas le apuestan a que también el rebase de Anaya, de 8.73 %, casi igual que el de Riquelme, se mantenga y que, en la lógica de que el agraviado también agravió, los magistrados terminen por minimizar este hecho y no configurar la causal. Pero mientras son peras o manzanas, el tremendo Trife emplazó ya al instituto para que en no más de 10 días resuelva todo lo que tenga que resolver en materia de fiscalización para que, ahora sí, los magistrados se puedan sentar a revisar toda la elección coahuilense, impugnaciones panistas incluidas. Hay que estar al pendiente de este sinuoso caso que cada vez se parece más a la elección de Felipe Calderón y el Peje en 2006.

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Nuestros subagentes disfrazados de refrescos de cola y aguas minerales nos reportan que, como si no hubiera conflicto postelectoral, priistas y panistas compartieron el pan y la sal en el festejo del aniversario del ejido El Coyote, en Matamoros, que se llevó a cabo el domingo pasado y al que fueron invitados por el profe Jesús Contreras Pacheco, expriista líder del extinto Partido Primero Coahuila y cacique de aquellos rumbos. Resulta que en la misma mesa estuvieron muy contentos departiendo el propio Contreras con los priistas Paco Dávila y Rogelio Montemayor y el panista Jorge Zermeño, próximo alcalde de Torreón. Aunque no en la misma mesa, también estuvieron presentes en la pachanga Memo Anaya, Blanca Eppen y María Eugenia Cázares. Dicen los subagentes que Contreras Pacheco aprovechó muy bien la ocasión para amarrar varios cargos para su gente en la futura administración zermeñista y, de paso, dejar encaminada la reelección de su hija Claudia Contreras Barrios como regidora del Cabildo de Torreón. Y para redondear las gestiones, el matamorense dejó en claro que él buscará la diputación federal por el distrito 05, una candidatura de la que se espera salgan chispas porque se tenía contemplado que se le ofreciera a Leonel Contreras, hijo del exlíder pepecista, por lo que se vaticina que habrá pleito familiar.

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Cada día que pasa queda más claro que la obra del Metrobús es un verdadero galimatías. Nuestros subagentes disfrazados de maquinaria pesada nos comentan que hay harta confusión entre los trabajadores encargados de las labores de construcción de los carriles y guarniciones por donde pasarán los vehículos de transporte rápido en el bulevar Revolución. Y la confusión se debe a que un día llegan funcionarios de la Dirección de Obras Privadas -perdón, Públicas-, encabezada por Gerardo Berlanga, para dar una instrucción, y al día siguiente van funcionarios de la Secretaría provincial de Infraestructura, dirigida por Marco Antonio Dávila, para dictar una orden contraria que, incluso, implica deshacer lo que ya se tenía avanzado. Extrañas formas de ejecutar las obras en esta región. Pero el asunto no termina ahí. Resulta que hace un año, el director de Movilidad Urbana, Fernando García Tapia, dijo muy formalmente que la tarifa a cobrar a los usuarios se establecería una vez que fuera aprobado el plan de negocios que ya estaba en proceso de consenso con los transportistas. Pues bien, luego de varias fechas incumplidas, se ha llegado a noviembre y aún no se tiene el dichoso plan, es decir, no se sabe todavía cuánto se va a cobrar a los ciudadanos por el servicio y, para acabar pronto, tampoco se sabe si va a resultar rentable. O sea que, al paso que van, le dejarán una bronca más a don Jorge que arrancará sus funciones el 1 de enero de 2018 como jefe de esta polvorienta comuna.

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